Valladolid

La Crucifixión de Rioseco regala un puzle del paso a los niños de la cofradía

La cofradía ha promovido la idea con la colaboración de la Fundación Caja Rural de Zamora para hacer posible el puzle, que tiene 108 piezas con una instantánea de su paso en su capilla realizada por el fotógrafo local Cristian Pérez, que ha ganado la vigésima edición del Concurso de Fotografía Tomás de Sierra con una fotografías del paso del Ecce Homo que será la imagen del cartel que promocionará la Semana Santa riosecana en 2024.

Se han realizado 160 ejemplares del puzle, que se regalaron a todos los niños de hasta 10 años de la hermandad durante los pasados días de la Navidad en un acto en el que se presentó en la capilla de los Pasos Grandes con la presencia de numerosos hermanos, entre padres y niños. El presidente de la hermandad, Javier Ubal, expresó a los niños que ellos habían heredado el paso de sus antepasados, padres y abuelos, por eso les pidió que «vosotros, cuando seáis mayores, cuidéis de los más pequeños y de los más mayores». Por su parte, el secretario, Benito Conde, manifestó que «la Semana Santa pasa por los niños, sin ellos no tiene futuro». El puzle se puede adquirir en los establecimientos riosecanos de Ferretería La Llave y Zapatería San José.

También estuvieron presentes el alcalde y hermano de la cofradía, David Esteban, quien recordó a los niños que «en el paso está vuestro pasado, están vuestros antepasados», y el presidente de la Junta de Semana Santa, Antonio Herrera, que se alegró de ver «cómo la cofradía cuida a sus niños».

Ese cuidado por los niños, la Hermandad de la Crucifixión del Señor ya hizo realidad en 2017 cuando editó el cuento Un caballo llamado Longinos, escrito por la cofrade y maestra de Educación Infantil Beatriz Rodríguez del Rey, siendo el único cuento que existe dedicado a la Semana Santa de Medina de Rioseco en el que el protagonista es el caballo del Longinos, una de las figuras del histórico paso de la cofradía.

Los niños en la Semana Santa de Medina de Rioseco tienen un gran protagonismo. Al poco de nacer, son inscritos en la cofradía y cada año asisten, junto a sus padres, a la talla del paso, al desfile de gremios y a la procesión; visten la túnica morada, negra o blanca; incorporan a su vocabulario palabras como cadena, palote, eje u horquilla, y sienten devoción por una imagen cuya representación ha traspasado las barreras del tiempo.

Sin embargo, estos pequeños cofrades, como no se resisten a esperar tantos años a que por edad les corresponda portar el paso, construyen otros más pequeños, y en los días anteriores al Jueves y Viernes Santo es normal verles por calles y plazas arrimando el hombro en figuradas procesiones. Pequeños tableros en los que se ha colocado una cruz vacía con el letrero de INRI.