

Adiós a otro esqueleto de la crisis en Valladolid
Una constructora rehabilita el torreón de seis alturas, con vistas a la carretera de Madrid, que fue abandonado y desvalijado en 2010
Sus singulares cubos se llenaron de pintadas a raíz de su abandono hace once años, en plena crisis del ladrillo, y sus últimas plantas enseguida ... se llenaron de enormes pintadas visibles desde la carretera de Madrid. Después llegaron los robos y una orden municipal, ya en 2019, para cerrarlo y evitar el vandalismo que dejó literalmente desnudo el interior de uno de los últimos símbolos de aquella crisis económica que se mantenían impasibles en la capital. Todo esto es historia. Una constructora ha retomado ahora las obras para rematar el bloque de seis alturas situado en el número 1 de la calle Arca, en el incipiente barrio de las Arcas Reales, una prolongación de Delicias situada entre el polígono de Argales, la carretera de Madrid y la avenida de Zamora.

El singular torreón de seis alturas más planta baja cuenta con una docena de viviendas, en cuya recuperación trabajan desde hace unos meses los operarios para que vuelvan a ser habitables antes de finales de año. Atrás quedaron más de lustros de abandono a raíz de la quiebra de la primera promotora, que levantó este llamativo conjunto de bloques revestido en su origen de placas de cerámica entre los años 2008 y 2010. Pero la obra se paró y enseguida llegó el expolio del cableado, marcos... Después llegaron las enormes pintadas, rubricadas por algunos habituales de la ciudad, como 'Payo', 'Cult' o 'Flos', que estamparon sus iniciales en enormes grafitis de hasta cuatro metros de altura. La suma de robos y vandalismo convirtió a este bloque en uno de los más llamativos esqueletos de la crisis de la capital. Ahora era ya el último. Hasta ahora. «El interior estaba prácticamente vacío y ha habido que empezar casi de cero», reconocen fuentes de la constructora antes de anticipar que los trabajos de reconstrucción están prácticamente acabados y que buena parte de las viviendas, no todas, están ya vendidas.
Los vecinos del entorno ven con «satisfacción» las obras de rehabilitación de un bloque en el que llegaron a albergarse temporalmente algunos indigentes hasta que el Ayuntamiento, dado su evidente estado de deterioro y, sobre todo, la situación de las planchas de cerámica de la fachada, ordenó a la propiedad que retirará el revestimiento y tapiara el perímetro. Su rehabilitación pone fin a once años de abandono y permite a la ciudad despedir al último gran esqueleto visible de la crisis del ladrillo.
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