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Los pilotos segovianos Pedro Luis Arribas y Antonio Bernardos junto al Panda con el que participan en el rally. El Norte
Dos segovianos y un Panda en una aventura extrema

Dos segovianos y un Panda en una aventura extrema

Pedro Luis Arribas y Antonio Bernardos participan por segundo año consecutivo en un rally por el desierto de Marruecos que lleva al límite la mecánica de los coches y las emociones

Eduardo Redondo

El Espinar

Jueves, 1 de mayo 2025, 08:09

El objetivo no es ganar, es llegar al arco de meta y superar todas las adversidades que plantea una carrera de coches por el desierto de Marruecos a bordo de un pequeño Fiat Panda. Los pilotos Pedro Luis Arribas y Antonio Bernardos completaron con éxito los más de 2.000 kilómetros, divididos en seis etapas, de la Panda Raid 2025. Por segundo año consecutivo, estos dos segovianos, naturales de El Espinar y Bernardos, respectivamente, se embarcaron en esta prueba en la que se dieron cita más de 350 vehículos llegados de todo el mundo.

Un gran espíritu aventurero es lo que une a Pedro Luis y Antonio que, además de ser amigos, son primos. Ambos volvieron a formar equipo y se desplazaron hasta el continente africano a bordo de su Panda 4x4, preparado para la ocasión, con el propósito de superar y disfrutar de las seis etapas que, en algunos casos, pusieron a prueba sus capacidades físicas, mentales y mecánicas.

El equipo segoviano en varias etapas y pruebas de la carrera por el desierto. El Norte
Imagen principal - El equipo segoviano en varias etapas y pruebas de la carrera por el desierto.
Imagen secundaria 1 - El equipo segoviano en varias etapas y pruebas de la carrera por el desierto.
Imagen secundaria 2 - El equipo segoviano en varias etapas y pruebas de la carrera por el desierto.

«La experiencia de 2025 ha sido muy bonita. Ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar y a lo que nos enfrentábamos. El año pasado fuimos de novatos, pero ahora tanto el coche como nosotros estábamos más preparados. Sin embargo, la lluvia y el barro de las primeras etapas ha sido un gran contratiempo», explica Pedro Luis, mecánico y piloto.

Almería fue el punto de partida de una carrera que ya suma 17 ediciones. Allí se celebró la bienvenida de los participantes. La organización revisó las documentaciones, equipamientos, se entregaron los dorsales y los esperados 'roadbooks' (libro de ruta). «El espíritu de Panda Raid es el de los raids tradicionales, donde la tecnología no tiene cabida y cuyas herramientas esenciales son la brújula y el 'roadbook' para encontrar el camino correcto», asegura Antonio Bernardos.

Las intensas lluvias, tormentas y frío obligaron a suspender algunas pruebas justo al comienzo de la competición

El puerto de la ciudad marroquí de Nador recibió al ferry que transportó a todos los inscritos hasta el desierto, muchos de ellos procedentes también de Castilla y León. Desde este punto se trasladaron hasta Naïma donde se instaló el primer campamento y desde donde, al día siguiente, arrancó la carrera. Sin embargo, la noche no fue fácil. Por sorprendente que parezca, en el desierto también llueve. El frío y las tormentas cogieron de improviso, lo que obligó a suspender parte del comienzo de la carrera.

«Lo más difícil de esta edición han sido las lluvias. Ni siquiera la organización estaba preparada. Los ríos estaban desbordados y en los caminos se formaron balsas enormes de agua. Muchos tramos los hicimos por barro y los coches sufrieron mucho. En nuestro caso, conseguimos superar las adversidades con solvencia y no tuvimos problemas, pero hubo compañeros que lo pasaron muy mal, incluso un equipo volcó el coche y tuvo que terminar la prueba sin la luna delantera y con el techo aplastado», recuerda Pedro Luis.

Condiciones muy duras

Y por fin salió el sol. Después de dos duras etapas, en el tercer asalto la climatología acompañó en todo el recorrido y los equipos pudieron completar los kilómetros recogidos en el libro de ruta. Con espacio para una bolsa de equipaje, tiendas de campaña, herramientas, gasolina, piezas de repuesto y una nevera con víveres, el coche se convirtió en una diminuta casa móvil para el equipo de Segovia, que pasaron más de diez horas diarias soportando el calor y la presión de la competición.

«Nuestro coche se ha comportado muy bien. Respecto al año pasado había sustituido los neumáticos por unos que se adaptaban mejor al desierto. Antes de la última etapa rompimos una ballesta y lo solventamos como pudimos para terminar una 'crono'. En el primer momento pensamos que no podíamos continuar, pero decidimos ser valientes, resolver el problema y terminar la prueba», asegura el espinariego.

Tramos de pistas, caminos rotos, la arena del desierto o la gran duna solo accesible para los 4x4 más preparados fueron algunos de los paisajes recorridos en una carrera que premia la regularidad y que exige la máxima coordinación entre piloto y copiloto. Además de mantener las velocidades adecuadas, deben ser capaces de orientarse para cubrir la distancia en el tiempo indicado. «El compañerismo es una de las señas de identidad del rally. Todos tenemos un espíritu aventurero común y en mi caso, al ser mecánico, he podido ayudar a muchos compañeros. Ha sido una de las ediciones más duras para los vehículos, algunos con más de 25 años de antigüedad, y siempre nos echamos una mano por las noches para las reparaciones», asegura el mecánico.

Aunque el reto de los corredores es cruzar la meta, si lo hacen en una buena posición la satisfacción es doble. Antes de la última etapa, el equipo segoviano partía desde la posición 23. A pesar de los problemas con la ballesta, consiguieron recortar distancias y terminaron la Panda Raid 2025 en el puesto 20, un logro inimaginable que mejora el conseguido el año pasado (puesto 68 en 2024). «Nuestra intención es repetir el año que viene», concluyen los segovianos.

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