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Puerta Grande para Sergio Pérez de Gregorio y Sergio Galán. A.Mingueza

Valladolid

Triunfo de Sergio Pérez de Gregorio y Sergio Galán en el inicio del abono

Ambos rejoneadores salieron a hombros del festejo, mientras Guillermo Hermoso de Mendoza, que ejecutó la suerte de mayor calidad de la tarde, obtuvo un único apéndice al fallar con el rejón de muerte

Domingo, 7 de septiembre 2025, 23:28

Arrancó la feria taurina en el coso del paseo de Zorrilla con un festejo de rejones en el que estaban anunciados Andy Cartagena, Guillermo Hermoso ... de Mendoza y Sergio Pérez de Gregorio. Finalmente, por lesión del alicantino Cartagena, abrió cartel Sergio Galán.

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En los prolegómenos del festejo, en el momento inmediatamente anterior a romperse en paseíllo de los tres centauros, Sergio Pérez de Gregorio recogió el galardón que le otorgó la Federación de Caballistas 'Tierra de Pinares' como triunfador del festejo de rejones de la feria de Nuestra Señora de San Lorenzo en su anterior edición. La entrega del diploma acreditativo del premio la realizó el presidente de la entidad concedente, Ángel Capellán.

  • Plaza: alladolid. Primer festejo del abono de la Feria. Algo más de medio aforo.

  • Rejoneadores: Sergio Galán: silencio y dos orejas. Guillermo Hermoso de Mendoza: oreja y ovación. Sergio Pérez de Gregorio: oreja y dos orejas.

  • Ganadería: San Pelayo (1º, 2º y 3º), Carmen Lorenzo (4º y 6º) y Capea (5º). Nobles y manejables en general. Se concedió la vuelta al ruedo al cuarto toro.

Salvo el primer ejemplar, del hierro de San Pelayo, que pecó de excesiva sosería en su comportamiento, que fue noble como rasgo básico, los otros cinco ejemplares, dos de la misma divisa, dos de Carmen Lorenzo y uno de Capea, todos ofrecieron una movilidad suficiente, de tipicidad propia de la sangre murube, con un tranco de secuencia rítmica, que nunca busca anticiparse al tercio anterior de la cabalgadura, sino hacer hilo con la grupa. Una frecuencia de galope de intensidad media propicia para los embroques ajustados, virtud que los rejoneadores aprovecharon para brindar una tarde entretenida de toreo caballo, con algunos momentos de monotonía, pero con más fases de suertes ajustadas en las que se clavaron rejones de banderillas en lo alto de los astados.

Tres orejas cortó –una en su primero, y dos en el que cerró plaza- el salmantino Sergio Pérez de Gregorio. Triunfador de la tarde, que combinó fases en las que se evidenció su juventud en los ruedos con otras en las que las ganas y el entusiasmo se combinaron con un dinamismo meritorio. Ante el tercero, pese a los altibajos, y con la baza de contar con un toro de hechuras y juego reseñables (no peor que el cuarto, al que se concedió el homenaje póstumo de la vuelta al ruedo), lo paró recortándolo en una baldosa, y cabe reseñar dos banderillas a pitón contrario en batidas ajustadas y muy bien sincronizadas para clavar en todo lo alto. Con el rejón letal estuvo efectivo y el toro cayó al poco, ya con Pérez de Gregorio desmontado de su équido.

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Mayor fue el premio, no tanto el mérito, que obtuvo en el segundo de su lote, sexto y último del festejo. Se ganó a los tendidos, siempre agradecidos, en la ejecución de una banderilla al violín al pitón contrario. Como quiera que, nuevamente, enterró en toda su extensión el rejón de muerte, y con la inercia triunfalista de la tarde, logró dos orejas con las que circunvaló el ruedo antes de su triunfal salida a hombros del coso del paseo de Zorrilla.

Calidad y ajuste

Sergio Galán ofreció dos versiones opuestas, en parte por su propia predisposición y también por la condición de cada uno de sus oponentes, en sus dos faenas. Algo apático ante el soso primero, lo que supuso una convocatoria del hambre con las ganas de comer, y más entregado y acertado ante un notable cuarto, del hierro de Carmen Lorenzo. Ejemplar que marcó, de modo notorio, un carácter codicioso hacia la cabalgadura tras superar una salida al ruedo algo tímida y distraída. Una faena en la que tanto el rejoneador como la movilidad del astado fueron incrementado su calidad y ajuste. Excelentes embroques en banderillas a pitón contrario, en las que, como prolegómeno realizó un balanceo del tercio anterior de su montura, adorno que se debe al rejoneador segoviano Josechu Pérez de Mendoza.

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La arquitectura de suertes y adornos de Galán resultó equilibrada en este cuarto, al que banderilleó a dos manos cuando el animal se encontraba ya muy parado, entregado, y al que mató de un rejón enterrado en toda su extensión, aunque algo trasero.

El único que no salió a hombros, el navarro Guillermo Hermoso de Mendoza, fue, sin duda, el que desarrolló el rejoneo de mayor profundidad, calidad y temple de la tarde. Tan solo su obstinado fallo con el hierro toricida ante el quinto, otro toro de interés, enrazado y con movilidad amortiguada, le privó de cortar dos orejas (y media, según el grado de exigencia de la tarde en la concesión de trofeos).

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Faena de exquisitez en el mando, en la doma y en la pulcritud en la ejecución de las suertes, con embroques sinceros y ajustados. Un tratado de toreo a caballo, que reeditó y superó a su primera faena, en la que clavó banderillas y puso en escena un magistral quiebro, arriesgado y ortodoxo, al igual que cuando sincronizó el trote de costado o a dos pistas de su cabalgadura con la embestida rítmica de su oponente. Una oreja obtuvo en esa faena, tras pinchar.

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