Ana Redondo interviene en el Congreso, delante de toda la bancada del PP. Jesús Hellín-Europa Press

Ana Redondo, un perfil tranquilo enredado en el enésimo temporal del ministerio trampa

La ministra de Igualdad había logrado amortiguar el ruido de su predecesora, pero la crisis de las pulseras pone a prueba su resistencia

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 28 de septiembre 2025, 08:26

Cuando Ana Redondo llegó al Ministerio de Igualdad le esperaban los ecos de la fallida ley del solo sí es sí, una sede vacía con ... un traspaso de poderes complejo por parte de su ex socio de Gobierno, Podemos, y un mandato implícito en su designación: hay que bajar el soufflé. El Ministerio de Igualdad, con poca gestión en comparación con otros pero muy cargado ideológicamente, llevaba mucho tiempo bajo el foco. Con la ley del solo sí es sí, la ley trans, la fractura entre las diferentes corrientes del feminismo…

Publicidad

Ana Redondo tenía que ser capaz de someter un departamento tenso a un perfil bajo. Y de paso, como profesora de derecho constitucional de la Universidad de Valladolid, no volver a cometer un error legislativo semejante. Ha conseguido que varias iniciativas legislativas estén en tramitación. Y no son menores. La ley contra la trata, su intento de proponer una ley abolicionista de la prostitución -que anunció que tendría un primer paso en septiembre-, y la ley de violencia vicaria, que va el martes al Consejo de Ministros. La compleja aritmética del Congreso dificulta, eso sí que las normas se aprueben con celeridad. O que se aprueben, sin más.

Ese trabajo gris se ha chocado de bruces con dos momentos críticos. El primero, los audios machistas y misóginos de José Luis Ábalos y Koldo García. «No ha ocultado su decepción personal, pero insiste en lo rápido que se actuó», explican desde su entorno. El segundo, los fallos de las pulseras de protección ante los maltratadores. Este miércoles comparecerá en el Congreso para dar explicaciones y su argumentario será la base para reforzar un respaldo del Ejecutivo que, señala otra fuente del partido, de momento mantiene. Especialmente por parte de Óscar Puente, hombre fuerte de Pedro Sánchez, que puede ejercer de salvavidas momentáneo.

Redondo tratará de poner el foco en los datos para desmontar la principal tesis de la oposición, que se ha desprotegido a las mujeres. ¿Los argumentos? Las pulseras se han ido mejorando con el tiempo. Han pasado de lanzar geolocalizaciones cada dos minutos a hacerlo cada 30 segundos, lo que provoca que cada día se reciban 4 millones de geolocalizaciones. Si una falla, se activa el protocolo de seguridad: llamar a la víctima, al maltratador, comprobar su ubicación y avisar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La ministra tratará de martillear, sobre todo, con el hecho de que no se han producido sucesos fatales por culpa de los problemas técnicos de la migración de datos al cambiar de proveedor del servicio. Y que esos «sobreseimientos» a los que hacía referencia la memoria de la Fiscalía por culpa de la ausencia de algunos historiales de ubicaciones de los agresores pueden subsanarse, al tratarse de sobreseimientos provisionales que pueden revocarse si se recuperan los datos.

Publicidad

Hasta ahí llega la parte de estrategia política. De comunicación política, en realidad.

Pero en esta crisis, la más dura para Ana Redondo desde que se hizo cargo del Ministerio, hay otros aspectos en juego. Políticos y personales.

En lo político, la ministra suena desde hace tiempo como futurible candidata a la Alcaldía de Valladolid en 2027. Un rostro reconocible, una mujer, con pasado en la gestión municipal como concejala y teniente de alcalde. Muchos en el entorno socialista vallisoletano lo dan por hecho. «Encaja con la estrategia de Pedro Sánchez», confirman desde Madrid. «En esta crisis se la juega», considera otra fuente.

Publicidad

Juega a su favor que ha mantenido la vinculación con Valladolid en todo momento. Incluso eso se ha vuelto un argumento en contra en algunos momentos. Su agenda refleja una multitud de actos en Valladolid los viernes y los lunes. Que no es algo que no hagan otros ministros o los consejeros de la Junta en sus ciudades de residencia, por ejemplo. Lo cierto es que desde hace algún tiempo pasa más noches en Madrid, «no va y viene todos los días», explican. Y recuerdan que tiene cargos en la Ejecutiva autonómica y en la de Valladolid, lo que también le condiciona a veces. O que muchas veces puede viajar mejor desde allí en lugar de hacerlo desde Madrid, sobre todo si va al norte.

Pero también entra aquí el factor personal. «Es una enamorada de Valladolid», dicen. Pero también de la vida en familia y menos del tejemaneje político interno. «Quizá está más sola en el Ministerio», considera otra fuente. Aunque parte de su equipo de confianza es de Valladolid, también ha tenido ya tres jefas de gabinete. Pilar Rodríguez permaneció en el cargo 118 días; Carmen Vaquero, compañera en la Universidad de Valladolid, en la que era vicerrectora de Comunicación, permaneció en el puesto 161 días; Dolores Sanjuán cumple hoy 397 días. Y a esto se une un rasgo que desvela alguien que la conoce bien de sus tiempos en el Ayuntamiento: «Cuando hay una crisis le tira mucho la familia».

Publicidad

El perfil político de Ana Redondo es menos proclive a la confrontación directa. Y eso, en un ministerio tan ideológico, le perjudica, consideran algunas fuentes. A cambio, utiliza la cercanía para apaciguar, lo que le ha servido para amortiguar el ruido que había en torno a Igualdad. «Las asociaciones feministas están en contacto con ella de manera personal. Tiene un 'problema', y es que da su teléfono a todo el mundo y eso no ha cambiado desde los tiempos del Ayuntamiento. Por eso tiene mucha cercanía con las asociaciones».

«Pocas veces pierde el control, aguanta el tipo», dicen. Pero esta vez tendrá que hacer algo más que aguantar ante un temporal que va a poner a prueba su capacidad de salir a flote.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad