Una pareja de turistas, en la plaza de Zorrilla. RODRIGO JIMÉNEZ

Julio recibió la mitad de turistas que en 2019 con los hoteles al 27% de ocupación en Valladolid

Los guías alertan de las dificultades del sector ante la caída en el número de viajeros y por el auge de la «competencia desleal»

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 25 de agosto 2020, 07:55

«El año 2020 murió hace ya unos meses desde el punto de vista turístico y habrá que ver ahora qué es lo que ocurre ... con 2021», asegura José Ignacio de la Torre, uno de los guías que acompañan durante su visita a los viajeros que se acercan a Valladolid y que quieren conocer mejor su historia, su gastronomía, sus monumentos. «El verano no es temporada alta en Castilla y León –aquí las mejores épocas son la primavera y luego el otoño–, pero siempre consigues cerrar, como mínimo, diez visitas de grupos», asegura María del Queralt Espinel, de la asociación de guías turísticos oficiales en Valladolid. ¿Y este año? «Este año –asegura– tan solo dos».

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«Los guías trabajamos cuando todo el sector trabaja bien. Somos casi el último eslabón de una cadena compuesta por hoteles, restaurantes, agencias de viaje... Y este año, no es que el sector esté debilitado, es que ha quedado muy herido, con perspectivas casi cero de aquí al final de año», apunta De la Torre, justo el día en el que el InstitutoNacional de Estadística publica los datos más recientes sobre la llegada de turistas a Valladolid.

Corresponden al mes de julio, el primero en el que el país vivió con libertad de movimientos entre provincias, después de que el 21 de junio concluyera el estado de alarma. Durante julio, se hospedaron en establecimientos reglados de la provincia (hoteles, hostales...) 32.716 viajeros. Son 35.604 menos que el año pasado. Un desplome del 52%. Valladolid recibió menos de la mitad de turistas que un mes de julio prepandemia. Y lo mismo ocurrió con las pernoctaciones, que cayeron de 113.182 (en julio de 2019) a 56.341. La mitad. La provincia no ha conseguido recuperar con el verano el pulso turístico después de atravesar más de dos meses (la mitad de marzo, abril y mayo completos) con el contador a cero. En el acumulado de este 2020, desde un enero normal (con Pingüinos a la cabeza) y una Semana Santa confinada, la provincia ha dejado de recibir 279.689 viajeros (con respecto a los mismos meses del año pasado) y se ha dejado por el camino 489.116 pernoctaciones.

Esto se ha resentido en la actividad de los hoteles, que no han conseguido recuperar la normalidad, todavía con establecimientos cerrados y trabajadores afectados por los expedientes de regulación temporal de empleo. El año pasado, el verano ofrecía en la provincia la posibilidad de alojarse en 126 establecimientos hoteleros. Este julio había 104 abiertos (fueron apenas 53 en junio), con 889 personas empleadas. En apenas un mes, el sector consiguió reincoporar a sus trabajos a 657 trabajadores (solo 232 estaban activos en junio), pero lejos aún de los 1.280 trabajadores que había en julio de 2019.

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La ocupación, herida en Castilla y León, aguanta en Cantabria

Castilla y León es una de la tres comunidades autónomas que más sufren los bajos índices de ocupación de los hoteles y hostales, con apenas el 28,9%de ocupación por plaza hotelera durante el mes de julio. Este porcentaje solo es peor en Extremadura (26,3%)y Castilla-La Mancha (24,4%). El verano ha penalizado al turismo de interior, ya que las costas presentan mejores datos. Sobre todo en el norte, donde la ocupación llega al 50,1%en Asturias y Cantabria. Estas cifras se verán matizadas seguramente la semana que viene cuando se publiquen los datos de las casas rurales, que sí han tenido más demanda este verano.

Así, se vive una situación complicada cuando apenas están ocupadas una de cada tres habitaciones (el 33,71%)y casi una de cada cuatro plazas hoteleras (el 27,12%). Lo habitual para estas fechas sería, de media, una ocupación de habitaciones que rondara el 50%. El pasado fin de semana, la asociación Hoteles de Valladolid calificó de «crítica» su situación, ya que «la práctica totalidad de los eventos familiares y profesionales han sido aplazados a 2021 o cancelados» y reclamó a la Junta unos criterios claros para la organización de este tipo de citas, que, de celebrarse, «se desvían a espacios privados y sin licencia», donde las medidas de seguridad exigidas no se cumplen, más allá de pedir «prudencia» a sus clientes.

José Ignacio de la Torre, guía turístico, en San Pablo. RODRIGO JIMÉNEZ

Esta competenica desleal está también en el punto de mira de los guías turísticos acreditados, que piden a las administraciones más control de las visitas 'free tour' que se ofrecen a través de portales web «con guías no autorizados o que no tributan por sus servicios». «Sigue habiendo miedo. Y eso retrae a muchas personas de hacer turismo», asegura María del Queralt, quien la semana pasada acompañó a dos familias de Valencia (diez personas)en su recorrido por Valladolid.

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José Ignacio de la Torre tomó el testigo por Salamanca. «Es tremendo, porque esa ciudad tendría que estar desbordada por estas fechas. Solo me crucé con otras dos visitas guiadas. Las tiendas de centro turístico (las cafeterías, las que venden 'souvenirs' o bocadillos de jamón) estaban casi todas cerradas. Había sitio de sobra para buscar la rana en la fachada de la Universidad. Y lo mismo ocurre en Valladolid», afirma.

«Este año se ven muy pocos grupos. Sí que está el viajero que viene en pareja, la familia que se acerca por su cuenta, pero eso no es suficiente para un sector que fue motor económico en otras épocas y que ahora está debilitado, bajo mínimos», añade De la Torre, quien aplaude iniciativas como las llevadas a cabo por el Ayuntamiento (con oferta de desayuno gratis por dos noches de hotel) o la Diputación (que ha organizado rutas por la provincia) y con las que se intenta «mantener el pulso turístico».

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