

«No me podía creer que tuviera el bicho»
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Los Abellón Delgado, una familia numerosa vallisoletana con sus seis miembros contagiados de covid, cuentan su día a día confinados en casalaura negro
Valladolid
Martes, 17 de noviembre 2020
Son 24 horas, 7 días a la semana y somos muchos. Hay veces que necesitamos un rato para estar solos», contaba Mario Abellón ... en la entrevista que publicó El Norte el pasado mes de marzo, sobre cómo pasaba el confinamiento una familia numerosa en Valladolid. Son seis en casa y aquellos meses de «encierro» se organizaron muy bien. Ahora, vuelven a estar confinados. Todos han sido diagnosticados con covid-19.
Mario y Sara Delgado son los padres de esta gran familia. Llevan con resignación esta nueva situación. Sus hijos son Manuel (14), Juan (12), Daniel (11) y Marina (9). Dicen que «dentro de lo malo» se consideran afortunados. «Lo estamos pasando todos a la vez y prácticamente sin síntomas. Es una suerte», dice la madre.
Han sido muy cuidadosos con «el bicho», como lo llaman ellos. Todo el verano lo pasaron en su pueblo, Cervera de Pisuerga, donde se sentían más seguros. «Éramos conscientes de que lo podíamos pillar en cualquier lado, así que después de tantos meses encerrados en el piso, en Valladolid, nos pareció que los niños tendrían allí más libertad. Tuvimos todas las precauciones y pasamos un buen verano», cuentan estos padres.
El primero en notar los síntomas fue el cabeza de familia. El pasado día 3 de noviembre se encontraba algo más cansado de lo habitual. Unas décimas en el termómetro le pusieron en alerta. Al día siguiente, en su centro de salud le hicieron la prueba de antígenos y a los 15 minutos tuvo el resultado. Positivo. «No me lo esperaba, la verdad. No me podía creer que tuviera el bicho. No tenía miedo, tenía incredulidad y solo pensaba en la que había liado en casa. Otra vez todos confinados. Pensé en nuestros trabajos, los niños, el colegio… ¡la que había liado!», confiesa Mario.
Especiales coronavirus
Ese mismo día su hijo mayor, Manuel, se empezó a encontrar mal. «Estaba cansado y me dolía casi todo menos la barriga. No tenía fiebre y aunque sabía que podía ser coronavirus, yo estaba tranquilo», cuenta el primogénito de los Abellón. Las PCR de Sara, Juan, Daniel y Marina, tuvieron el mismo resultado. «Queremos reconocer el trabajo de los rastreadores del Ejército. Nos han llamado regularmente cada dos o tres días. No teníamos muchos contactos directos y nos explicaron todo muy bien», agradecen.
Lo que peor llevan es tener que pasar todo el día con la mascarilla puesta. «Pensábamos que al ser todos positivos, podíamos estar tranquilos en casa, sin embargo, nos han dicho que tenemos que llevar siempre la mascarilla, porque al ser tantos, el virus puede mutar entre nosotros. El único rato que no la llevamos es por la noche. Pero si nos tenemos que levantar para atender a los niños, es lo primero que nos ponemos. Se nos reseca la garganta y no nos escuchamos bien. Quitarse la mascarilla era una vía de escape que ahora no tenemos».
Han retomado las rutinas del confinamiento. Mario es teleoperador y desde el pasado mes de marzo, trabaja desde casa. No se ha cogido baja y sigue trabajando al ritmo habitual. «Mis compañeros se han ofrecido a traernos la compra y me preguntan con humor si al ser tantos en casa, lo nuestro se puede considerar un brote», comenta. Mientras, Sara está pendiente de que los niños no pierdan el ritmo con las tareas escolares. «Prefiero ir al colegio, porque están avanzando materia y claro, yo me pierdo la lección. Los profesores me mandan deberes y mis compañeros me ayudan mucho y me animan, que también es importante», cuenta Juan, quien no se acaba de creer que sea positivo.
Su hermano Daniel, los primeros días tuvo la garganta seca y algunas décimas. Ahora se encuentra bien. «Lo que peor llevo es la distancia con mis hermanos. Intentamos jugar cada uno por nuestra cuenta y si lo hacemos juntos, estamos lejos unos de otros. Solo espero que esto no se nos junte con otro confinamiento masivo», confiesa. La benjamina, Marina tiene dolor de tripa y de cabeza. En su caso la fiebre no ha hecho acto de presencia. Los Abellón no piensan bajar la guardia este invierno por el hecho de haber pasado el coronavirus.
La mascarilla, la distancia y el gel, seguirán muy presentes en su día a día. «El médico nos ha dicho que después de los 10 días, si los tres últimos hemos estado sin síntomas, nos dará el alta sin necesidad de hacernos otra PCR», rematan.
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