«Siempre es bueno que haya una persona que sepa decir si es polvo o humo»

El cambio de tipología en las torres de vigilancia por una especie de casetas acondicionadas empezó el año pasado a raíz del requerimiento de la Inspección de Trabajo tras determinar que no cumplían las condiciones laborales, un problema que lleva años coleando porque los trabajadores demandaban mejoras para acercarse a los medios de otros compañeros. Reivindicaciones de sentido común como una malla se sombreo o una subida cómoda por la escalera, así como otros aspectos aparentemente más triviales como unos pocos centímetros de estrechez del escalón frente a las dimensiones fijadas en la normativa que, a la postre, implican no pasar la inspección.

Los nuevos puntos, siete, están en Fuente el Olmo de Íscar, Zarzuela del Pinar, Santiuste de Pedraza, Valdesimonte, Fresno de Cantespino, Valdevacas de Montejo y Ortigosa del Monte. Sustituyen a diez torres distribuidas en zonas más o menos homologables, pero en puntos distintos. Así debe ser porque van a ras de suelo —en un cerro sin vegetación que obstruya la visión— y sustituyen a puestos en altura, por ejemplo, en pinares.

Unas infraestructuras que ya están siendo desmanteladas, algo que el personal de extinción de incendios considera razonable en algunas muy vetustas, de hasta medio siglo, pero menos en otras de nueva construcción, en algunos casos, menos de una década —en Castroserna de Arriba o Cantalejo—, que quizás sería más eficiente mantener a la espera de un posible uso. El mapa se completa con las torretas de Pinilla Ambroz, Gomezserracín, Pradales, Torrecaballeros, Villacastín, Cuéllar, Rebollo, Santibáñez y Cabeza Reina.

Algunas de las antiguas, centradas en controlar un monte arbolado concreto, estaban situadas en lo que hoy sería un mal emplazamiento; solo tenían una ladera a la vista y tenían un cerro que impedía una visión a 360 grados. El paso de los años ha llevado lo que era una vigilancia forestal —es decir, de los' árboles— a todo el territorio de Segovia.

La Junta está explorando instalar cámaras de vigilancia en algunos de esos puntos que alojaban a las torres desmanteladas. No son dispositivos térmicos, sino de vídeo convencional, que podrían seguirse desde el centro de vigilancia de Segovia y ofrecen dos ventajas: su movilidad y su gran definición, hasta el punto de ver a una persona a varios kilómetros. «Siempre es bueno que haya una persona que te sepa decir si es polvo o humo», razonan miembros segovianos de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla y León, que defienden mantener puestos de trabajo en el medio rural. «En nuestra opinión, tendría que ser algo combinado. Está bien usar la tecnología, pero no dejar todo en sus manos».