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Lino de Paz con el alcalde de Bolaños y familiares junto a la placa descubierta en la entrada del parque El Norte

Valladolid

Bolaños de Campos rinde homenaje a Lino de Paz al cumplir 100 años

El centenario vecino de la localidad vallisoletana ha celebrado el siglo de vida arropado por su familia

Lunes, 29 de septiembre 2025, 19:34

Siempre es bueno y necesario reconocer la labor desinteresada de todas aquellas personas que dedican parte de su tiempo a mejor la vida de los ... demás. Un acertado y emotivo reconocimiento que este fin de semana rindió el Ayuntamiento de Bolaños de Campos a su veterano vecino Lino de Paz Foces por sus trabajos durante años para mejorar el parque de la localidad en un acto en el que también se festejó sus recién cumplidos cien años. Se da la circunstancia que, según recuerdan los más mayores, Lino es el primer vecino del pueblo que llega a los cien años, ya que sí que lo han hecho varias mujeres.

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A media tarde del pasado sábado, numerosos vecinos, amigos y familiares se daban cita a la entrada del parque, donde una hija de Lino, Carmen de Paz, dos de sus bisnietos, Xandre, Manuel, y Manuela, otro familiar, descubrían una placa «por la que reconocimos que nuestro parque es lo que es gracias a tu esfuerzo y dedicación», en palabras que el alcalde, Alberto Callejo, dirigió al homenajeado con palabras de agradecimiento en nombre del pueblo de Bolaños. Además, expresó la frase que le había dicho un vecino que «para vivir 100 años hay que nacer en Bolaños», para hacer un sentido alegato en favor de la vida en el medio rural, recordando que es la tercera persona de Bolaños que en dos años ha cumplido un siglo de vida, «lo que significa que en los pueblos hay calidad de vida, que se puede vivir bien, que se puede vivir muchos años». Tras el acto del parque, la familia invitó a todo el pueblo a chocolate con bizcochos en el salón del teleclub.

Lino de Paz Foces nació en Bolaños de Campos en 1925, un 23 de septiembre, en la festividad de San Lino, segundo papa después de San Pedro, siendo el cuarto hijo del agricultor Fabriciano de Paz, de Bolaños, y Eusebia Foces, de Villavicencio de los Caballeros, en una familia numerosa junto a sus hermanos, Porfirio, Cayo, Casimira, María Luisa y Romana, que ya fallecieron, y Teodula `Tola´,y Eusebia, que siguen la longeva vida de Lino, con casi 99 y 93 años, respectivamente. En su juventud quedó tuerto gracias a la coz que recibió de una mula, lo que le hizo llevar gafas de sol toda la vida.

Contrajo matrimonio con Francisca de Paz, que fallecía el pasado año, con la que formó una familia numerosa con 7 hijos: Celerina, Sagrario, Antonio, Félix, Javier, Fernando y Mari Carmen. Agricultor en sus inició, acabó dedicándose a la ganadería, siendo, en los años 60, junto a otros 13 socios, uno de los fundadores de la cooperativa San José con medio centenar de vacas, que, con el tiempo, se ha convertido en un importante motor de desarrollo local de Bolaños, dando empleo a ellos mismo, a sus familiares y a muchos vecinos, todo ello gracias a la idea originaria de don José María, sacerdote de Castroponce. Lino tiene 9 nietos, Miguel, Sandra, Bruno, Rubén, Raúl, Diego, Laura, Daniel y Alicia, y 4 bisnietos, Antón, Xandre, Manuel y Martín. En la actualidad sigue viviendo en Bolaños, con su hijo Fernando, recibiendo la visita diaria de su también hija Cele desde Villanueva del Campo.

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Después de una larga vida, Lino, que, más allá de los achaques habituales de su longeva edad, puede mantener una conversación normal, sigue siendo un hombre de fuertes creencias religiosas, de oír misa y mucho rezar, siendo durante años sacristán de la parroquia. Cofrade de la Virgen del Carmen, de la que fue varias veces mayordomo y que este fin de semana celebrará sus fiestas, su hija Mari Carmen de Paz de Paz le describió como «un hombre muy trabajador, muy religioso, algo mandón, pero muy buena persona, que ha intentado ayudar a todo el mundo, siempre atento a su familia, dando estudios a casi todos sus hijos». No es de extrañar que «toda la gente le tenga mucho cariño». Cuando se jubiló, una de sus aficiones fue la de plantar árboles en el parque, a los que regaba con una manguera que sacaba de su casa, que está frente al parque. También ha gustado siempre de escribir su vida a modo de memorias en una especie de diario que, sin duda, tiene un gran valor para la familia, pero también para la historia de Bolaños, y en especial de la cooperativa.

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