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«Vamos poco a poco, no podemos informar de mucho más porque la situación cambia casi al momento», se afanaban en repetir, una y otra vez, los trabajadores de Renfe a primera hora de este martes a las decenas de usuarios que se han acercado hasta la estación de trenes de Valladolid-Campo Grande con la esperanza de poder viajar, lo antes posible, a su destino.
Porque la terminal ferroviaria, que ha amanecido sumida en la incertidumbre aunque con relativa calma, está recuperando de forma progresiva la normalidad en la circulación, aunque con trenes llegando a cuentagotas a Valladolid. «Están saliendo, pero vienen con retraso», insistían estos empleados, que por momentos tenían que multiplicarse para atender las demandas de tantos pasajeros.
Con las pantallas de la estación apagadas de manera permanente, había largas esperas -y colas- para acceder a la zona de embarque, así como en las ventanillas en busca de alguna respuesta y solución (ya fuera en forma de nuevo billete, para descambiar uno ya adquirido o para que el operario en cuestión le proporcionara un sello para comprar un billete para cuando el viajero en cuestión quisiera). «Billetes para la tarde no podemos darle porque no sabemos todavía si van a poder salir», incidían los operadores desde el otro lado del cristal.
También hubo quienes no tuvieron más remedio que hacer noche en la terminal, pero a las siete y media de la mañana de este martes ya no había ni rastro de aquellos que tuvieron que acomodarse como pudieron entre los bancos metálicos con la expectativa de que el reloj pasara rápido y poder regresar cuanto antes a su casa. A esa hora, trenes con destino Madrid-Chamartín o Valencia-Joaquín Sorolla ya habían abandonado suelo vallisoletano.
Además, las 7:45 horas estaba prevista la llegada de un nuevo convoy con destino a la capital de España, además de otro hacia Alicante. Todos, a rebosar. En esos servicios ferroviarios no había ni un asiento libre, ya que en aquellos en los que había una vacante se recolocaba a los pasajeros que allí aguardaban y previamente habían expedido su billete.
Pero, por el momento, no todos han corrido la misma suerte. «Tengo que viajar a Bilbao, pero me han dicho que de momento está todo en el aire, así que no sé cuando podré ir», afirmaba un hombre de mediana edad -prefiere no revelar su identidad- mientras empujaba de su maleta en dirección a la cafetería «para hacer tiempo». Como muchos otros, hizo noche en la capital vallisoletana, aunque en un hotel y que «estaba programado».
Tampoco tuvo suerte una mujer de unos 60 años que acudió con su hija hasta Campo Grande con la idea de viajar hasta Elche. Habían podido comprar el billete por la página web, pero a la llegada a la estación de trenes les dijeron que «por el momento no podía salir». «Hemos venido a primera hora porque nos ha dejado comprar el billete, pero nos han devuelto el dinero porque no se nos garantiza que vaya a salir», explicaba, visiblemente fatigada, esta sexagenaria, que estaba en la ciudad para visitar a su hija. «Menos mal que tenía aquí a mi hija, sino a ver qué hago», continuaba, al tiempo que recordaba el «calvario» de tarde que vivieron este lunes en la estación. «Vinimos a las tres de la tarde y nadie nos decía nada, así que ya a las seis y media nos fuimos a descansar con la idea de poder ir hoy (en referencia a este martes) a Elche», sentenciaba.
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