Consulta la portada de El Norte de Castilla
Beatriz Álvarez Gilsanz con el número premiado y una copia del cheque con el premio. El Norte

Valladolid

La lotera más joven de España en 1984: «Me sentí feliz por repartir el premio aunque no me tocara»

Beatriz Álvarez Gilsanz explica que ese día tenía puesta la radio y «según escuché que el premio había caído en Valladolid levanté la cabeza y ya tenía a toda la prensa en la puerta»

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 21 de diciembre 2024, 08:36

La vallisoletana Beatriz Álvarez Gilsanz fue la lotera que hizo historia en Valladolid. Era la más joven de España. Empezó en el oficio con tan ... sólo 18 años y con muy buen pie, ya que antes del Gordo de 1984 ya dio otros premios importantes. «Primero tuve el despacho de loterías en el estanco familiar en el polígono Argales. A los dos años me trasladé a la calle Santiago que fue donde vendí el Gordo», relata esta lotera que actualmente reside en Madrid.

Publicidad

«Ese día tenía puesta la radio y según escuché que el premio había caído en Valladolid, en mi administración, a continuación, levanté la cabeza y ya tenía a toda la prensa en la puerta. A partir de ahí, fue una vorágine impresionante. Una auténtica locura. Me alegré muchísimo porque estuvo muy repartido. El 50.076 llevó la alegría a muchas personas», subraya. El premio fue la mejor promoción y reclamo para su Administración. «Todo el mundo me preguntaba que cómo me sentía yo, que había repartido tantos millones y a mí no me había tocado. Yo sentía una felicidad enorme, aunque no me hubiera tocado ni un pellizco. Ha sido uno de los momentos más gratificantes de mi vida profesional. Después de ese, dimos otros muchos premios importantes», continúa.

Fue el azar el que hizo que ese número llegara a la administración vallisoletana ya que no correspondía a ningún abonado. «Después del Gordo, estuve un tiempo sin tener el número y en alguna otra Navidad si que lo volví a tenerlo disponible, pero no era un número habitual. No era muy demandado, porque no es fácil que el Gordo recaiga dos veces en el mismo número».

Fueron muchos los que aquel 21 de diciembre y días posteriores se acercaron a la administración de Beatriz. «La mayoría de los agraciados eran agricultores muy necesitados. Muchos se acercaron a la Administración a darme las gracias, aunque no tenían porqué, ya que yo sólo me limité a hacer mi trabajo. Sólo espero que este año la suerte se repita y que la Administración 22 que ahora regenta Alfonso Cermeño, vuelva a repartir el Gordo», concluye.

Publicidad

Alfonso Cermeño Lotero de la Administración 22 en la actualidad

«Todos los años juego un décimo del 50.076 por si la suerte vuelve a sonreír a Valladolid»

Alfonso Cermeño, lotero acutal de las Francesas. J. C. Castillo

Hoy, la Administración número 22 de loterías que antaño regentaba Beatriz, está capitaneada por Alfonso Cermeño, quien ha sabido mantener viva la tradición y la emoción de aquel momento histórico. El 50.076 fue, sin duda, el protagonista de aquella Navidad, aunque ese número no se abonó como fijo en la administración después del premio. «Desde que yo estoy aquí, intento traer todos los años unos décimos para antiguos agraciados o para quienes lo recuerdan con cariño», comenta Alfonso. «Este año, parte del número está disponible en papel tradicional y otra parte en máquina. Me aseguré de tener algunos décimos para satisfacer a los clientes que lo siguen pidiendo», explica. La fidelidad de sus clientes, muchos de ellos mayores y con recuerdos imborrables de aquel 1984, hace que quiera seguir manteniendo viva esta ilusión.

Cermeño recuerda historias entrañables de clientes que vivieron la alegría de aquel premio. Entre las anécdotas, destaca a Baltasar, un tendero de Tordesillas que jugó un papel clave en la distribución de millones de la lotería en su zona. «Baltasar nos ha contado mil veces cómo tuvo a la Guardia Civil en la puerta de su casa durante días por la gran cantidad de gente que iba a recoger su premio. Él repartió mucha suerte», recuerda Alfonso para quien regentar la administración 22 es más que un trabajo. Es una forma de conectar con la historia. «Cada año se vende un poquito más. Es emocionante ver cómo la ilusión se mantiene viva en fechas tan señaladas como ésta», asegura. «Yo todos los años juego un décimo de ese número, porque es parte de nuestra historia y porque, quién sabe, puede que la suerte vuelva a sonreír a Valladolid», remata.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad