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Docentes del CEIP Pedro Gómez Bosque, a la derecha el director del Centro, Diego Olivar Aldudo. Iván Tomé

El colegio de Valladolid pionero en traer la educación emocional al aula. «Es una asignatura espectacular»

«Hay niños que lloran cuando dicen algo positivo de ellos mismos porque rompen algo interno», afirma el director del CEIP Pedro Gómez Bosque

Ángela Zangróniz

Valladolid

Domingo, 12 de octubre 2025, 09:19

«Hay niños que lloran cuando dicen algo positivo de ellos mismos porque rompen algo interno», explica Diego Olivar Aldudo, director del CEIP Pedro Gómez ... Bosque de Valladolid, que ha incorporado al plan educativo del colegio un área de Educación Emocional. Esta novedosa iniciativa enseña a los alumnos de Primaria a afrontar y a saber gestionar sus sentimientos y problemas diarios. «Estamos intentando darles herramientas que nos sirvan para prevenir los datos tan preocupantes que tenemos de enfermedades mentales».

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Olivar destaca que el Pedro Gómez Bosque es «el primer colegio público en Castilla y León» y también uno de los primeros en España que ha decidido implementar clases de gestión emocional en su currículo educativo. El equipo directivo ha dado el paso de incluir la asignatura de forma oficial dentro del esquema educativo del colegio para darle «la seriedad suficiente» a un tema que contribuye al desarrollo formativo y personal de los niños. Aunque hay ejemplos cercanos, por ejemplo en aulas de Canarias donde la Educación Emocional fue incorporada como asignatura obligatoria hace más de una década, el CEIP Pedro Gómez Bosque se ha mirado en el espejo de centros educativos de Estados Unidos, que tienen como base los trabajos del psicólogo y periodista Daniel Goleman, considerado un gurú en el terreno de la educación emocional. Según explica Diego Olivar, el centro ha elaborado la parte normativa de la asignatura, la que establece los pasos a seguir durante el curso y la forma de evaluarla, porque «la educación emocional ya estaba presente dentro de las aulas y los profesores tenían que tratarla con los alumnos sin una 'formación' previa».

Las clases comienzan con los estudiantes sentados, con los ojos cerrados y de la mano, mientras los profesores les explican la importancia de respirar para que lo que les dice el corazón se equilibre con el cerebro. «La respiración es el director de orquesta porque cuando estamos enfadados o tristes, a veces, si tenemos el corazón muy acelerado, nuestro cerebro nos manda mensajes poco positivos, un poco turbios. Ese es el momento en el que tenemos que empezar a respirar para luego tomar buenas decisiones», menciona Olivares sobre la importancia de dominar nuestra respiración.

El desarrollo de la asignatura se lleva a cabo en sus clases porque el aula destinada al área de Educación Emocional está en proceso de construcción y decoración. Unas cuantas mesas azules y un enorme dibujo de un cerebro y un corazón pueblan, por el momento, una clase que dentro de poco se llenará de sentimiento y emoción y se convertirá en el espacio seguro de los más pequeños. El colorido esbozo de la pared es una pequeña pincelada de las sensaciones que se vivirán en un aula dedicada a explorar y profundizar en sus emociones.

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Aula en la que se impartirá la asignatura de Educación Emocional. Iván Tomé

No solo se practican técnicas de relajación, sino que también se intenta que los pequeños indaguen en sus sentimientos y digan algo positivo sobre ellos mismos. Es complicado, dice Diego, ya que «el 90% de ellos no se abre la primera vez que les preguntamos». La valentía de algunos hace que muchos de sus compañeros pierdan la vergüenza y la timidez y sean capaces de decir algo bueno, aunque no siempre es fácil. «Hay niños que lloran cuando dicen algo positivo de ellos mismos porque rompen algo interno».

Este colegio vallisoletano dedica una hora semanal a las emociones. «Nuestra idea fue intentar mantener algo obligatorio a lo largo del tiempo de clases semanales con los niños y con las niñas», señala el director. Para ello han tenido que reducir ligeramente el tiempo semanal de otras asignaturas para hacerle un hueco en el horario. «Hay un real decreto y un decreto autonómico que indica las medias horas que puedes quitar de diferentes áreas».

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Este mandato indica las opciones de medias horas que se pueden restar de algunas áreas para incluir otros proyectos. En algunos cursos se ha prescindido de media hora de Lengua o Matemáticas y, en otros, de Educación Física: «No hemos podido elegir las asignaturas que queríamos. El decreto marca tres o cuatro opciones y la decisión está entre esas». Para decidir cuál iba a ser la elegida tuvieron que estudiar que opción sería la que menos afectaría a la enseñanza de los alumnos.

Al no ser una asignatura convencional, la forma de evaluarla tampoco lo es. Cada alumno cuenta con un carné por puntos en el que se valora el trabajo que han realizado. Para ello, se tienen en cuenta aspectos a cumplir semanalmente como el respeto de sus emociones y la gestión de estas y también el diario personal que tiene cada uno en el que explican las situaciones que han vivido y cómo han actuado frente a ellas. Algunos aspectos a calificar son: ayudar a sus compañeros, dar las gracias cuando alguien les ha ayudado, pedir perdón cuando se hayan equivocado o valorar si se han querido y se han hablado bien. «Es verdad que lo más importante es lo práctico y queremos que la valoración sea objetiva, pero involucrándoles de una manera en la que no haya que preguntarle cuáles son sus emociones sino que intentamos buscar una manera de aplicarlo a su vida diaria», subraya.

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Tras un mes de colegio y con las impresiones de los padres recientes después de la primera reunión de curso, el balance de este nuevo proyecto es «muy positivo». Los padres, dice Olivar, están muy contentos. «Es la asignatura más espectacular que hemos visto dentro de un aula porque los niños rompen internamente con cosas que les costaba decir».

El trabajo está dando sus frutos. El director del CEIP pone como ejemplo una situación reciente «en la que casi se me saltaron las lágrimas». Los padres de un alumno no pudieron ir a buscarle y, en vez de ellos, acudieron sus abuelos. El niño, disgustado en un primer momento, comenzó a llorar, pero inmediatamente después empezó a aplicar lo que le habían enseñado en clase. «Estaban en el banco sentados respirando», explica asombrado.

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Olivar destaca el apoyo recibido de toda la comunidad educativa y expresa su deseo de que esta iniciativa se extienda a otros colegios de Valladolid. Algunos les han pedido ya información sobre cómo han desarrollado esta inicitiva y desde el CEIP Pedro Gómez Bosque esperan que su labor sirva para incluir esta asignatura de forma autonómica y «ojalá» de forma nacional.

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