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El Real de la Feria de Valladolid se convierte en estos días en una pequeña ciudad dormitorio que, por las mañanas, duerme tranquila y, desde ... mediodía, hasta bien entrada la noche, se convierte en un colorido, sonoro y mágico espectáculo. Los coches de choque, los tiovivos y cacharritos infantiles y un sinfín de atracciones más aguardan ansiosas la llegada de visitantes de todas las edades. Allí la diversión y la emoción se sirven en cucurucho, como los churros, aderezadas de luces destellantes y risas contagiosas.
A pesar de la inflación, la mayor parte de las 180 atracciones que se dan cita en el recinto ferial mantienen el precio del pasado año, de 3,5 euros el viaje, aunque otras como la novedosa Skylab cuesta 5 euros. «A pesar de que a nosotros nos ha subido todo un 40%, hemos mantenido los mismos del año pasado, a 3,5 euros. La última semana tendremos las atracciones a 2,50 euros y el día popular será el 17 de septiembre, en el que se cobrará a 2 euros el viaje. Además los días 11, 12, 13 y 14, de 17 a 20 horas, tenemos los días sin ruido, con el fin de favorecer la participación de niños y adultos que padecen trastorno del espectro autista o Asperger», explica el presidente de la Asociación de Feriantes de Valladolid, Félix Galicia.
Entre las atracciones habituales está Megacanguro, Gigant XXL, Alcatraz o el Ratón Vacilón, que nunca faltan a esta cita, y entre las novedades de este año, Skylab. Sólo apta sólo para los más valientes y los amantes de las emociones fuertes. Es similar a una noria pero el giro lo hace en horizontal con vagones que parecen centrifugar alrededor de un eje central. Aquellos que deciden retar a los nervios y a la gravedad pueden optar por 'viajar' de pie en una jaula de metal. Marea sólo de verlo. «Pueden subir hasta 30 personas en cada pase, desde los 4 años de edad. El precio son 5 euros. Es el primer año que venimos a Valladolid y todo el mundo nos dice que ésta es una muy buena feria», dice el barcelonés Antonio Corhs, propietario de esta atracción de moda. La joven Alexia Tabarés es una de las atrevidas que han querido probarla. Sorprende verla, ya que a pesar de las rápidas vueltas, no pierde la sonrisa en ningún momento y es capaz de mirar a la cámara de su amiga, que la sigue desde abajo para capturar la mejor instantánea. «Me encantan las atracciones de mucha adrenalina. Había leído en El Norte que venía este año a Valladolid y no quería perdérmela. Le doy un 9,5 sobre 10 porque podía haber durado un poquito más», dice al terminar el viaje.
Otra novedad es un gran castillo del terror que se instaló este lunes en el recinto recién llegado de la feria de San Sebastián de los Reyes, y que alberga muchos personajes terroríficos que protagonizarán las peores pesadillas de los pucelanos. Y al fondo se escucha un clásico. Es la voz del logroñés Juan Manuel Ortega, un hombre pegado a un micrófono, que canturrea los premios de su famosísima y tiktokera tómbola «¿Y dónde te ha tocadoooo? En la Tómbola Antojitos». Sin su soniquete, la feria no sería lo mismo. «Ya está la ruleta girando y los corazones palpitando», continúa cantando, mientras entrega de un 'bebé llorón' a un agraciado que muestra su boleto premiado.
Las familias con niños tienen tomada la feria. Mientras los pequeños ríen y agarran con fuerza el volante de los coches de choque, los padres reviven sus propias infancias. Es el caso de Manuel Calvo, que este año ha acudido al Real de la Feria, con sus hijos pequeños y otras familias amigas. «Venimos 8 adultos y 8 niños y es una auténtica locura. Se quieren montar en todo. Ya se han subido en tres atracciones cada uno y como mucho, se montarán en otra más. Ahora picaremos algo y nos iremos a ver los fuegos artificiales», dice este padre de familia.
En la taquilla de sus coches de choque está Félix Galicia, presidente de la Asociación de Feriantes de Valladolid, quien asegura que estos días se los está pasando mirando al cielo. «La feria de Valladolid nos suele dar muchas alegrías, por ello, a pesar de la lluvia, tenemos muchas esperanzas en ella, ya que además, es de las últimas de la temporada», explica.
El trabajo detrás de la diversión
Sin embargo, detrás de esta celebración de la diversión y la adrenalina, hay un relato menos visible pero igualmente importante: el esfuerzo titánico de los feriantes. El montaje y desmontaje de las atracciones, la logística, la restauración y la seguridad son solo algunas de las tareas que requieren un arduo trabajo, antes, durante y después de la feria.
Regresamos al recinto. Esta vez, bien temprano por la mañana, mientras las atracciones duermen. Sólo nos encontramos a los feriantes más madrugadores, que dan los últimos retoques a sus atracciones antes de una nueva jornada, de trabajo para unos y de diversión para otros. Uno de ellos es el vallisoletano Marcelino González 'Cholo' es el propietario de Eurolandia y Aeroespacial David, dos atracciones infantiles míticas que cada año se dan cita en esta gran Feria. «Venimos de pasarlo muy mal. La pandemia fue un palo muy duro que en nuestro caso ha durado 3 años. La incertidumbre nos mantuvo despiertos muchas noches. Junto con el sector de la pirotecnia y el de los músicos, hemos sido los grandes olvidados. No hemos tenido ayudas y hemos seguido pagando impuestos. Nuestra economía está muy mermada y a eso hay que añadir el aumento de los precios de los suministros. Aún así, nosotros hemos mantenido los precios de nuestras atracciones para no perjudicar al usuario», dice este profesional de los carruseles. «A pesar de todo, no hemos dejado de innovar para seguir gustando y atraer público. Hemos sustituido ya el 70-80% de las bombillas tradicionales por luces led, lo que ha cambiado toda la sintonía de la feria. Ello ha supuesto un ahorro de aproximadamente el 55% para nosotros, pero también ha supuesto una grandísima inversión», subraya Cholo, quien es feriante de tercera generación y ha sido presidente de APIFVA durante 28 años.
«Esta feria va a estar pasada por agua pero los feriantes estamos acostumbrados a torear con eso y con más. El público de Valladolid es valiente, porque es capaz de subir a la feria aunque caigan chuzos de punta», dice. Para él, Valladolid es su casa y presume de que ésta es una de las mejores ferias que hay. «Otros se llevan la fama, pero el recinto de Valladolid, a pesar de que ya tiene unos añitos, es el mejor de España, y en mi opinión, uno de los mejores de Europa. Es de los pocos que tiene un médico permanente las 24 horas del día. Esos privilegios los tenemos en muy pocos sitios. Tenemos instaladas 180 atracciones y casetas, hay unas 230 caravanas y unas 540 personas trabajando. Cada vez que llega la feria hay que montar una pequeña ciudad, con suministro de agua, de luz, desagües... porque nosotros vivimos aquí y todo eso lo tiene que organizar la Asociación de Feriantes en colaboración con el Ayuntamiento», subraya Cholo.
Su colega, la feriante Teresa Redondo, de la caseta de chuches y algodón de azúcar 'Las dos rosas', se muestra de acuerdo. «Tenemos uno de los mejores recintos que hay. Nada más llegar ya tenemos agua y luz, que es lo primordial. En otras ferias podemos estar hasta una semana sin suministros. Y la gente aquí es fabulosa. Yo me siento en casa», concluye mientras reparte alegría en forma de algodón de azúcar.
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