Pedro Herrero, en su silla de portavoz del Grupo Municipal Socialista. Alberto Mingueza

Pedro Herrero: la oposición de la oposición

Portavoces municipales: rivales y obligados a convivir ·

«Si el PP me ve como Pedro Navajas, es que hago bien mi trabajo»

Antonio G. Encinas

Valladolid

Viernes, 2 de marzo 2018, 19:18

No hay Pleno del Ayuntamiento de Valladolid sin hemeroteca de Pedro Herrero. Es obligado preguntarle dónde guarda tanta documentación. «No sé si las cosas me saldrán mejor o peor, pero te puedo garantizar que me lo curro mucho, paso mucho tiempo guardando, leyendo, buscando cosas. Porque no quiero caer en un error o decir una cosa que es improcedente. Y si fuera el caso no se me caen los anillos por pedir disculpas. Pero me aterra bastante eso. En política muchas veces la gente es de lengua fácil y luego está la Maldita Hemeroteca… Eso me da mucho respeto».

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Con esa hemeroteca, Herrero se ha convertido en el azote del PP. Es, por así decirlo, la oposición de la oposición. Y eso le ha llevado a que le coloquen un apodo. «Martínez Bermejo me puso el mote de Pedro Navajas, pero él es muy dado a ese tipo de chascarrillos. No me importa. Lo tomo con naturalidad. Si el PP me ve así es que estoy haciendo bien mi trabajo y si mis socios y mis compañeros hablan bien de mí, eso es lo que me importa», asevera.

Esa fama de político duro le ha acarreado desencuentros con otros portavoces o concejales de otros grupos. Y aquí es donde aparece su otra faceta, la del graduado que trabaja en su tesis doctoral sobre la inteligencia emocional aplicada a la política. «La clave está ahí. Todos tenemos que entendernos. Tengo que entender que tú eres periodista y me estás haciendo una entrevista como portavoz, pero luego tú tienes hijas y yo también, serás de un equipo de fútbol, a lo mejor el mismo que yo… Hay que saber separar las cosas. La política se te mete dentro, yo estoy todo el santo día dándole vueltas porque me gusta mucho, pero luego está la persona. Y hay gente que no diferencia lo personal de lo político. No es mi caso, siempre y cuando no haya llegado al insulto personal. Más allá de las posibles críticas que me hagan mis adversarios, yo me siento respetado», asegura.

Pedro Herrero, con uno de los gráficos que habitualmente muestra en el Pleno.

En un ámbito tan restringido como el Ayuntamiento es habitual que los concejales se crucen en eventos, presentaciones, actos, o simplemente mientras salen a tomar un café. Por eso resulta crucial discernir el ámbito personal del profesional, algo que Pedro Herrero considera que en el caso del Ayuntamiento de Valladolid no es un problema. «Siento que en general este es un Ayuntamiento bastante limpio, quitando algún desencuentro puntual con alguna persona, pero no ha sido político sino una cuestión personal. Gente que no ha sabido diferenciar o se ha tomado las cosas por donde no son. Yo no recurro nunca al insulto ni falto a nadie, aunque es verdad que hago críticas duras en ocasiones», explica. Y pone un ejemplo reciente. «Pilar Vicente me achacaba que había dicho en el Pleno que ella venía de UPyD. Y digo ‘¿pero es mentira?’. No. ¿Pues entonces? Tú puedes tener la piel muy fina con esto, pero yo no te he insultado. Si diferencias lo político de lo personal no tiene por qué haber ningún problema. No te vas a ir a cenar juntos, ni de vacaciones, pero a tomar un café… Pues claro que sí», asegura.

«No recurro nunca al insulto ni falto a nadie, aunque es verdad que hago críticas duras»

Es un portavoz que estudia su papel. Eso es innegable. No solo porque prepare los plenos, que es algo consustancial a la labor de portavoz, sino porque trata de buscar modelos de los que aprender. Y pone ejemplos que pueden parecer, a priori, paradójicos, aunque tienen su explicación. «Procuro aprender de todo el mundo y además sin mirar la ideología. Voy a decir algo políticamente incorrecto: he aprendido mucho de Esperanza Aguirre. Independientemente del partido al que se pertenezca, la capacidad de comunicación es buena o es mala. Independientemente de lo que se esté comunicando. Y me fijo en todo el mundo y procuro sacar de todo el mundo algo. Óscar Puente es muy bueno, pero no todo me vale. A lo mejor la manera que él utiliza para comunicar a mí me resulta interesante, luego hay que adaptarlo al estilo. En las redes sociales tiene claro que hay que ser incisivo y le doy la razón. Debes tener un mensaje muy claro, saber qué quieres decir, condensarlo e ir al grano. Al final no puedes jugar a ser lo que no eres, no puedes ponerte en la piel del otro. Zapatero hablaba de que imitaba a Felipe González cuando era joven, eso es un recurso, pero no funciona, al final tienes que ser tú mismo», comenta.

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Pedro Herrero conversa con Martínez Bermejo, quien le apodó Pedro Navajas.

Este aprendizaje incluye fijarse también en los errores, aunque en este caso no puede evitar señalar a dos rivales ideológicos como Pablo Casado (PP) y Alberto Rivera (Ciudadanos). «Hay momentos en que uno no puede hacer gala de euforia, agresividad u otras cosas porque no son adecuadas. Sintonizar bien con el momento y el estado emocional de quien tú quieres que reciba el mensaje es difícil. Y no todo el mundo lo sabe hacer bien. Por ejemplo, Pablo Casado, que es un hombre que creo que tiene buen pico, o Albert Rivera, no son perfectos y cometen muchos errores. Casado ha cometido alguna cantada de decir datos que no tienen nada que ver con la realidad y Rivera es un hombre que habla excesivamente deprisa y apabulla, da la sensación de que no escucha».

En el fondo, considera que el Pleno del Ayuntamiento tiene una trascendencia limitada de cara al exterior. Que al que la gente conoce «es al alcalde» y que lo realmente relevante es saber transmitir el mensaje y que sea creíble. «Los debates tienen una trascendencia social muy pequeña, lo que pasa es que como es nuestro trabajo nos lo tomamos muy en serio, pero lo importante es cuando el alcalde abre la boca y dice algo, o cuando se presenta algo ante la sociedad. Lo que sucede en el Pleno, a la mayoría de la gente tampoco le importa mucho. Así que tampoco podemos centrarnos en eso. Tienes que transmitir esos mensajes, esa credibilidad. ¿Dónde está el truco para ser bueno? En que lo que digas sea acorde a lo que piensas. Porque la credibilidad se capta fácilmente, cuando te crees algo, se nota».

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