Joaquín Díaz González, que vio la luz sobre la mesa del despacho de su padre en tierras zamoranas, pero nació a la vida en Valladolid, ... ciudad a la que llegó de muy niño, es ya Hijo Predilecto de la capital del Pisuerga. Una distinción que le ha concedido por unanimidad la Corporación municipal y que el músico, etnógrafo e investigador recogió este sábado como «un regalo inolvidable» que recibía «con más ilusión que méritos» y apelando a volver la mirada hacia el pasado para afrontar el futuro.
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Autor de más de 70 libros, entre ellos muchos sobre la ciudad como 'Valladolid sobre Ruedas', 'Miradas del Pasado', 'Valladolid hace 100 años', 'El Campo Grande' o 'Enciclopedia del Comercio y la Industria de Valladolid', a los que se suman más de 100 discos y más de 200 artículos, Joaquín Díaz es Premio Castilla y León 1998 de Humanidades y Ciencias Sociales, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y también Medalla de Oro de la Provincia de Valladolid. A esos galardones suma ahora el reconocimiento de la capital en la que creció y que conforma para él un 'tesoro', el de las vivencias de la niñez que ejercen un efecto balsámico como ayuda para respirar cuando lo cotidiano asfixia y que ha reivindicado tras recibir el pergamino enmarcado que acredita que es Hijo Predilecto de la ciudad.
Joaquín Díaz recarga esa bombona de oxígeno vital en el Campo Grande que le dio sombra de chaval. «Memoria de las cosas, de los lugares, de los momentos, de las obras... El estanque, los patos, la cascada... la pérgola, la fuente del cisne... paseo del Príncipe, los pavos, los grupos de niños, el retrato familiar, las verbenas enardecedoras de los sentidos... los bancos, la gente, la vida...», ha desgranado el galardonado, que ha repasado lo que representan las leyendas en Valladolid y también ha evocado sonidos que llenaban los mercados y las calles bulliciosas de esa infancia que vivió, con las cantinelas de los pregones de todo tipo, de cacharreros, lecheros, traperos, con su ritmo, su volumen y sus mensajes.
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Joaquín Díaz, que recientemente pudo disfrutar de ver cómo se ponía su nombre a una plaza en el barrio de Pajarillos, se suma a una nómina reducida de hijos predilectos de la ciudad de Valladolid que había cerrado en enero el empresario teatral Enrique Cornejo y en la que figuran el cardenal Ricardo Blázquez, el directivo José Vicente de los Mozos, el exalcalde Tomás Rodríguez Bolaños (a título póstumo) o la médica de Familia y exconsejera de Sanidad Verónica Casado, pero también poetas y novelistas ilustres como Miguel Delibes, Jorge Guillén, Nicomedes Ruiz y Sanz de la Peña, Rosa Chacel y Francisco Pino.
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El galardonado recibió una ovación cerrada en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento con aforo al completo. De autoridades, pero sobre todo con amigos. Gentes de las instituciones y del mundo de la cultura. De Valladolid y también de Urueña, donde trabaja en la fundación que lleva su nombre y el centro etnográfico. El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, destacó la incansable labor de Díaz para «mantener viva la cultura tradicional» y su pasado como cantautor. «Una pena que no quiera seguir cantando», confesó el regidor, que subrayó del galardonado su capacidad artística e intelectual, pero también su habilidad para exprimir el reloj para trabajar. «Es incansable. Uno le puede llamar a prontas horas de la mañana y siempre está a pie de obra», precisó Carnero.
El alcalde de Valladolid explicó que la fecha elegida para el acto no respondía al azar y apeló a tres días concretos. Joaquín Díaz ha cumplido 78 años el 14 de mayo, lo que implica nacer entre San Isidro y San PedroRegalado. El primero es un santo labrador muy vinculado con la «ruralidad» que no ha perdido, a juicio de Carnero, una Valladolid que conecta con sus orígenes y raíces, y el segundo es el patrón de la ciudad y un franciscano de «paz y bien», cualidades que el edil atribuyó al nuevo hijo predilecto.
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La vida del etnógrafo y estudioso de la tradición estaría marcada, defendió Carnero, por ese 14 de mayo en que nació, flanqueado por San Isidro y San Pedro Regalado. «Un hombre de la cultura de Valladolid, comprometido y que siempre tiene presente a la ciudad», resumió el munícipe. Unido a la música y a las canciones y que, puestos a ampliar el santoral del alcalde de Valladolid, recibió el nombramiento de Hijo Predilecto de la Ciudad de Valladolid un 17 de mayo, festividad de San Pascual Bailón, que algo tiene que ver con la alegría de los sones.
La música cerró el acto, con una actuación de Germán Díaz, sobrino del galardonado, que acercó las notas de la zanfona hasta la casa consistorial. Valladolid amplía su nómina de hijos predilectos. Suma a Joaquín Díaz González, «ciudadano ejemplar que ha enriquecido la identidad cultural de la ciudad y ha sabido transmitir con rigor, humildad y pasión el alma de nuestras tradiciones», en definición de Carnero.
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