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Paso de la Flagelación, en la calle Mayor de Rioseco. M.G.M.
La Pasión de Cristo según Medina de Rioseco

La Pasión de Cristo según Medina de Rioseco

La Ciudad de los Almirantes volvió a vivir la centenaria procesión del Jueves Santo con diez pasos, la mayoría salidos de los talleres riosecanos entre los siglos XVI y XVIII

Viernes, 18 de abril 2025, 00:26

El popular toque del Pardal se eleva por encima de toda la iglesia de Santiago. La claridad de la tarde entra por las puertas abiertas. El retablo churrigueresco del apóstol peregrino brilla con luz propia. De vez en cuando suena el sonido de un tapetán. Los cofrades de cada hermandad, con túnica morada o negra, de terciopelo o paño castellano, se reúnen junto a los pasos. En el corro de Santiago ya no cabe ni un alfiler. Un golpe fuerte se oye a la par de la palabra oído. La Oración del Huerto ya está en brazos de sus cofrades. En pocos minutos las ramas del olivo llenarán el hueco de la puerta. Ya los hermanos de la Flagelación, con rodilla al suelo, rezan junto a su paso. En breves instantes, los espinos de los sayones del conjunto escultórico estarán bajo el dintel de la puerta. Poco a poco los pasos saldrán a la calle, porque para eso fueron tallados, porque tienen que volver a contar la milenaria historia del Nazareno.

A la Flagelación seguirán el resto de conjuntos procesionales, Jesús Atado a la Columna, Ecce-Homo, Jesús Nazareno de Santiago, La Santa Verónica, Jesús Nazareno de Santa Cruz, La Desnudez, Santo Cristo de la Pasión y La Dolorosa, en un total de 10 pasos, la mayoría salidos de los talleres riosecanos entre los siglos XVI y XVIII, que ayer, como cada Jueves Santo, formaron la procesión del Mandato y la Pasión. La procesión avanzaba lentamente por la calle Mediana con la torre de Santa María al fondo.

Mientras todo esto sucedía, como en la mejor escenografía teatral, la luz natural se fue apagando, dando paso a la iluminación mortecina de los faroles de las calles, de las velas de los cofrades y de los focos que iluminan las tallas. Surgía entonces la magia de los claroscuros, los rostros de las tallas procesionales cobraban vida, el color rojo se convertía en sangre derramada, gigantescas sombras se cernían amenazantes sobre las casas, los ojos brillaban detrás de las caretas y el cortejo de cofrades avanzaba con parsimonia. Los ojos del viajero intentaban capturar a la vez, sin éxito, todo lo que sucedía en breves momentos. La realidad se fragmentaba en mil pequeños pedazos que se traducían en sensaciones, sentimientos, vivencias y recuerdos. La vida se detenía por unas horas y dejaba escapar su aliento diario.

Entonces, el viajero buscaba los mejores lugares para ver pasar los pasos, portados a hombros, para sentir el golpe de las horquilla contra el suelo, para fijar la mirada en las legendarias tallas de madera, para entrever bajo el tablero la silueta del tapetán con su toque ronco, para asistir al baile de los pasos bajo los soportales de la calle Mayor, para presenciar la popular rodillada de los conjuntos procesionales ante la Virgen de la Cruz en la puerta de Ajújar y para emocionarse con el mágico instante del canto de la Salve ante la desconsolada imagen de la Virgen Dolorosa. Porque la Semana Santa de la Ciudad de los Almirantes es algo más que ver pasar pasos. Es una experiencia que invita a la participación activa con el fin de vivir unos momentos que suponen la autenticidad y singularidad de una Semana Santa única. De esta forma, el visitante no es un mero espectador que ve pasar los pasos, sino que avanza con ellos en busca de emotivos momentos.

La actual procesión del Jueves Santo es el resultado de la unión en el año 1959 de la que existía este mismo día, que también partía de la iglesia de Santiago, con la que había el Viernes Santo por la mañana, que lo hacía desde la iglesia de Santa Cruz. Estas procesiones se corresponden en su origen con las cofradías históricas de la Vera Cruz y de La Pasión y que, en el siglo XIX, por un proceso de transformaciones derivaron en las cofradías actuales, en su origen, algunas relacionadas con hermandades gremiales.

Esta tarde, a las 20.00 horas, la Procesión de la Soledad se iniciará con la espectacular salida de los pasos grandes, la Crucifixión y el Descendimiento, el Longinos y la Escalera También participarán el Cristo de los Afligidos, el Cristo de la Paz, La Piedad, el Santo Sepulcro y La Soledad. Por la tarde, las calles riosecanas se llenarán con el tradicional desfile de gremios, en el que el Pardal irá recogiendo a los hermanos que van a portar el paso de casa hermandad. Durante la procesión, será importante no perderse la salida de los pasos de la iglesia, su paso por la calle Mayor con los bailes, la rodillada en el arco Ajújar o el canto de la Salve.

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