Once niños saharauis cambian en verano los campamentos de refugiados por Segovia

Como recuerdan los representantes de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en Segovia, su llegada estaba prevista el pasado 3 de julio. Sin embargo, «problemas burocráticos ajenos» a los de la organización que coordina esta experiencia, los viajes se tuvieron que posponer y retardar así el ansiado encuentro con sus hogares segovianos. Una sensación mutua que viaja en los dos sentidos, porque en tierras castellanas también deseaban que no hubiera más palos en las ruedas ni nuevos impedimentos que enturbiaran su llegada.

Una vez solucionados los trámites administrativos, se reprogramó el vuelo. Se han hecho de rogar. En la puerta del centro cívico de Nueva Segovia, con un calor sofocante, a eso de las tres y media de la tarde rezumaban las ganas de los anfitriones de abrazarse con los niños, de darles los primeros achuchones y mostrarles desde el primer segundo su cariño. Aquí, en Segovia, van a vivir tranquilos, seguros, van a divertirse, a curarse... También había nervios entre las familias por verles, sobre todo a los que repiten 'Vacaciones en Paz'. Se preguntaban si habrían cambiado mucho en los doce meses que han estado separados, saber cómo están, qué han aprendido, qué les ha ocurrido en los campamentos de refugiados.

Desde este jueves los niños saharauis ya están con sus 'padres' y 'hermanos' segovianos. Esa es harina de otro costal, porque los portavoces de la asociación cada vez intentan ampliar los decibelios y el radio de difusión de sus llamamientos para que se sumen más familias de acogida. La asociación reclama más ayudas para su actividad en la provincia.

Este verano, son siete niños y cuatro niñas, con edades comprendidas entre los nueve y doce años, los que participan en la iniciativa. Dos pasarán estos meses en la capital, mientras que el resto se reparte en hogares de Trescasas, El Espinar, Adrados, Santiuste de San Juan Bautista, Espirdo, Fuentesaúco de Fuentidueña y San Rafael.

Durante su estancia van a pasar reconocimientos médicos para descartar patologías graves, revisiones oftalmológicas y odontológicas que en los campamentos resultan imposibles por la falta de medios. A su vez, van a poder tener una alimentación equilibrada y completa que les aporte los nutrientes necesarios para su crecimiento y salud. Asimismo, este programa contribuye a que conozcan otras formas de vida y costumbres, practiquen el castellano, idioma que estudian como segunda lengua en los campamentos y establezcan lazos entre las familias españolas y saharauis.