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El año 2000 fue antes de ayer, pero Tania Guerra, que fue la última vallisoletana en nacer en 1999, casi con las uvas, es hoy enfermera y modelo y utiliza Instagram, herramienta que nació en 2010, de modo profesional. Y José Antonio Nieto, que fue ... el primer vallisoletano del año 2000, es investigador en la Universidad Pontificia de Salamanca. Son la generación del euro, de Internet, de las redes sociales, de los 'smartphones', de Netflix y Spotify. Cuando tomaron conciencia de las cosas, las innovaciones tecnológicas ya estaban allí. Y también son la generación de vallisoletanos que disfruta de un concierto en el Lava, que quizá busca piso en Pinar de Jalón, en el alfoz o en los nuevos edificios de la Ciudad de la Comunicación o de los cuarteles de Farnesio. Lugares que en el año 2000 eran solares. Como Villa de Prado. Como buena parte de Parquesol. Como Puente Jardín. Como El Peral.
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Las cifras del Instituto Nacional de Estadística lo dicen todo. En el año 2001, Valladolid tenía 137.877 viviendas. Dos décadas después -2021 fue el último año que se actualizó este índice, que se revisa cada diez años- eran 159.363. Más viviendas y, sin embargo, menos habitantes en la capital, después del éxodo a los municipios más cercanos: Arroyo, Zaratán, Laguna, La Cistérniga… La ciudad ha perdido 18.511 habitantes desde el año 2000, aunque ha repuntado últimamente. Y un dato curioso: si entonces la distribución de hombres y mujeres se situaba en un 51,9% de ellas y un 48,1% de ellos, ahora que se cumple un cuarto de siglo hay más prevalencia de mujeres: un 53,15% frente a un 46,85%.
Somos menos, pero también somos distintos. Somos, de entrada, más mayores. Las pirámides de población lo muestran al primer vistazo. Arroyo o Zaratán concentran a las parejas con hijos y la capital aglutina a una gran cantidad de gente mayor. Incluidos los que, tras emigrar al alfoz en pleno boom inmobiliario precrisis del año 2008, han regresado después al núcleo urbano para evitar el trasiego de idas y venidas en coche.
En el año 2000 había 5.584 mayores de 85 años. Empezamos 2025 con 13.734. Tal es el incremento y la mejora de la esperanza de vida, que hace 25 años el Instituto Nacional de Estadística englobaba a los «mayores de 85 años» en un único apartado. Entonces un vallisoletano nacía con 80,3 años de vida (teóricamente) por delante. En 2023 se había elevado esa cifra hasta los 84,72. Hoy, en las tablas del INE hay espacio para dividir de 85 a 89, de 90 a 94, de 94 a 99… Y «Más de 100 años». Y son unos cuantos los vecinos que superan el siglo de vida. Sobre todo las vecinas. 151 mujeres y 23 hombres superan el centenar de años.
En este tiempo ha engordado la 'faja' de la pirámide, el tramo de los adultos que ahora, avanzado el siglo XXI, quieren ser viejóvenes o repiten eso de que los cuarenta son los nuevos treinta, los cincuenta son los nuevos cuarenta… 104.770 vallisoletanos tenían entre 40 y 65 años en el año 2000. Hoy son 110.853. Hay, además, menos nacimientos. La mitad de matrimonios. Y el doble de parejas sin hijos: eran 12.328 en el año 2001 y alcanzaban las 25.503 dos décadas después, según la estadística de hogares del INE.
Y son hogares muy distintos. Hay muchas más personas mayores de 65 años que viven solas. Es esa 'soledad no deseada' que tiene múltiples causas en una sociedad en la que cada vez es más frecuente trabajar en otros lugares, incluso en otros países, dejando la familia atrás. Casi se han duplicado los hogares con una mujer mayor de 65 sola: de 7.694 a 13.935. Y lo mismo con los hombres, de 1.724 a 4.570.
Esto se sabe por esa estadística que además muestra que, pese a mermar la población, han aumentado las viviendas. 21.486 más. Solo en la capital. Porque en ese periodo de tiempo el crecimiento de los municipios del alfoz ha sido exponencial.
Como el alza de los precios. Del coste de la vida. Y la no tan alta subida de los salarios. De nuevo, son datos. El IPC desde enero de 2000 hasta noviembre de 2024 se ha incrementado, según el INE; un 76,6%. ¿El sueldo medio? Pues ha crecido, sí. En Castilla y León era de 1.326 euros en el año 2000. Y mayor para los hombres (1.615) que para las mujeres (1031). En estos años el sueldo medio se ha elevado hasta los 1.727 (pero por debajo de la media española, cuando hace 25 años estaba por encima). El de los hombres ha crecido hasta los 1896,3, mientras que el de las mujeres ha alcanzado los 1.555,23.
Para poner la subida en contexto: con la calculadora del INE en la mano, el salario medio debería haber crecido, conforme al IPC, hasta los 2.312 euros.
Sí ha crecido el salario mínimo interprofesional. De 424 euros al mes en el año 2000 hasta los 1.134 actuales.
¿Y la vivienda? Pues se ha convertido en el principal problema de los españoles en los últimos tiempos. Hay más viviendas vacías, hay un boom de pisos turísticos propiciado por plataformas que tienen menos de dos décadas de vida, y hay un repunte de precios que, sin embargo, no llega a las cifras de la burbuja de 2007. Entonces, el metro cuadrado medio en Valladolid había crecido desde los 1.091 euros del primer cuatrimestre del 2001 -según la sociedad de tasación Tinsa- hasta los 2.112 que marcaron el récord en ese 2007, justo antes del gran crack. Un piso medio de 90 metros cuadrados, por tanto, había pasado de costar 98.190 euros a 190.080 en apenas seis años. Hoy, el metro cuadrado medio en diciembre, en Valladolid, se sitúa en 1.653 euros.
La rutina diaria invita a pensar que el paisaje apenas muta. Sin embargo, las transformaciones de Valladolid en este cuarto de siglo han sido drásticas. No ha habido soterramiento y se ha paralizado la integración, pactada en 2017, aunque los próximos 25 años serán los del gran cambio del ferrocarril en Valladolid (y en España). Tanto en mercancías como en pasajeros. Y eso provocará cambios también en zonas como Farnesio o Argales, donde enormes solares dedicados a la labor ferroviaria pasarán a convertirse en zonas residenciales.
El angosto paso de Labradores, eso sí, ha conseguido al fin 'crecer' en altura para garantizar que los autobuses no volverán a quedarse atascados dentro.
En aquel 2000 se hablaba también de potenciar el aeropuerto. Se construyó una nueva terminal de pasajeros que hoy, 25 años después, luce como recién estrenada por el poco uso que tiene. Cerraba el Teatro Lope de Vega, que ahora está en plenas obras de remodelación para volver a abrir sus puertas en un futuro cercano.
Tenía Valladolid un foco de venta de droga, el Poblado de la Esperanza, que acabó por desaparecer, no sin muchos conflictos. Todavía había edificios junto a la Catedral, frente a la iglesia de la Antigua, y los coches circulaban con normalidad por María de Molina, por la Acera de Recoletos, por la Plaza de Zorrilla... Valladolid se ha vuelto más paseable, con un centro urbano en el que han crecido las peatonalizaciones. Menéndez Pelayo, Claudio Moyano, parte de Doctrinos, Regalado, entorno del mercado del Val, Pasión, Veinte de Febrero. Y con calles en las que las aceras han ganado espacio, como Duque de la Victoria.
Han sido 25 años con 17 de alcaldes del PP al frente del Ayuntamiento -Javier León de la Riva, de 2000 a 2015 y Jesús Julio Carnero, desde 2023 hasta ahora- y ocho con un alcalde socialista, Óscar Puente. Pero por el camino han nacido partidos que han tenido concejales en el Consistorio, como Ciudadanos, Podemos, Vox o la confluencia Toma la Palabra. Algunos han tenido una vida fugaz. Un hola y adiós. Ni sede les queda ya. Si algo se ha acelerado en estas dos décadas y media ha sido la política.
Este 2025 empieza con Valladolid en proceso de recuperar población, con buenas perspectivas macroeconómicas, con Renault con un ojo puesto en el motor de combustión de Horse y otro en el eléctrico y con el tren como gran promesa de futuro. El segundo capítulo del siglo XXI, en 2050.
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