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Víctor Vela
Miércoles, 1 de octubre 2014, 11:13
Hay trasiego en los ayuntamientos de la provincia que pueden presumir de un importante patrimonio micológico porque, durante estos días, se despachan y tramitan los permisos para que vecinos (y visitantes)puedan recoger setas en los términos municipales adscritos a Micocyl, el proyecto que rentabiliza la producción de hongos en Castilla y León. El año pasado, Valladolid generó 48.599 euros con la expedición de 10.059 licencias, unas cifras récord que suponen un incremento del 57% en el número de autorizaciones (3.674 más que el año anterior)y del 73% (20.574 euros más)en la recaudación.
La demanda para la temporada que ahora arranca se prevé aún mayor ya que, en algunos casos, se han reducido las tarifas. Incluso hay localidades, como Tudela de Duero, que tendrán que sortear los permisos disponibles ante la enorme cantidad de solicitudes presentadas. Ya ellas habrá que sumar las que se tramiten, desde el 6 de octubre, a través de Internet. En el conjunto de la comunidad, la pasada campaña se cerró con 65.160 licencias (fueron 37.109 en la 2012-2013) y 397.679 euros (frente a los 261.406 de la temporada anterior).
¿Qué se hace con este dinero? Pues una vez pagados los impuestos y costes del sistema, se destina a la promoción de acciones (cuidado y vigilancia de montes, exposiciones, mercados micoturísticos) que reviertan en los municipios adscritos a estas áreas reguladas que, en la provincia de Valladolid, comprenden 32.330 hectáreas de las zonas de Torozos-Mayorga y Pinares.
La previsión es ampliar esta unidad de gestión de aprovechamiento micológico, «aunque aún se está en conversaciones con los propietarios de los montes», explicaron desde Cesefor (Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León), la entidad que se encarga de gestionar estos recursos. Se hace a través del programa Micocyl (que toma el relevo del anterior proyecto Myasrc), financiado por la Junta de Castilla y León, la Unión Europea, las diputaciones y los municipios propietarios de montes vigilados por este sistema (cerca de 300 localidades en toda la región). Salir a los campos regulados y coger setas sin este permiso supone arriesgarse a recibir una multa cercana a los 700 euros. Durante la pasada campaña, los agentes medioambientales controlaron a más de 2.500 recolectores para comprobar que disponían de esta licencia.
Todo ello, para afrontar una campaña que se barrunta «impresionante», según el adjetivo utilizado por Aurelio García, presidente de la Asociación Micológica de Valladolid (que celebrará sus jornadas divulgativas del 27 al 29 de octubre). «Este fin de semana he estado en el pinar de Lillo, en el norte de León, que es un termómetro de lo que luego puede ocurrir en el resto de Castilla yLeón. Y el año viene muy bueno», apunta García, quien, sin embargo, echa mano de la cautela para recordar que todo dependerá de lo que ocurra durante la primera quincena de octubre. «Hay que estar pendientes de los llamados veranos de la vendimia. Como vengan muy tórridos, se seca la capa superficial y eso puede dañar la campaña», reconoce el especialista. Pero, de momento, las perspectivas son más que halagüeñas. A la altura, posiblemente, de lo que ocurrió el año pasado, que fue más que bueno para los níscalos, con miles de aficionados en el campo y los pinares.
«Afortunadamente, el comportamiento de los recolectores ha mejorado mucho. Los cursos, los talleres, la formación influye mucho y ya no vemos esos rastrillados que había antes», indica García, quien no está muy de acuerdo con la obligación del permiso para recoger setas y hongos: «Es una apuesta por el micoturismo que puedo llegar a entender, pero desde el punto de vista científico y de divulgación dificulta mucho las cosas».
A la espera de lo que ocurra meteorológicamente, desde Cesefor también prevén un año «favorable», especialmente en el oeste de la comunidad. «Las perspectivas son mejores que otras veces, pero se debe esperar a que la llegada generalizada de las lluvias de otoño no se retrase demasiado y que las temperaturas sean frescas, pero sin heladas tempranas», apuntan desde el área de Micología de Cesefor. De acuerdo con los datos que maneja la Junta, el 40%de los residentes en el medio rural es recolector de setas para autoconsumo (sobre todo níscalos, boletus y seta de cardo)en Castilla yLeón.De salir al mercado, supondrían en torno a 33 millones de euros.
Los últimos datos disponibles (correspondientes al año 2011)consignan la recolección en la provincia de 977 toneladas de hongos silvestres comestibles, una producción superor a las 866 toneladas obtenidas en 2008 (la mayor parte en los pueblos de la ruta del mudéjar, zona de pinares). Las cifras vallisoletanas están muy lejos de lo que ocurre en el conjunto de la comunidad, con una producción bruta cercana a las 31.500 toneladas y un aprovechamiento cifrado en 80 millones de euros.
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