Imagen del paso a nivel de Pilarica antes de su cierre, en el año 2015. Henar Sastre

Valladolid

Diez años del cierre «provisional» del paso a nivel de Pilarica que se convirtió en definitivo

Cinco días antes de su clausura, la ministra de Fomento, Ana Pastor, comunicó al alcalde, Óscar Puente, que había que «repensar» el soterramiento y afrontar la deuda, que vencía en tres meses

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 5 de octubre 2025, 08:21

Iba a ser un cierre provisional, dijeron. Unos días. Para 'enganchar' el Ave de León y Palencia con Valladolid. Del 15 al 20 de septiembre. ... Así que durante cinco días los vecinos de Pilarica dejaron de cruzar las vías por el paso a nivel, ni en coche ni a pie. Lo de los peatones se solucionaba con un paso un poco más allá, junto al Paseo del Cauce. Lo de los coches obligaba a dar un rodeo, calculaba El Norte entonces, de cinco minutos y 1.400 metros para llegar desde el Paseo de Juan Carlos I hasta el otro lado de la vía.

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Pero el 26 de septiembre un camión comenzó a descargar bloques de hormigón frente al paso a nivel. Iban a cortar el paso a nivel para siempre. Cuestión de seguridad. No se puede tener un paso a nivel en un punto por el que pasan trenes a 160 km/h, era el argumento. Lo que ocurre es que mientras tanto no había noticias de ninguna otra alternativa. Ni siquiera la prometida para la plaza del Aviador Gómez del Barco, unos 350 metros más allá.

El 29 de septiembre llegó el Ave desde León, con un comité de bienvenida con ministra, Ana Pastor (PP), presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera (PP) y sin alcalde. Óscar Puente, entonces alcalde, decidió ponerse al lado de los vecinos que se manifestaban por el corte.

A partir de ahí, el caos.

Antes

Después

Imágenes de la zona del paso a nivel en 2015 y en la actualidad. H. Sastre y C. Espeso

Aunque en realidad comenzó unos días antes. El 10 de septiembre de 2015, se reunía el Consejo de Administración de la sociedad Valladolid Alta Velocidad. Llevaba dos años sin hacerlo presencialmente, con el soterramiento parado desde antes, incluso. La reunión, entonces, se conformaba con otros mimbres. Estaba Juan Carlos Suárez-Quiñones (PP) por la Junta. Y estaba Óscar Puente (PSOE), pero entonces junto a Manuel Saravia (VTLP), como alcalde y teniente de alcalde, respectivamente, de Valladolid desde hacía apenas tres meses. Y la ministra de Fomento era Ana Pastor (PP). En aquella reunión, Puente y Saravia escucharon por boca de los representantes ministeriales que en diciembre vencía el primer plazo de devolución de la deuda de 404 millones que había contraído la sociedad Valladolid Alta Velocidad con los bancos. Que tocaba pagar 100 millones antes del 31 de diciembre. Y de esos, 25 le correspondían al Ayuntamiento. Lo garantizaba una 'comfort letter' de la que nadie en el equipo de Gobierno sabía nada y que había quedado como herencia del anterior alcalde, Javier León de la Riva.

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Así que en ese contexto lo del paso a nivel fue un punto menor. Uno más en el orden del día. Lo mollar fue la advertencia de la ministra a Puente de que había que «repensar» el proyecto de soterramiento, el famoso Plan Rogers. Que lo de soterrar y los 1.069 millones de coste de la operación había que dejarlo a un lado. El titular: «Alta Velocidad renuncia al plan Rogers y

busca alternativas para el soterramiento». Y hay que recordar que en ese momento quienes defendían el soterramiento ante el Ministerio eran, cosas del paso del tiempo, Puente y Saravia.

Tal fue el impacto de la primera noticia que lo de Pilarica quedó en un apunte. «Desde Fomento aseguran que no hay una decisión tomada sobre su cierre y que serán los técnicos quienes determinen el futuro con 'requisitos de seguridad' que deben cumplirse con el tránsito de la alta velocidad hacia el norte. Puente aseguró que Ayuntamiento y Ministerio están 'a expensas de una decisión técnica'». Puente no quería el cierre. Los vecinos no querían el cierre. El Ministerio dijo que no se había decidido el cierre.

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Pero se cerró.

Y este mes de septiembre se han cumplido diez años desde que se cerró. Tanto ha pasado, que los vecinos permanecieron más de mil días «encerrados». Que se manifestaron, protestaron, vivieron las obras, la renuncia al soterramiento y los primeros pasos de la integración. Hoy no hay rastro del paso a nivel, pero en un lateral quedan los restos de un cartel que dice «días encerrados». Junto a una acera, esa es otra, que sigue sin urbanizarse como es debido, aún de brea y con un contenedor desbordado. En la fachada de la asociación de vecinos, frente al paso de Rafael Cano, aparece colgada una de esas pancartas de «No al muro. Soterramiento ya».

Foto histórica del paso a nivel.

También hubo pancartas el 28 de septiembre de 2015. «Pilarica contra el cierre», decían. Y se mostraron el día antes de que Mariano Rajoy, Ana Pastor y Juan Vicente Herrera inauguraran el Ave León-Palencia-Valladolid. Óscar Puente solo se acercó para entregar al presidente del Gobierno una carta de los vecinos. A los 10 días llegó la respuesta. De Ana María Pastor Julián, ministra de Fomento, a Margarita García Álvarez, presidenta de la asociación de vecinos Pilarica. «Estimada presidenta», empezaba. «Tengan la certeza de que mi equipo y yo somos sensibles a las molestias que el corte les está pudiendo causar», escribía. Pero que es lo que hay, concluía. El análisis de los técnicos «pone de manifiesto la existencia de un riesgo muy elevado de que se produzcan accidentes». Y recordaba que habia un paso peatonal «a 50 metros» y que se iba a construir el paso entre Nochevieja y Andrómeda, en la plaza Aviador Gómez del Barco, a 400 metros. Por si eso fuera poco, se ampliaría el paso de Rafael Cano y, mientras tanto, se instalaría una pasarela metálica.

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Pasarela metálica, con la rampa en zigzag de 200 metros a cada lado de la vía.

La pasarela metálica que fue y no fue. El día que la asociación entregaba 1.583 firmas contra el cierre del paso a nivel, el 24 de octubre, El Norte publicaba la imagen de un andamio mastodóntico que pretendía unir las dos orillas de la vía con escaleras y una larguísima rampa, un zigzag de 400 metros en total. Los vecinos la bautizaron como «montaña rusa». La pasarela comenzó a instalarse el 8 de octubre y empezó a desinstalarse el 21 de noviembre. Entre medias, un informe de los técnicos municipales de Urbanismo concluyó que no era segura, que no tenía pasamanos ni alumbrado y que los escalones carecían de contrahuella.

Fue entonces la primera vez que Manuel Saravia propuso como alternativa para reconectar el barrio un paso subterráneo que permitiera pasar a peatones, ciclistas y vehículos de emergencia. Algo provisional, eso sí, no el actual, dado que entonces aún se repensaba el soterramiento, como había pedido la ministra Pastor.

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Plaza de Rafael Cano, en obras para construir el paso peatonal. A. Mingueza

En enero de 2017 los vecinos celebraron una asamblea por los 500 días de incomunicación. El túnel de Aviador Gómez del Barco seguía sin empezarse.

En junio de 2018 se manifestaron por los 1.000 días sin el paso a nivel. El túnel prometido aún no estaba ejecutado. Poco antes, en abril, les habían dicho que en 18 meses estaría. Quizá a principios de 2019.

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El túnel se abrió el 7 de marzo de 2022. Es decir: 6 años, 5 meses y 23 días después de que se cerrara provisionalmente.

Para cuando se abrió el paso a los coches, donde había un paso a nivel se había inaugurado ya, en abril de 2019, el paso peatonal y ciclista de Rafael Cano.

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