Pide ayuda a través de Facebook a los vecinos de las Delicias para encontrar a su abuelo
Elvira Fernández pide ayuda para encontrar a su abuelo Antonio, del que desconoce sus apellidos
Hace unos días, un mensaje publicado en un grupo de Facebook de vecinos del barrio de las Delicias de Valladolid conmovía a muchos usuarios de la red social. Lo escribía Elvira Fernández Díez, una mujer decidida a encontrar las piezas que siempre le han faltado en el puzle de su historia familiar. Buscaba a su abuelo Antonio, al que nunca conoció y del que tiene muy pocos datos. «Apenas sé nada de él. Se llama Antonio, pero ni siquiera sé sus apellidos. Tendrá aproximadamente unos 97 ó 99 años, si es que todavía vive. Era vecino de la calle Olmedo. Tenía un hermano al que llamaban 'Perepe', una tía llamada Dolores que vivía en la calle Imperial y otra tía, Marciana, que vivía en la calle Niña Guapa», comenta Elvira. Eso es todo lo que sabe de su abuelo, y con estos datos, escribió al grupo de Facebook para intentar despertar la memoria de los más mayores del barrio. «Quizás alguien le recuerde», se aventura a decir.
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La búsqueda de Elvira no es nueva, pero sí lo es el deseo de hacerla pública. Al no tener más datos, no puede acudir a fuentes oficiales o registros. Esta vallisoletana de 53 años, cuenta que su madre, Antonia Díez Cristóbal nació en 1948 siendo su abuela Vicenta Cristóbal soltera. Durante años, nadie en su familia le habló a Antonia de su padre biológico. «En su partida de nacimiento sólo constan los apellidos maternos. A los cuatro años, mi madre fue inscrita con otros apellidos, los de Nicolás Díez, el hombre con el que mi abuela se casó y que la crió como a su propia hija, aunque murió muy pronto», relata.
Por respeto a su madre, Antonia nunca investigó quién era su verdadero padre. Todo cambió hace tres años, cuando Vicenta falleció. «Ahora que ya no está, siento que necesito saber quién soy, de dónde vengo, si tengo hermanos, primos… En definitiva, quiero saber de mis raíces», cuenta Antonia emocionada. Su deseo no es ni juzgar ni remover el pasado, sino entenderlo. Y quizás, conocer a una familia que no sabía que tenía.
Una vecina le dio una pista hace tiempo. Casablanca. Al parecer, Antonio emigró allí a principios de los años 50 intentando labrarse un futuro. «No sé si volvió o no. Puede que regresara a Valladolid y alguien se acuerde de él. Mi madre nunca me quiso hablar de él, no sé si por pudor o por orgullo, el caso es que yo lo respeté, pero ahora, tengo mucha ilusión por encontrarle y saber de él», indica esta vallisoletana de 77 años. Un deseo al que se une su hija Elvira. «A mí también me encantaría saber algo de él. Sé que tiene que ser muy mayor, o que quizá ya no viva. Pero si alguien recuerda algo, si alguien me puede dar un dato, por pequeño que sea… igual nos ayuda a tirar del hilo. Queremos completar la historia de esa parte de la familia que desconocemos por completo», añade.
Hace años Antonia encontró una vieja fotografía en la mesilla de su madre. En ella aparecía un hombre que le resultaba familiar, sin embargo, no sabe a ciencia cierta si era la imagen de su padre. «Me gustaría ponerle cara. No estoy segura si el de la foto es él. Siento una tristeza por no saber de dónde vengo. Es como tener un vacío que deseo llenar», concluye.
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