S. F. González, la enfermera de Valladolid que sueña con fantasías distópicas a lo J. K. Rowling
Sara Fernández es una vallisoletana que trabaja en el Centro Coordinador de Emergencias Sanitarias, aunque sus cien mil seguidores de Instagram conocen su cara más artística
Sara Fernández González es de Valladolid. Tiene 33 años y es enfermera en el Centro Coordinador de Emergencias Sanitarias de Castilla y León, aunque su tirón en redes sociales nada tiene que ver con esto. Esta profesional sanitaria combina jornadas de doce horas tras el teléfono de emergencias con su pasión por la escritura.
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Del 112 a la literatura distópica
Sara solía escribir poemas y reflexiones personales hasta que hace dos años, al encontrar la antigua máquina de escribir de su abuelo, se animó a juntarlo todo y hacer un libro. Aunque su ambición era crear una novela. Un día empezó a imaginar una distopía sobre cómo podría ser la realidad si el ser humano dejara de estar en la cima de la pirámide alimentaria. Cómo sería si llegara una especie superior y empezase a explotar a las personas. Una idea a la que fue dando forma con dos bandos enfrentados entre sí y que la llevó a conseguir su afán: hacer un libro. Bueno, finalmente han sido tres: 'Lágrimas en barcos de papel', 'Suspiros de almas marchitas' y 'El aullido de los invisibles'.
Sus novelas están firmadas con el pseudónimo S. F. González, debido a que su nombre le resultaba bastante común, no para ocultar su identidad, la cual hace pública en su perfil de Instagram con su nombre completo. En su cuenta se pueden ver imágenes de los eventos y ferias a los que acude y algunas de su día a día. Su perfil acumula casi ciento cuarenta mil seguidores y asegura que la mayoría están relacionados con la literatura: «Escritores, bookstagrammers y lectores en general».
Ficha de redes de Sara Fernández
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Redes sociales Instagram: @s.f.gonzalez
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Nº de seguidores 138 mil seguidores
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¿Por qué creas contenido en redes sociales? Para promocionar las novelas y dar a conocer el universo fantástico que ha creado.
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La cara amable de las redes «El noventa y bastante por ciento de gente que me ha escrito, ha dicho: 'Oye, me ha encantado' o 'Me ha gustado' o 'Bien' o '¿Cuándo escribes el siguiente libro?'
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El lado malo Algunas experiencias con bookstagrammers a los que les envió el libro y no volvió a tener noticias de ellos.
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Referentes: J.K. Rowling, Dolores Redondo y Juan Gómez Jurado.
Bookstagramers: entre aliados y ausencias
Con el melón de los bookstagrammers hemos topado. Los bookstragrames o, lo que es lo mismo, influencers de libros comentan, critican, destacan y leen libros. El contenido que crean en sus redes sociales está relacionado con la literatura, desde una recomendación hasta contar la vida y hazañas de un autor. Una de las más conocidas es Patricia Fernández (@patriciafedez), como ella misma se define 'la del salseo cultural'.
En el caso de S. F. González asegura haber tenido buenas y malas experiencias con ellos. Ella prefiere seleccionarlos por las sensaciones que le da la persona y el tipo de contenido, más que por el número de seguidores. También hay algunos que contactan con ella. En general, sus experiencias han sido positivas, aunque destaca que uno de los problemas es la responsabilidad: «Ya no es que lo lea más rápido o más lento, es que hay gente que le envié el libro hace dos años y ya me cansé de preguntar».
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Comunidad fuera de las redes
Entre sus grupos de apoyo, destaca la asociación de Valladolid llamada la Generación del 23, unos catorce escritores que se ayudan con la promoción de sus obras. Juntos van a ferias y también tienen un perfil común de redes sociales en el que comparten actualizaciones sobre sus libros, talleres y fechas de las ferias.
Exponerse al mundo tras una pantalla
«Soy una persona que intento mejorar. A mí las críticas negativas nunca me han gustado. Estás expuesto, haces un trabajo que lo va a leer mucha gente», comenta la escritora, que asume que «va a haber gente que le va a encantar y va a haber gente que no le va a encantar tanto».
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Una de las diferencias está cuando el comentario lo hacen en una feria, un lector que se acerca a hablar y poner en una publicación de Instagram. «Los mensajes escritos es un poco como te lo tomes tú, cómo lo leas, la forma. Al final, cara a cara, ves el lenguaje no verbal». En su experiencia personal el trato ha sido agradable.
Valladolid como inspiración futura
En su perfil de Instagram queda al descubierto una parte que no suele ir mostrando en su día a día. «No voy diciendo: 'hola, me llamo Sara, soy escritora'». Por ello, hay momentos curiosos como cuando se corrió la voz en su trabajo. «Es muy gracioso porque somos un montón. Y es como, anda, ¿escribes libros?», cuenta de forma anecdótica como entre llamadas de caídas y pausas para el café, sus compañeros fueron enterándose de algunas de sus aficiones fuera del centro.
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Para despedirse, cuenta el que será su próximo reto, su nuevo proyecto literario es escribir un libro ambientado en Valladolid. Y aunque es rotunda a la hora de decir que la «ficción es pura ficción», sí que reconoce que para ella «siempre el escritor pone un poquito de su alma en los libros».
La próxima semana...
Un profesor de Lengua y Literatura que ha probado casi todos los kebabs de Valladolid y comparte reacciones de música urbana en YouTube.
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