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La terraza del Columba, hacia 1950. :: EL NORTE
CRÓNICAS RETROSPECTIVAS

El cine del Café Columba

El público llenaba la escalinata del Postigo y la plaza del Azoguejo para seguir las proyecciones al aire libre

CARLOS ÁLVARO

Miércoles, 17 de febrero 2010, 02:15

El Café Columba tenía... duende. De hecho, pocos lugares permanecen tan apuntalados en la memoria local como el viejo café del Azoguejo, cabaret de cupletistas en los alegres y trágicos treinta, lugar de tratantes y empedernidos jugadores de mus bajo la luz de acetileno de los cuarenta y cafetería de novios eternos y familias pobres sobre el sepia empastelado de los cincuenta.

Nuestros mayores siempre nos han contado que en el edificio de Santa Columba donde hoy se encuentran las oficinas del Centro de Recepción de Visitantes, funcionó hace años un café a la vieja usanza, con bailarinas y todo, música de piano, partidas de dominó y deliciosas meriendas a media tarde. Pero el Columba, el recordado Columba, también organizó sesiones de cinematógrafo allá por los años treinta, tal y como he encontrado en los archivos y me han corroborado personas muy cargadas de años que todavía lo recuerdan con cariño y nostalgia.

Hombre emprendedor como pocos, Timoteo González, el primer dueño que tuvo el Café Columba, pensó que a su establecimiento sólo le faltaba el cine para completar una oferta de lo más variado. González había conseguido enganchar a los clientes desde la apertura del café cantante, en el verano de 1931, así que quiso añadir al negocio el mayor número de atractivos posible.

En julio de 1933, formuló al Ayuntamiento de Segovia una solicitud para poder instalar un cinematógrafo en la plaza del Azoguejo, al aire libre, «teniendo en cuenta lo beneficioso que resultaría para el público el que se me permitiera colocar el telón sobre un trípode adosado a los arcos del puente en la parte alta de la escalinata y el aparato al extremo opuesto, o sea, junto a la primera puerta del edificio, porque de esta forma quedaría completamente descongestionada la plaza, toda vez que desde la azotea [del café] se vería admirablemente», señala la petición, que se conserva en el Archivo Municipal de Segovia. El alcalde, Pedro Rincón López-Villazón, dio su visto bueno, aunque pidió que el trípode estuviera separado de los arcos del Acueducto al menos un metro. De esta manera, el cine del Café Columba animó como ningún otro las veladas estivales de los años republicanos. Los espectadores llenaban la escalinata del Postigo para ver las películas, y no faltaban los abucheos del público cuando los vehículos a motor cruzaban el Azoguejo.

El café sobrevivió la guerra y la posguerra y cerró sus puertas el 14 de diciembre de 1962.

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