
De vuelta a sus raíces vacceas
La fiesta de la cosecha El 15 de agosto se celebra el Lughnasadh del pueblo vacceo, que ocupaba la zona antes de la invasión romana
FRANCISCO IZQUIERDO \ CABEZAÓN DE PISUERGA
Sábado, 14 de agosto 2010, 23:56
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Por séptimo año consecutivo, el pueblo de los vacceos se asentará de nuevo en Cabezón durante sus fiestas. Y es que desde el año 2002, en que se celebró la primera fiesta vaccea en el municipio, se ha mantenido la tradición. De esta manera, Cabezón recuerda los asentamientos vacceos que hubo en sus tierras de un pueblo que llegó al valle medio del Duero antes de que lo hicieran los romanos. Más adelante sucumbieron al poderío de Roma para vivir bajo su dominación hasta que se produjo la conquista de los godos.
Los vacceos fueron un pueblo de granjeros que se dedicaron principalmente al cultivo de cereal y a la ganadería ovina. Pero también se sabe que era un pueblo guerrero que opuso gran resistencia a los romanos. Sus miembros veneraban a tres dioses. Sobre todo a Lug, que era el Dios del comercio y de los artesanos. Con motivo de la culminación de las cosechas, en el mes de agosto, los vacceos celebraban una ceremonia de marcado carácter agrario a la que llamaban Asamblea de Lug o Lughnasadh.
El mismo nombre que recibe la actual fiesta que se celebra en Cabezón de Pisuerga, la denominada Fiesta Vaccea de Lughnasadh el día 15 de agosto. Una actividad que pretende poner de manifiesto las dos características del pueblo vacceo. Por un lado, la agricultura y la artesanía como su medio de vida y el constante enfrentamiento a los romanos.
En ella se espera que acudan entre 8.000 y 10.000 personas. Unas cifras que ya hace un año provocaron la creación de un grupo de protección civil local que, en colaboración con la Guardia Civil, se encarga de organizar toda la infraestructura necesaria y se responsabiliza de la seguridad.
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Durante la representación habrá también un mercado en el que se instalarán alrededor de 20 puestos, se contará con talleres dirigidos, fundamentalmente, a niños para que practiquen la artesanía de esa época y no faltará el tradicional desfile de antorchas nocturno.
En definitiva, un auténtico lujo para una zona, la del Cerrato, en la que cada vez son más las personas que acuden para retroceder en el tiempo y compartir algo que empezó como una actividad puntual, pero que ya se ha convertido en una tradición en Cabezón de Pisuerga con la que se vuelcan todos los vecinos del municipio y el resto de visitantes.
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