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el norte
Viernes, 17 de julio 2015, 17:53
En realidad ocurre siempre que un objeto gira en el aire, pero se aprecia mejor cuando las distancias son muy altas. Cuando se deja caer esta pelota dotándola de un cierto giro al inicio, en lugar de seguir una trayectoria más o menos rectilínea, comienza a avanzar y volar por el aire. ¿El culpable? El efecto Magnus.
Se llama así en honor al físico y químico alemán Heinrich Gustav Magnus, el primero que lo estudió a fondo y determinó sus causas y sus efectos. Este efecto es el fenómeno físico por el cual un objeto rotando en un fluido cambia su trayectoria como consecuencia de la interacción con el mismo.
La acción del fluido, el aire en este caso, al pasar sobre la superficie de la pelota de baloncesto, que está girando, se 'vicia' son ese giro y provoca que el aire empuje a la pelota y la haga volar y desplazarse.
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