López Saura, el retratista de los héroes anónimos de la pandemia

A los médicos, los enfermeros, los militares de la UME, el personal de limpieza, los trabajadores de los supermercados y del pequeño comercio de alimentación, los ancianos, los niños, los transportistas, los bomberos y los panaderos.

También a los farmacéuticos y las voluntarios que fabrican mascarillas de forma altruista, a los trabajadores del transporte urbano, el Ejército, las personas con discapacidad, los científicos, los agricultores y ganaderos, los informáticos y los animales domésticos.

A cada uno de estos colectivos especialmente afectados por la actual crisis del coronavirus ha dedicado el pintor realista José Luis López Saura un dibujo a lápiz en forma de homenaje para dar gracias, ánimo o esperanza. «Y aún tengo una lista muy larga de personas que merecen un dibujo», asegura el artista, quien ha realizado ya veinticuatro obras, una al día, desde que comenzó el confinamiento. Lo hace siempre cuando cae la noche, en el silencio de su estudio, con un lápiz, un papel DIN A4 y los sentimientos a flor de piel.

El pintor, de 63 años de edad y madrileño de origen pero segoviano por elección desde hace casi dos décadas, comenzó desde el primer día de aislamiento con un dibujo a carboncillo en homenaje al personal sanitario, que firmó con el lema «Quédate en casa».

Al día siguiente, sus trazos le llevaron por un derrotero más alejado del que acostumbra a recorrer el artista, especializado en el realismo: Se trata de una mascarilla quirúrgica que yace en el suelo y bajo ella, como si fuera una tienda de campaña, se puede ver a una familia reunida en el salón de su casa, cumpliendo el confinamiento dictado por el estado de alarma a raíz de la crisis sanitaria.

A partir de ahí, el artista no ha parado: «Me he complicado yo solito», comenta, entre risas. «Pero lo hago con todo el cariño», añade López Saura, que explica que suele invertir entre una y cuatro horas en acabar uno de estos dibujos. Al día siguiente de culminar su obra cada noche, José Luis comparte su obra a través de su perfil de Facebook y por WhatssApp: «Corren como la pólvora», comenta el autor, en referencia a la rápida y gran difusión que obtienen sus obras a través de estas plataformas, en ocasiones fuera de su alcance: «Sé que la gente las comparte también en Twitter e Instagram, pero yo no tengo».

El artista es testigo de esta difusión porque recibe numerosos mensajes de agradecimiento por sus homenajes, desde estos colectivos a los que ha dedicado sus líneas. El pintor explica que esta es su forma de «aportar algo» y «apoyar» al combate con el virus, con su arte.

El total de dibujos que estos días se multiplican por los dispositivos de los segovianos, «cuarenta, o los que acaben siendo», formaran parte en un futuro de una exposición que servirá para recordar la labor de los verdaderos héroes de esta pandemia.

Dicha exposición formará parte de otra mayor que el artista está preparando en la actualidad para ser presentada en el Centro de Creación de La Cárcel, que ocupará veinticinco de las celdas del espacio con obras actuales y algunas antiguas del artista. Esta composición estaba prevista para ser celebrada el próximo mes de mayo pero, como tantas otras citas de la agenda cultural en todo el mundo, ha tenido que ser aplazada. El pintor ha recibido también la propuesta de editar un libro con sus dibujos referentes a la pandemia, una opción que aún está abierta y valorará mejor en el futuro, «cuando todo esto acabe».

Desde que comenzó el confinamiento, el pintor divide su tiempo trabajando en obras pendientes, encargos de particulares y la preparación de su exposición, mientras que las horas que dedica por la noche a sus dibujos-homenaje le hace reconectar con la dura realidad social. Entre las obras dedicadas a la pandemia se pueden observar diversos estilos, como el arte figurativo o dibujos realistas. Estos últimos son los más fieles al estilo por el que se caracteriza su autor.

Su vasta trayectoria artística comenzó en las agencias y estudios de publicidad, y más tarde el pintor colaboró en diversas páginas mensuales de cómic y en la revista belga Spirou, para acabar trabajando para productoras de cine. Tras introducirse en el mundo del cartel, seducido por los formatos mayores, se centró en la pintura mural. Entre sus exposiciones más destacadas, figura 'Los Hombres Rojos, una visión del indio norteamericano' del año 2000 y de su más de una veintena de galardones, el primer premio en el V Certamen Internacional «Miradas de Hispanoamérica 2012», fallado en la ciudad de Chicago (Estados Unidos).