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El navero Borja Méndez lanza a portería tras penetrar en la defensa rival del Villa de Aranda en el partido de este domingo. Arcalle
Balonmano

El Nava coge velocidad de crucero

La victoria este domingo en Aranda, basada en los diez goles de Pérez y las paradas de Yeray, da a los segovianos su mejor inicio en Asobal

Domingo, 13 de octubre 2024, 22:30

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Mes y medio después de que el Villa de Aranda superase por revoluciones al Viveros Herol Nava, anfitrión de la Copa Castilla y León, los segovianos, faltos entonces de ritmo en una pretemporada lastrada por la grave lesión de Dzmitry Patotski, tienen ya velocidad de crucero. Así han sometido este domingo en su pista a los burgaleses, que no se han rendido hasta que Mario Nevado resolvió con el fusil un ataque en pasivo que ponía tres goles de distancia irrecuperables a un minuto escaso del final.

El broche a una tarde magnífica de Yeray Lamariano (un 36,6% de paradas) y de Dani Pérez, que marcó diez goles y canjeó sus seis penaltis. Los ingredientes del mejor arranque del club en sus cinco temporadas en Asobal con siete puntos de diez que valen un cuarto puesto.

Álvaro Senovilla dio la titularidad a Sasha Tiumentsev en el central y tiró de Gedeón Guardiola como pivote en ataque. La cosa empezó con un tiro fuera de Isaías y una contra iniciada por Pau Guitart, un portero con vista de felino, para que Tamayo pusiera el 1-0. Primera y última ventaja local. Era la fórmula del Villa de Aranda, que necesitaba atajos porque se atascaba ante la defensa 6-0 segoviana.

Villa de Aranda

Mosquera (1), Alberto González (2), Rubén Fernández, Pol Roy (2), Pau Guitart, Dalmau Huix (6), Víctor Megías (1), Jevgenijs Rogonovs (5), Maksym Viunik, Vega, Fischer, Arthur Pereira (9), Enebral (1), Tamayo (1), David López (1) y Álex Berbel (2)

31

-

34

Nava Viveros Herol

Luis de Vega, Yeray Lamariano, Borja Méndez (2), Isaías Guardiola (2), Alfredo Otero, Dani Pérez (10), Lautaro Robledo (2), Mario Nevado (6), Pancho Ahumada (2), Gonzalo Carró, Sasha Tiumentsev (5), Adrián Nolasco (2), Gedeón Guardiola (3), Óscar Marugán, Nicolás Bonanno y Pablo Herranz.

  • Parciales; 2-3, 5-7, 8-10, 12-13, 15-15, 17-19 (descanso), 17-21, 20-23, 22-25, 25-28, 29-30 y 31-34

  • Arbiraje; Iniesta Castillo y García Rodríguez. Señalaron tres exclusiones a los locales y cuatro a los visitantes.

  • Incidencias; Pabellón Santiago Manguan

Pero el Nava no tardó en carburar su ataque estático con un Mario Nevado que reanudó la película donde la dejó ocho días atrás con su salvador final ante Puente Genil: lanzamiento en apoyo contra las mallas y asistencia de libro de Gedeón, que también canjeaba un pase de Sasha ganando espacio con su enorme cuerpo. Cuando los naveros sumaban a su ataque en estático las transiciones, se estiraba el marcador: tres goles en un suspiro y 2-5.

Los recursos de un jugador total como Arthur Pereira contuvieron la herida local en un duelo con riqueza táctica, la de Rogonovs, un pivote móvil como pocos, o la de Dani Pérez, el extremo navero indetectable que marcaba en la parcela del pivote. Los naveros encontraban soluciones en ataque, con una circulación fluida. Y estaban rápidos en las sustituciones. Para el Villa de Aranda era un chasco ver salir a Bonanno en defensa. No vio salida Enebral, que la perdió y lanzó una contra visitante. El tiempo muerto local llegó por inercia, tras un gol de Ahumada que la grada afeó por pasos.

Gran ambiente

Hablamos de uno de los pabellones con mejor ambiente del balonmano español –ayudan sus 2.800 butacas– y el público también juega. Una jugada de pizarra y dos transiciones rápidas tras pérdida navera bastaron para igualar el partido a 12. Aquello era una caldera, pero el Nava encontró acciones clave para bajar el fuego. Los penaltis, que valen más que un gol. Los de Pérez, que sigue infalible. Y el que paró Yeray a Berbel en una doble intervención.

Senovilla revitalizó al ataque con Nolasco en el lateral izquierdo, desplazando al comodín Nevado al derecho, aunque sea diestro. Las permutas funcionaron porque ambos sumaron. La defensa rendía hasta en inferioridad: su 5-0 causaba pérdidas. Y Yeray rejuvenecía, negando visitas en seis metros y deteniendo el último tiro del primer tiempo (17-19).

Gedeón Guardiola aportó como pivote ofensivo y Pérez se confirmó como un ejecutor infalible de penaltis: cinco de cinco

El Nava salió con chispa del vestuario y amplió su cuenta con una rápida incursión de Sasha y otro penalti de Pérez. La clave para los segovianos estaba en evitar las transiciones. Si aquello era un duelo aburrido de ataques estáticos, su defensa tenía las de ganar. Villa de Aranda tenía que arriesgar para abrir grietas y forzar suele llevar al error. El de Pereira, que se topó con el larguero tras haber convertido sus siete tiros de la primera parte. El disparo de cadera demasiado ambicioso de Dalmau que no cogió portería. La pérdida de Enebral buscando el hueco en seis metros. La parada de Yeray, una más. Y un mal pase que cazó Gedeón para que su gemelo se sacase una asistencia de mago por la espalda para asistir al acelerón de Ahumada por el centro y poner el 17-22. Tras seis minutos sin gol, el cuadro local paró el partido.

Los burgaleses aprovecharon la gasolina emocional del tiempo muerto. Un par de fallos de Isaías y Nolasco ante Maxym Vyunyk, el portero ucraniano de talla grande que empezaba a sacar el puño, aunque no tuviera respuesta para los penaltis de Pérez, el antídoto, como la parada de Yeray a Berbel, cuya matrícula tenía ya cogida. Acciones que impedían que la mejora amarilla enjugase su déficit.

Mario Nevado, otra vez protagonista, macó el gol que dio la puntilla, su séptimo, tras dejar la pista por molestias musculares

La cosa no pasaba de un intercambio de goles, en parte porque el portero vasco se agigantaba con dos paradas seguidas –un proyectil de Dalmau y una visita a seis metros– que mantenían los res goles a favor con diez minutos por jugar cuando Nevado –que también pasaba la mopa– quedó tendido en la pista por unos aparentes calambres.

Bastaron dos minutos sin él para que llegaran dos goles burgaleses y un ataque que moría en pasivo en las manos de Sasha, que veía cómo Megías empataba a la contra. Tiempo obligado de Senovilla a cinco del final para planificar el último asalto. Esta vez fueron los segovianos los que espabilaron con dos buenos ataques –gol de Sasha y asistencia en familia de Isaías a Gedeón– y dos paradas más de Yeray. Y el último penalti de Pérez. Contra las cuerdas, el Villa de Aranda vació portería, pero el siete contra seis no es tan efectivo como el seis contra cinco y la cosa terminó en falta en ataque, para alegría de Ahumada. Y la de su equipo, que resolvió otra ecuación.

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