Pilar, con sus hijas Yolanda y Rebeca, sus yernos y nietos, ayer en Valladolid. L. NEGRO
Fin del estado de alarma

Dos familias de Valladolid y Parla se reúnen el primer día sin cierre perimetral

La presentación del pequeño Daniel, nacido el 1 de febrero, llenó de emoción, abrazos y lágrimas el encuentro familiar de las hermanas Yolanda y Rebeca Luengo

laura negro

Domingo, 9 de mayo 2021

Los 226 kilómetros que separan Parla de Valladolid ayer parecían más largos que nunca para los vallisoletanos Yolanda Luengo y Alberto Carreño y sus hijos ... Alberto y Alba. Estaban impacientes por llegar a la capital del Pisuerga para reencontrarse con su familia, a la que no veían desde el pasado 26 de diciembre. Especialmente estaban nerviosos por conocer al pequeño Daniel, el nuevo miembro de la familia, que nació el pasado 1 de febrero y al que sólo Yolanda había podido conocer gracias a que se pudo desplazar con un justificante de movilidad para cuidar a sus sobrinos. «¡Es guapísimo!», exclamaron Alberto y Alba al ver al pequeño dormido y mientras se abrazaban a Marco y Sergio, sus primos.

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En el reencuentro hubo besos, abrazos, regalos, piropos y también alguna lagrimilla por parte de Pilar, que por fin tenía junto a ella a dos de sus tres hijas, tras muchos meses de espera. «Teníamos muchísimas ganas de poder estar juntos otra vez. Somos una familia muy unida y no veíamos el momento de que se levantara el cierre perimetral para vernos. Inicialmente habíamos pensado quedar a mitad de camino, en la Sierra, pero al final hemos decidido venir hasta Valladolid y pasar aquí el día. Nuestra hermana mayor vive en Almería, en cuanto podamos, también nos reuniremos con ella porque desde que ha comenzado la pandemia, no ha sido posible», cuenta Yolanda.

Pilar, de 82 años y que vive a temporadas entre Valladolid y Torrelobatón, es la que peor ha llevado la distancia. Se conforma con ver a sus hijas, nietos y yerno por videollamada, pero a ella lo que le gustaría, es poder tenerles siempre cerca para abrazarles. «Me dijeron ayer a última hora que venían y me llevé una alegría enorme», dice con los ojos empañados.

Yolanda, Alberto y sus hijos, impacientes, madrugaron para salir de viaje. «Pensábamos que encontraríamos mucho tráfico, pero hemos venido prácticamente solos por la carretera. Esperamos que a partir de ahora podamos venir a menudo. Estamos acostumbrados a venir cada 15 días, porque somos socios del Real Valladolid y estar tanto tiempo lejos, se ha hecho duro», subrayan.

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La familia, con el pequeño Daniel. Laura Negro

Rebeca, como buena anfitriona, se muestra encantada de recibir a todos los suyos en su casa de Valladolid. «A mi hermana le encantan los niños y al no poder disfrutar de mi hijo pequeño, Daniel, lo ha pasado mal. Los primos estaban deseando verse y por eso, cuando me dijo que venía, me hizo una ilusión enorme. Estamos deseando que pase la pandemia y que estemos todos inmunizados, para que nuestra madre nos vea a las tres hermanas juntas. Hoy es el primer paso de la vuelta a la normalidad. Se echa mucho de menos a la familia cuando se tiene lejos. En mi caso, tengo la suerte de contar con la ayuda de mis suegros, sobre todo al nacer el pequeño, pero también necesitaba la presencia de mi hermana», dice contenta.

El de ayer fue, para los Luengo Puerta, un día inolvidable. Los niños se divirtieron jugando al fútbol, Alba recibió por sorpresa la visita de su amiga Irene y todos, por fin pudieron achuchar al benjamín de la familia. Alberto también aprovechó para visitar a su hermano y a su sobrino, a los que echa mucho en falta. Por la tarde, esta familia se despidió de nuevo entre besos y abrazos deseando volver a reencontrarse pronto.

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