La educadora Noelia Rodríguez en el salón de su casa lee un cuento a las pequeñas Alba y Leia. carlos espeso
Valladolid

Madres de día, una alternativa a las guarderías

Estas profesionales de la crianza, que comienzan a abrirse camino en la provincia, piden a la Junta que regularice su situación

Sofía Fernández

Valladolid

Sábado, 23 de abril 2022, 19:32

Es aún poco conocida pero aseguran que está de moda. La profesión de madre de día gana adeptos entre los padres que quieren para sus ... pequeños una educación alternativa al margen de las guarderías o escuelas infantiles convencionales y prefieren una crianza personalizada durante los primeros años de vida. «Es un trabajo precioso y gratificante en el que formas parte de una de las etapas más importantes de su desarrollo personal», explican las educadoras que dedican su tiempo a educar a grupos muy reducidos (máximo de cuatro miembros) de pequeños de 0 a 6 años, aunque lo normal es que atiendan a niños que no superan los tres.

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Lo hacen en su propia casa e inciden «tiene que estar perfectamente acondicionada para ellos, donde reine un ambiente de tranquilidad, porque defendemos que el niño sienta el calor propio de un hogar, no que perciban que son uno más de una institución», afirma desde Santovenia, en La Casa del Colibrí, Laura Redondo, una de las cuatro madres de día en activo en Valladolid. Se trata de un servicio que daba sus primeros pasos en 2015 y que cuenta con una Asociación de Madres y Padres de Día de Castilla y León de la que Laura es presidenta. Forman parte en la región quince educadores y cinco colaboradores que atenderán niños en un futuro.

«Es una profesión de sobra conocida en otros países como Francia, Alemania o Suiza donde se lleva haciendo desde hace muchos años y en España cada vez se apuesta más por esta figura. Calculamos que a nivel estatal hay unas 90 personas que se dedican a esto», añade Redondo quien define esta profesión como una figura de crianza que huye del tradicional sistema de enseñanza vertical profesor - alumno y en el que el ritmo del aprendizaje lo marca el propio niño.

«Somos nosotros quienes nos adaptamos a ellos, a su momento evolutivo y aplicamos metodologías alternativas en las que prima el movimiento, el juego libre y el contacto con la naturaleza. También el respeto por los compañeros, los materiales y a uno mismo, así como el gusto por la lectura y, por supuesto, se trabaja la psicomotricidad y la estimulación de la lecto escritura», asegura Laura, madre de día desde 2018. Aunque antes de dar el paso de educar en su hogar trabajó durante diez años en una escuela infantil de Arroyo de la Encomienda. «El trabajo que hacen en las escuelas infantiles es de admirar, pero los ratios no dan la posibilidad de dedicarte a cada niño», afirma desde la Casa del Colibrí, donde las tarifas oscilan entre los 350 o 400 euros si se incluye comida y siesta.

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En esta profesión la formación es muy importante, «hay que tener titulación oficial de técnico de Educación Infantil o de Magisterio, también cuenta la experiencia en ramas como Trabajo Social o Psicología y es fundamental formación específica en primeros auxilios, a parte de multitud de cursos que realizamos y formación en pedagogías activas como Pickler, Montessori o Waldorf, entre otras», puntualiza Redondo. Sus días transcurren entre pinturas, acuarelas, música, papeles de colores, mesas de luz y recetas de cocina y lo compaginan siempre, da igual si llueve o hace frío, con el contacto con la naturaleza. «Siempre damos paseos, recogemos hojas, vamos a ver a los animales que hay por el pueblo…», añade.

«Este trabajo es vocacional y los comienzos, al ser una profesión aún poco conocida, son duros, por eso, tenemos una red en la que las veterana amadrinamos a las que se inician y las asesoramos. No nos vemos como competencia sino como una gran familia», explica Laura con cuatro niños a su cargo de 1 a 4 años, «lo que permite que entre ellos se enseñen también».

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Comparte pensamiento desde el pueblo de Cigales Noelia Rodríguez. Hace poco más de un año que puso en marcha su proyecto personal, Mamá Koala, tras finalizar sus estudios de técnico superior de Educación Infantil y se muestra encantada con la decisión. Cuida y educa a Alba y Leia, dos pequeñas de dos años que para ella completan «un trabajo precioso que me ha enseñado a entender mejor a los niños (tiene dos hijas de 8 y 5 años) y a descubrir sus necesidades reales, porque cuando los pequeños crecen en un ambiente de silencio, de calma y sin aglomeraciones se desarrollan de una manera más libre y autónoma», afirma Noelia.

«Lo recomiendo al 200%», asegura Yolanda Alonso, la madre de Alba. «Tuvimos que optar por una madre de día porque la peque tuvo un problema respiratorio y, la verdad, ha sido un descubrimiento maravilloso por la flexibilidad, el respeto y la profesionalidad con la que les trata. Mucho días no quiere irse de casa de Noelia y eso es que está disfrutando y aprendiendo mucho», asegura Alonso, que se pensará repetir el próximo curso, «porque es como si estuvieran en casa».

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Las Madres de Día de Castilla y León no temen un descenso en el número de sus usuarios por la implantación progresiva de la gratuidad en la educación de los niños de 0 a 3 años que comenzará el próximo curso. «Realmente las familias que quieren que sus hijos sean educados en un hogar por madres de día seguirán contando con nosotras, por la flexibilidad que ofrecemos en los horarios o ante cualquier imprevisto, porque buscan esa atención personalizada que es imposible en una escuela o guardería, porque son niños que enferman rápido o porque consideran que es beneficioso que estén en grupos muy reducidos y que aprendan a través de otras metodologías o con un trato más especial», explica Noelia, quien cobra por ocho horas de cuidados de lunes a viernes 330 euros al mes y 390 si incluye las comidas.

La meta de este sector es contar con una regularización propia para seguir avanzando y para que su figura sea reconocida. «Por eso, estamos en contacto con la Junta de Castilla y León para conseguir ser reconocidas y seguir avanzando profesionalmente, también para que las familias que decidan optar por nuestra forma de educar tengan acceso a alguna subvención como sucede con el sistema tradicional», señalan desde la Asociación.

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