Rodolfo Padrones durante su jornada de limpieza de pinares. El Norte

Valladolid

Crisis del piñón ibérico: «He tenido que dejarlo después de toda la vida dedicado a ello»

Rodolfo Padrones, presidente de la Asociación Castellana de Elaboradores de Piñón, lamenta la situación a la que ha llegado «un sector tan olvidado y desprotegido»

Sofía Fernández

Valladolid

Martes, 18 de noviembre 2025, 06:45

«Uno no puede estar dos años sin recoger nada, ninguna familia aguanta eso», lamenta Rodolfo Padrones. Toda su vida profesional ha estado ligada al ... piñón ibérico, al oro blanco de Castilla. «Empecé a trabajar en la empresa familiar a los 17 años y tengo 42», expone. Pese a conocer años buenos, malos y regulares en el pinar, nunca se había enfrentado a un momento de crisis como el actual. «Esta última campaña (el ciclo de la piña comprende tres años) es ya el golpe final para muchos de los que nos dedicamos a un sector tan olvidado y desprotegido como este», asegura Padrones, quien es además, presidente de la Asociación Castellana de Elaboradores de Piñón (Acep).

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Hace tres años que cambió de trabajo aunque sigue ligado a los pinares de la provincia. «Tengo tres hijos y hay que buscar el trabajo donde sea. Ahora estoy limpiando pinares privados y con la duda de si alguna vez podré volver a dedicarme al negocio familiar del piñón, que era un negocio próspero y bonito en el que se ganaba bien para vivir», asegura el vecino de Villaverde de Íscar, donde se encuentra la empresa Piñones Padrones.

Sabe que el retorno de los que como él han dejado la actividad piñonera porque no hay nada que recoger es complicado. «Una vez que uno se coloca en una empresa o en una fábrica es difícil que a ciertas edades vuelvas al campo, porque en otros empleos tienes más derechos, más tiempo de ocio o vacaciones. Realmente, los trabajos como este son muy duros».

De momento, ha hecho un cambio en su actividad profesional y la actividad en la nave familiar permanece parada. «La gente apenas conoce el trabajo que hay detrás, pero no solo es recoger el piñón. Hay que almacenarlo, moverlo, secarlo para que las piñas se abran, cascar y envasar. Era un proceso que te ocupaba todo el año y es una pena que pueda desaparecer», finaliza.

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