El Banco del Tiempo de Valladolid cumple 20 años
Dos décadas después de su puesta en marcha, esta red de cooperación vive un nuevo impulso con más de 800 socios y 19.675 intercambios realizados
En noviembre de 2005, cuando en el barrio de La Victoria aún se hablaba de «economía colaborativa» como algo totalmente novedoso, doce vecinos dieron un ... paso al frente y se apuntaron a un proyecto piloto que tenía por lema 'Mi hora por tu hora'. Aquella iniciativa municipal, promovida desde la concejalía de Empleo, Familia y Bienestar Social, nacía sin saber que, dos décadas después, se convertiría en todo un referente internacional de cooperación vecinal.
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Hoy, el Banco del Tiempo de Valladolid cumple veinte años con mejor salud que nunca y demostrando que el tiempo, cuando se comparte, vale mucho más. En estas dos décadas suma un total de 19.675 intercambios realizados, según los datos cerrados a fecha 27/11/2025, y una red de 808 socios, de los cuales 526 son mujeres, 276 hombres y 6 asociaciones.
El Banco del Tiempo echó a andar oficialmente en noviembre de 2005, con un periodo de prueba de apenas seis meses. En junio de 2006, la evaluación sorprendió incluso a sus impulsores con más de un centenar de intercambios en tan poco tiempo y un barrio, La Victoria, que había hecho suyo el experimento. Un año más tarde, en verano de 2007, el Ayuntamiento decidió convertirlo en programa estable con presupuesto propio. «Siempre fue una iniciativa municipal», recuerda hoy Laura Benito, actual coordinadora del Banco del Tiempo.
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Más de 800 vallisoletanos intercambian su tiempo para ayudarse
«La gestión depende de una empresa especializada mediante licitación, Formacal, aunque para los usuarios el servicio sigue siendo totalmente gratuito», añade. La elección del barrio de La Victoria no fue casual. Su gran tejido asociativo y la implicación de sus vecinos, ofrecían el caldo de cultivo perfecto para un proyecto de este tipo. Aun así, desde el primer día la cobertura fue para toda la ciudad.
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Una moneda única: 60 minutos
En el Banco del Tiempo todas las habilidades valen lo mismo. Una hora de apoyo informático, por ejemplo, vale lo mismo que una hora de compañía. Lo que pesa es el tiempo y la voluntad de ayudar. «Los principios se han mantenido intactos en veinte años, que son la cooperación, la vecindad, la voluntariedad y la ayuda mutua. Los intercambios siguen siendo puntuales, para evitar que se conviertan en relaciones laborales encubiertas», insiste Laura Benito.
Los intercambios han evolucionado con los tiempos. Si en 2005 predominaban las tareas domésticas, los acompañamientos al médico o los pequeños arreglos, hoy la lista se ha ampliado hacia lo digital. «Hay muchísima demanda de temas tecnológicos, como instalar impresoras, configurar móviles y ordenadores…», explica Laura. Sin embargo, el servicio más habitual sigue siendo el más humano, la compañía. Paseos, cafés compartidos y charlas que alivian la soledad. Pero si algo distingue al Banco del Tiempo vallisoletano dentro de España es el éxito de sus intercambios grupales, muy poco frecuentes en otros bancos de este tipo. Aquí funcionan verdaderos clubes comunitarios, como el grupo de café que debate cada viernes, un cinefórum, un grupo de radio, un club de ping-pong o un espacio de meditación en centros municipales. «Los intercambios grupales generan comunidad y eso es lo que más nos diferencia. Tienen muchísimo éxito y cada uno tiene sus propias normas como, por ejemplo, no hablar de política o de otros temas que puedan generar discusiones o tensiones», subraya Benito.
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En 2024 se realizaron 1.600 intercambios, con una media mensual de 90. En 2025, se ha notado un descenso debido, principalmente a un parón técnico que hubo en el mes de marzo por el cambio de licitación en la empresa gestora. «Aun así, la tendencia vuelve a repuntar y en los últimos meses se ha notado un incremento», informa Benito.
Quiénes son los socios del Banco del Tiempo
El perfil de los usuarios es muy variado. El 50% tiene entre 45 y 65 años y la mayoría son mujeres. Actualmente el socio más joven tiene 20 años y el más mayor, 94. «Para hacerse socio basta con acudir a la sede, en la calle San Sebastián, 3 y realizar una pequeña entrevista personal para ver qué es lo que ofrece a los demás. Aquí todo el mundo es bienvenido, pero hay personas que quieren recibir más que ofrecer y eso rompe el equilibrio. Es importante cuidar la esencia del proyecto y por eso a todo el mundo le hago la misma pregunta: ¿Hasta dónde estás dispuesto a ofrecer? Es maravilloso cuando la gente se siente útil, cuando descubre que tiene algo que aportar», añade.
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Este jueves se celebró en la Plaza del Cosmos un acto con motivo del 20 aniversario del Banco del Tiempo. El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, intervino ante decenas de socios, subrayando el carácter «profundamente intergeneracional» de esta red humana «que nació para combatir la soledad no deseada y que hoy se ha convertido en un espacio donde la convivencia permite abandonar esa soledad no querida y nos enriquece». En el acto también intervinieron Ángel David Sánchez, que ha aportado más de 150 horas a la comunidad en los siete años que lleva como usuario. Él destacó «la libertad, la tolerancia y la cohesión entre barrios» que genera esta red de ayuda mutua; También María Salgado, socia desde 2014 que subrayó como en cada intercambio «no solo se ganan horas, sino un sentimiento de pertenencia».
Rosa Hernández, concejala de Servicios Sociales en 2006 y principal impulsora del Banco del Tiempo, visiblemente emocionada, también tomó la palabra para recordar cómo el proyecto nació con el objetivo de crear redes vecinales, fortalecer la solidaridad y «buscar la felicidad de la gente». Para ponerlo en marcha viajó a Barcelona para conocer otras experiencias y defendió que, a diferencia de otros modelos, el hecho de que Valladolid apostara por crear un banco íntegramente municipal, le convirtió pronto en un referente nacional e internacional. «Es un proyecto que nació de la ilusión y que ha demostrado ser profundamente válido», concluyó antes de inaugurar una placa en un banco de esta plaza del barrio de la Victoria, dedicada al Banco del Tiempo.
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