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El apagón del pasado lunes dejó a miles de personas atrapadas en ascensores de toda España y generó un volumen de incidencias sin precedentes en ... el sector del mantenimiento de estos equipos. Segovia no fue una excepción. Las incidencias se cuadruplicaron ese día en relación con una jornada normal, pero han continuado siendo elevadas toda la semana. En estos momentos, más del noventa por ciento de los ascensores que registraron algún problema derivado del apagón está funcionando con normalidad, según los datos que maneja Ascensores Zener, empresa que gestiona la mayoría de los elevadores de la provincia.
«Se recibieron tres o cuatro veces más avisos que un día normal, tal y como pudimos comprobar ya el martes, porque el lunes las comunicaciones apenas funcionaron. Después ha sido una semana complicada, de mucho trabajo», desvela Diego Tasis, responsable de administración de Zener. Esa imposibilidad de comunicarse durante el corte eléctrico dificultó sobremanera la recepción de los avisos a tiempo real. «Las llamadas se acumularon desde que se produjo el apagón hasta el regreso de la luz, ya por la noche, pero la mayoría llegaron después, y hubo que revisar una por una, para poder atender aquellas incidencias que, una vez pasado el apagón, pudiéramos atender. El martes la situación siguió siendo caótica porque llegó un aluvión de avisos: no fueron pocos los ascensores que no reaccionaron con el regreso de la luz».
El mismo lunes, la prioridad fue rescatar a las personas atrapadas. Los técnicos de Zener trabajaron a destajo, muchas veces en colaboración con los bomberos y la Policía Local. Mariano, encargado de mantenimiento, que trató de estar en contacto directo con los bomberos en la medida de lo posible, recuerda la impotencia de las primeras horas. Con un equipo de trece técnicos desplegados por la ciudad, la falta de líneas telefónicas complicó la coordinación. «Sabíamos que había gente que rescatar, pero desconocíamos dónde. Fueron momentos tremendos en los que acabó funcionando el boca a boca, porque la gente nos veía por la calle y nos daba el aviso: 'Oye, que hay uno encerrado allí', y allí íbamos», cuenta. En muchos casos, los avisos llegaban tarde, cuando un vecino se percataba de que alguien estaba atrapado en un ascensor. «Hubo bastantes personas encerradas durante mucho tiempo porque los teléfonos no iban. No iba nada».
A pesar de las dificultades, no se registraron incidencias graves, pero la situación puso de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas de comunicación en los elevadores durante un corte eléctrico prolongado. «Los ascensores tienen placas de comunicaciones, componentes que pueden dañarse o que después necesitan reactivarse, y entonces es imprescindible el servicio de un técnico para ponerlos en marcha», explica Tasis. El apagón paralizó los ascensores, pero también ocasionó averías que han requerido intervenciones técnicas posteriores. «En unos casos, solo ha hecho falta un ajuste manual en un componente determinado para reactivarlo; en otros, ese componente se ha quedado dañado por el apagón y ha habido que cambiarlo», añade. Las averías más comunes han consistido en baterías agotadas y placas obsoletas que no resistieron el corte prolongado. «Al estar tantas horas sin luz, los componentes se estropean y las baterías se agotan».
Desde el martes, los técnicos se han empleado a fondo en revisar uno por uno los ascensores afectados. A pesar del volumen de trabajo, Zener asegura haber logrado avances significativos. «La mayoría está funcionando. Queda un porcentaje residual en el que entran algunos ascensores que necesitan algún recambio más complicado. Podemos afirmar que se ha restablecido la normalidad», afirma el responsable de administración de la empresa.
Según la Federación Empresarial Española de Ascensores (FEEDA), durante los dos días que siguieron al apagón, decenas de miles de elevadores presentaron incidencias técnicas, con un aumento de avisos por paradas multiplicado por cinco, en el conjunto de toda España. Para hacer frente a la emergencia, las empresas han desplegado un esfuerzo operativo excepcional. FEEDA destaca que los técnicos han trabajado fuera de jornada, se han cancelado vacaciones y se han reforzado los centros de atención al cliente. «Todo ello para garantizar la seguridad y el restablecimiento rápido del servicio». Sin embargo, intervenciones de este tipo suponen un esfuerzo extraordinario, fuera del mantenimiento habitual, que pone en riesgo la sostenibilidad del modelo.
En este sentido, las empresas reclaman que el sector sea reconocido como servicio esencial en situaciones de emergencia, como ya se pidió durante la pandemia de covid-19. Además, hacen un llamamiento a la comprensión de los usuarios y recomiendan revisar las cláusulas de los contratos de mantenimiento, así como consultar a las aseguradoras, pues algunas averías podrían estar cubiertas por los seguros de los edificios.
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