La rápida actuación de los bomberos salvó la Mezquita de Córdoba

La rápida y eficaz actuación de los bomberos evitó el viernes que la Mezquita-Catedral de Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1984, fuera pasto de las llamas. A falta de informes técnicos, se estima que el fuego y el humo solo afectaron a tres de las capillas, entre «25 y 50 metros cuadrados» de los 23.000 que atesora todo el conjunto. Así lo manifestó ayer el deán-presidente del Cabildo Catedralicio de Córdoba, Joaquín Alberto Nieva, que calificó los daños de «muy pequeños» y «muy localizados».

Aunque todavía se desconoce el origen exacto del incendio que se inició pasadas las 21.00 horas, las primeras hipótesis apuntan a que fue un cortocircuito durante la carga de una máquina barredora en una capilla que hace las veces de almacén para material de limpieza y sillas que se ubica en la llamada nave de Almanzor, que da a la fachada oriental del monumento. Tras la chispa, el fuego se propagó rápidamente hacia las cubiertas y pasó a la capilla anexa, la de la Anunciación, cuyo techo acabó desplomándose por el peso del agua para tratar de sofocar el incendio. La tercera capilla afectada, esta vez solo por el humo, fue la de San Nicolás de Bari.

«Lo que ha colapsado, lo que se ha caído, para situarlo en el contexto, son como unos 25 metros cuadrados», explicó Nieva en una comparecencia informativa en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral, en la que estuvo acompañado por el alcalde de Córdoba, José María Bellido, y el obispo emérito del templo, Demetrio Fernández.

Nieva acotó los daños a unas bóvedas de madera que «han sido restauradas recientemente» y «no es de lo más antiguo» del enclave. Asimismo, señaló que también hay «obras escultóricas, pictóricas o retablísticas» afectadas, aunque de nuevo minimizó los desperfectos y habló de la caída de algún cuadro y de daños en la parte superior del retablo de la Anunciación.

La otra estancia gravemente afectada fue la capilla que se utiliza de almacén, donde se originó el fuego. Su techo está «prácticamente destruido y quemado», si bien «no ha colapsado del todo», apuntó el deán-presidente del Cabildo Catedralicio de Córdoba, que quiso dejar claro que la capilla del Espíritu Santo, «la más importante», no se ha visto afectada por las llamas. Tanto es así que el templo abrió de nuevo sus puertas ayer, a primera hora de la mañana. «Es totalmente segura la visita y la celebración del culto», afirmó Nieva al ser preguntado al respecto.

Por último, el deán-presidente señaló que en otoño se implementará «uno de los sistemas más modernos que existen contra incendios: el agua nebulizada. Es el mismo que se ha puesto en Notre Dame tras su reconstrucción. Estamos a la vanguardia». En todo caso, explicó que se revisará el protocolo de actuación, aunque en su opinión ha funcionado perfectamente: «El fuego se extinguió en tiempo razonable y con gran eficacia».

Por su parte, el jefe de los bomberos del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamentos (SPEIS), Daniel Muñoz, explicó que los 35 bomberos que participaron en la extinción del incendio –apoyados por seis medios de extinción, entre camiones autobombas y escalas– centraron sus esfuerzos en evitar que «el fuego no pasara a otras capillas» y aseguró que la mayor dificultad estaba en controlar las vigas para que los techos no colapsaran.

La primera voz de alerta se produjo a las 21.15 horas del viernes, cuando el servicio de emergencias 112 recibía varias llamadas alertando de humo en el entorno de la Mezquita-Catedral. A partir de ese momento, las redes sociales se convirtieron en un hervidero de vídeos e imágenes del incendio, grabadas por turistas y ciudadanos cordobeses. Una gran columna de humo se elevaba desde las cubiertas de uno de los extremos del monumento y era visible desde distintos puntos de la ciudad.

Hacia las 23.00 horas, el alcalde y el obispo emérito confirmaron que el incendio estaba controlado, pero no fue hasta las 0:17 horas cuando el Ayuntamiento informó de que había sido totalmente extinguido. Durante la noche permaneció una dotación de bomberos enfriando el lugar y en tareas de vigilancia. Mientras tanto, el personal de mantenimiento del monumento trabajó en tareas de limpieza, para que la Mezquita-Catedral pudiera reabrir sus puertas con normalidad.

Las autoridades destacaron que no se habían registrado heridos en el suceso –no obstante, un bombero tuvo que ser evacuado de la zona al sufrir un golpe de calor por las altas temperaturas que se registraban– ni tampoco se localizó a personas que hubieran podido quedar atrapadas en el interior del templo por el fuego.

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