La ley antitabaco y los precios 'apagan' más de 151 millones de cigarros en Segovia
Las prohibiciones impuestas a fumar en lugares públicos cumplirán en enero veinte años y desde entonces el consumo de cajetillas ha bajado
«Siempre lo hemos dicho: es la hora de ser ambiciosos en la lucha contra el tabaquismo, una de las principales amenazas para la salud ... pública que causa el 30% de los cánceres». De esta forma, la ministra de Sanidad, Mónica García, adelantaba hace unas semanas las intenciones del Gobierno de la nación de endurecer las medidas antitabaco vigentes a día de hoy. Son insuficientes, han alertado en diversas ocasiones organizaciones sociosanitarias, y a la cabeza de esa demanda de más mano dura contra los humos nocivos, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Desde que en los primeros gateos de un recién nacido año 2006, las restricciones a los fumadores han ido limitando el hábito.
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A lo largo de estos casi dos decenios de recorrido que acumula la ley, en la provincia se ha recortado en más de la mitad la venta de cajetillas -los tradicionales paquetes de veinte 'pitillos'-; aunque también se observa un traslado hacia otras formas de consumo más baratas, como son la picadura y el tabaco de liar, o hacia la extendida moda del vapeo y el cigarrillo electrónico.
Otra conclusión que aportan los números que recopila y difunde mes a mes el Comisionado para el Mercado de Tabacos, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, es que el encarecimiento del precio del producto, que repercute en el aumento del gasto hasta alcanzar máximos, ha actuado de refuerzo de las imposiciones que acotan los sitios en los que está permitido encenderse un cigarro. Las subidas constantes de las compañías, que vienen motivadas por la fiscalidad especial a la que está sujeto el tabaco, hacen mella en la pequeña economía doméstica y hacen que fumadores busquen el ahorro reduciendo las bocanadas o incluso hayan optado por quitarse la adicción. Más saludable.
Primer semestre de 2025
16,9 millones de euros
es el gasto efectuado por los fumadores de la provincia entre enero y junio de este año en la compra de cajetillas de veinte cigarrillos.
3,1 millones de cajetillas
de veinte cigarrillos, el formato preferido por los fumadores, se han vendido en la provincia de Segovia entre los meses de enero y junio.
Con ambas motivaciones, la de las prohibiciones y la del gasto, las estadísticas dan fe de la disminución en las ventas de cajetillas en la provincia de Segovia. El comisionado señala que, en el ecuador del presente año, se han comercializado 3.114.125 paquetes de veinte cigarrillos. La calculadora resuelve que son 62.282.500 'pitillos' los vendidos para su consumo. Si se comparan mismos periodos de seis meses, son 44.569 cajetillas menos que entre enero y junio de 2024, ambos meses incluidos, lo que equivale a que los fumadores han apurado 891.920 cigarrillos menos.
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El descenso se afianza cuando se viaja atrás en el tiempo sobre las cifras publicadas por el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda referentes a las ventas. Durante los últimos tres años, se han sucedido las caídas en los primeros semestres. De hecho, es el menor consumo de los clásicos cigarrillos desde la entrada en vigor de la ley antitabaco de 2006. En al menos los últimos veinte años, nunca se había fumado menos que ahora en la provincia. Al menos, en lo que atañe al formato de la tradicional cajetilla de veinte unidades.
Si se toman anualidades completas, 2024 se despidió con un mínimo en el volumen de ventas de esta modalidad, que sigue siendo la preferida por los fumadores. Fueron 6.887.514 paquetes los que se fumaron los segovianos a lo largo de todo el curso pasado. O lo que es lo mismo, 137.750.280 cigarros. Esto quiere decir que, en un año, se han comprado 16.939 cajetillas menos, el equivalente 338.780 'pitillos'.
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Los números son mucho más llamativos si se tienen en cuenta los hitos legales que trajeron consigo los vetos al nocivo hábito para la salud. No en vano, el tabaquismo figura como uno de los factores tóxicos de peligro en dieciséis tipos de cáncer. De ahí que las autoridades que han promovido hasta ahora los vetos y los colectivos profesionales sanitarios que abogan por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos hayan defendido la ampliación de la lista de espacios y recintos en los que esté prohibido fumar.
Un antes y un después
Desde que entraron en vigor las primeras medidas contra el tabaco impulsadas por el Gobierno de España, allá por el mes de enero de 2006, se han dejado de encender 151.147.440 cigarrillos en la provincia, los correspondientes a las 7.557.372 paquetes que se han dejado de vender y, por tanto, de inhalar y respirar. En términos relativos, la disminución en la cantidad de cajetillas comercializadas en Segovia es del 52,3% en prácticamente veinte años.
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El negocio de los estancos, quioscos y máquinas expendedoras acusó el primer golpe de la polémica legislación que promovió el entonces Ejecutivo socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. Al frente de la cartera de Sanidad estaba Elena Salgado. Las primeras medidas para hacer frente al tabaquimo se reunieron bajo una denominación tan larga como la lista de prohibiciones que se querían aplicar, aunque en la primera andanada legislativa del presente siglo en la lucha contra el tabaco no cupieron todas y los endurecimientos legales tuvieron que esperar a posteriores reformas y moratorias que se establecieron para dar cierto margen de adaptación a las nuevas reglas que iban a regular y ordenar el acto de fumar.
Este antes y después de 2006 acabó con los espacios que estaban habilitados para que los fumadores pudieran echarse sus cigarros en colegios y hospitales. Además, abrió el compás de las restricciones y prohibió fumar en los centros de trabajo y culturales. Asimismo, ya estipulaba que los establecimientos de hostelería tenían que reservar una zona aislada del resto para los fumadores, lo que llevó a varios locales a decantarse por no permitir el tabaco en sus barras o comedores interiores para ahorrarse el dinero de las reformas de crear un área exclusiva para los humos.
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La norma, publicada por el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 27 de diciembre de 2005, ha pasado a la historia como la Ley de Medidas Sanitarias frente al Tabaquismo y Reguladora de la Venta, el Suministro, el Consumo y la Publicidad de los Productos del Tabaco. Las estadísticas ponen de relieve que hubo un primer efecto casi inmediato en el sector. Entre los ejercicios 2006 y 2007, las ventas de cajetillas cayeron de manera liviana, pero disminuyeron al fin y al cabo: se movieron 188.410 paquetes menos en el conjunto de la provincia. La legislación parecía haber empezado a dar sus frutos.
A su vez, en el primer año completo de vigencia de las prohibiciones impuestas, en Segovia los especialistas de la Asociación Española contra el Cáncer y del servicio de Neumología del Hospital General, en primera línea del rechazo a los humos insanos de los cigarrillos, cifraban en alrededor de un 16% la cantidad de fumadores que había abandonado el tabaco durante los primeros doce meses de restricciones.
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En 2011, sin humos en los bares
Pese a demostrar su eficacia, aquel paquete de medidas iniciales les parecieron «parciales», calificativo empleado por el neumólogo segoviano Manuel Cantera, quien ya por aquel entonces reclamaba más firmeza y limitaciones más ambiciosas, aunque fueran impopulares y levantaran una polvareda de polémica al chocar con los intereses de sectores de la actividad económica que se sentían damnificados si los vetos se extendían a más ámbitos de la vida social cotidiana.
Cinco años más tarde, en 2011, la reforma legal que introdujo el Gobierno de la nación, esta vez con Trinidad Jiménez como ministra de Sanidad, se materializó en la normativa con un endurecimiento de las acciones encaminadas a estrechar el cerco sobre el tabaquismo reduciendo los lugares autorizados. El hecho más controvertido, pero definitivo a la hora de explicar los descensos en ventas y consumo, fue el cierre completo de las puertas de bares, pubs, discotecas, restaurantes y demás negocios de hostelería a los 'pitillos' para garantizar la salud de los fumadores pasivos, tanto de clientes como de los propios empleados que hasta entonces convivían con un riesgo evitable como es el tabaco.
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Solo en los primeros doce meses de esta vuelta de tuerca, la provincia se dejó en el camino 1.111.154 cajetillas. En un año sin humos en la barras y comedores, las ventas cayeron en torno al 16%. Se dejaron de fumar más de 22 millones de cigarrillos. Esa tendencia menguante prácticamente constante que dibuja una curva descendente hasta la actualidad revela una reducción del consumo de 'pitillos' en Segovia del 31,3%. Son 3.151.434 paquetes que no se han fumado en los últimos trece años, o lo que es ,o mismo, 63.028.680 cigarros que no se han prendido.
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