Titanic, cuarenta años del hallazgo que escondía una misión de espionaje en la Guerra Fría
La Marina de los EE UU financió la revolucionaria tecnología de imágenes subacuáticas de Robert Ballard a cambio de que primero localizara dos submarinos nucleares perdidos en el Atlántico durante la década de 1960
La conmemoración del cuarenta aniversario del descubrimiento del Titanic ha vuelto a poner de manifiesto que en realidad tan valioso hallazgo escondía una misión de ... espionaje durante la Guerra Fría. A esta revelación se sumó un segundo caso de interés oculto en torno al naufragio más importante de la historia: Hay que recordar que todo el proyecto cinematográfico de su película 'Titanic' era algo así como un trampantojo tras el que se escondía la ambición del cineasta James Cameron por vivir en primera persona una exploración submarina a los restos del barco. Es decir, Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y Rose DeWitt (Kate Winslet) se pegaron aquel garbeo oceánico -con hundimiento incluido y controversia sobre si hubieran podido salvarse los dos- para satisfacer el capricho del director de 'Avatar' y 'Terminator', además de 'Titanic'.
Hace cuarenta años, el oceanógrafo Robert Ballard descubrió los restos del RMS Titanic el 1 de septiembre de 1985, pero esa compleja combinación de tecnología y tesón era en realidad una tapadera para una operación clasificada de la Guerra Fría (en este caso, fría de verdad, dos grados bajo cero es la temperatura media de donde se hundió el barco en 1912) ordenada por Ronald Reagan destinada a localizar dos submarinos nucleares perdidos de la Marina de los EE UU.
La Marina de los EE UU financió la revolucionaria tecnología de imágenes subacuáticas Argo de Ballard a cambio de que primero localizara el USS Thresher y el USS Scorpion, ambos submarinos nucleares perdidos en el Atlántico durante la década de 1960. El objetivo principal era localizar y examinar dos naves, bajo la premisa de utilizar tecnología innovadora para evaluar el estado de sus reactores y descartar las hipótesis de ataque soviético o impacto ambiental, utilizando la búsqueda del Titanic como «cortina de humo» para evitar sospechas rusas o de la prensa.
Robert Ballard, oceanógrafo y exoficial naval, reveló públicamente en entrevistas que el permiso para buscar el Titanic fue concedido únicamente después de completar la misión militar secreta, y que la investigación sobre el naufragio del Titanic funcionó como tapadera para el verdadero objetivo; esta revelación fue difundida ampliamente menos de diez años después del hallazgo -en torno a 1995-2008- cuando Ballard confesó los detalles de la operación y sus implicaciones.
La autenticidad de la misión encubierta ha sido confirmada por varios medios y fuentes militares, pues Ballard solo dispuso de unos pocos días para buscar el Titanic después de inspeccionar los submarinos nucleares. De hecho, solo le quedaban 12 días para buscar el barco después de completar los estudios de los submarinos, pero su descubrimiento crucial surgió al estudiar los patrones de escombros del naufragio del USS Scorpion. Utilizando la idea de que los escombros ligeros se desplazan con las corrientes oceánicas mientras que los objetos más pesados se hunden en línea recta, el equipo de Ballard buscó el campo de escombros del Titanic en lugar del propio casco, lo que llevó al histórico descubrimiento.
La naturaleza clasificada de la misión se mantuvo en secreto hasta 2008, cuando Ballard finalmente reveló que la búsqueda del Titanic servía como tapadera para evitar que los soviéticos supieran del interés estadounidense en los submarinos perdidos.
Por qué la importancia
Esta revelación transforma la comprensión de uno de los descubrimientos más celebrados de la historia, mostrando cómo el espionaje durante la Guerra Fría dio forma a la exploración científica y a la arqueología marítima, al tiempo que destaca las tensiones persistentes entre el secreto militar y el conocimiento público. Una vez más, lo militar generando avances en lo civil.
El director de Titanic, James Cameron, tardó aproximadamente diez años en concebir el proyecto de la película desde el descubrimiento de los restos del barco real en 1985 hasta el inicio del rodaje en 1996. Cameron se interesó en el Titanic principalmente por su deseo de bucear entre los restos, y la película fue el medio para cumplir esa meta personal más que una simple ambición artística.
El hallazgo generó una renovada fascinación mundial, incluyendo la de James Cameron, quien años después comenzó a planear su propio acercamiento al naufragio. Cameron decidió hacer la película en gran parte porque quería financiar una expedición personal para bucear entre los restos del barco, más allá del interés cinematográfico. Aunque gestó la idea a lo largo de los años, el proyecto tomó forma definitiva durante la década de los 90, con la fase de investigación y desarrollo llevándose a cabo entre 1995 y 1996. El rodaje comenzó formalmente en julio de 1996, y el estreno fue en 1997.
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