Derrota en el primer día de curso
El Villa de Aranda, con una plantilla menos cambiada, impone su mejor rodaje ante un Nava intermitente que pagó sus errores
El Villa de Aranda decantó el primer derbi castellano de la Asobal porque la continuidad da antes puntos que la revolución. Los burgaleses, que pelearon ... la octava plaza a los segovianos hasta la ultima jornada el curso pasado, impusieron la trayectoria de sus clásicos, desde la capitanía de Pinillos a los recursos de Rugonovs, que se hinchó a goles en el pivote. Con 12 jugadores nuevos, los de Álvaro Senovilla evidenciaron una lógica falta de rodaje con un ataque fallón, un sinfín de pérdidas que volvieron con factura a su propia portería. Una derrota con lección, la de que hará falta tiempo para integrar a tanto recién llegado. Pero con optimismo: desde la calidad y el descaro de Rui Baptista, el portugués llamado a estrella, a la plena rehabilitación de Patotski un año de parón tras romperse el tendón de Aquiles.
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El primer ataque de la temporada navera fue un lanzamiento de Javi Carrión en pasivo bloqueado por la defensa burgalesa. No fue casual: Senovilla dio de inicio los mandos de la ofensiva a su central del futuro, que debutaba al fin con el club que le fichó hace dos veranos para dejarle un año más de cocción en Alicante. El marcador no se estrenó hasta el tercer lanzamiento, una contra finalizada con delicadeza por Mateo Arias, un aviso de lo que costaría sumar goles. El visitante lo inauguró Óscar Marugán, que asumió la responsabilidad de los penaltis que el año pasado se cedieron Pancho Ahumada, lesionado, y Dani Pérez, en Huesca. Transformó la primera, pero erró la segunda ante un ogro conocido como Pau Guitart.
Villa de Aranda
Mateo Arias (6), Pinillos (3), Arthur Pereira (2), Pau Guitart, Dalmau Huix (2), Víctor Megías (1), Rugonovs (7), Asier Iribar (1), Vicente Poveda, Cardoso (1), David López (5), Álex Berbel (1) y Jakub Sladowski.
29
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25
Viveros Herol BM Nava
Brais González (2), Edu Reig (2), Alfredo Otero (1), Davide Pugliase (1), Gonzalo Carró (2), Óscar Marugán (2), Josu Arzoz, Dzmitry Patotski, Lilian Pasquet (5), Javi Carrión (2), Rui Baptista (4), Joao Bandeira, Nico Bonanno, Tahu Lufuanitu (2), Mateus Buda y Pablo Herranz (2).
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Parciales: 2-1, 4-3, 4-4, 6-5, 8-9, 12-12 (descanso), 15-13, 17-16, 20-18, 21-19, 23-21 y 29-25.
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Árbitros: Sánchez Bordetas y Millán Cazorla. Señalaron una exclusión a los locales y ninguna a los visitantes.
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Incidencias: Pabellón Santiago Manguán de Aranda de Duero: lleno.
El pabellón Santiago Manguán de Aranda de Duero, con cuatro gradas abarrotadas, es el sueño del Nava si tuviera detrás a un ayuntamiento con fondos para tal empresa. Una autentica caldera, en el sentido más literal de la palabra, pues los aficionados necesitaban abanicos para sobrevivir la temperatura que estaban provocando. Y eso que la pista no daba muchos motivos para encenderse, un sinfín de imprecisiones, pérdidas por pasos o faltas en ataque, lanzamientos errados a la contra, desde el Sladkowski un buen palmo por encima del travesaño, al de Brais González, que dejó la portería temblando. La primera ventaja visitante la firmó Marugán (4-5); hasta entonces, ambos sumaban la friolera de ocho goles en el primer cuarto de hora. El peaje de un primer día de curso. En esas, Patotski mantenía con solvencia la portería. Pinillos le encontró las cosquillas colándole un tiro entre las piernas, pero se aprendió la lección y tiró de agilidad para negar su siguiente visita.
El paso de los minutos despertó a los ataques, que duplicaron sus cifras en el segundo cuarto de hora. La fábrica de parciales estaba en la acumulación de pérdidas: el Villa de Aranda firmó el primer +2 de la tarde (7-5), pero no generó tendencia porque la rotación visitante acabó entrando en calor a tiempo. Llegó un gran pase picado de Baptista para Pablo Herranz, la primera conexión de muchas por venir. El portugués anotaba tras congelarse en el aire en pasivo y veía cómo pivote culminaba una jugada de pizarra de Senovilla para el 9-11, la máxima ventaja visitante. Duró un suspiro: tres goles seguidos de los locales, con Rugonovs embocando a la contra la enésima pérdida. Al descanso, 12-12.
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El central Rui Baptista, un descaro proporcional a su calidad, fue el mejor de la docena de recién llegados, aún por compenetrarse
El Villa de Aranda inició su despegue nada más volver, un acelerón que empezó con una gran parada de Guitart con el pie de apoyo al tiro de Brais González. Fue el otro lateral, Lilian Pasquet, el que mantuvo la aportación ofensiva de un Nava que empezaba a sentir el viento en contra por sus propios defectos, esas pérdidas que se convertían en ráfagas sin respuesta para Buda, incapaz de firmar esa parada que le hiciese conectarse. Mateo Arias seguía engordando sus cifras en transición y provocaba el tiempo muerto de Senovilla (17-14).
La mejor noticia para los segovianos fue la plena recuperación de Patotski, notable en portería tras un año en blanco por lesión
El Nava evitó la ruptura en los mejores minutos de Baptista, con una personalidad impropia de su edad, gestionando el timón sin miedos. Alguien que se mete en una casa en llamas y confía en el talento para salir de ella, una valentía que abre soluciones. Así encontró a Marugán y Reig en el extremo, unas asistencias que no canjearon en gol. La vuelta de Patotski para el último cuarto de hora se notó: su mera figura llevó al larguero el penalti de Arias, el preludio de otras dos paradas marcas de la casa, quedándose el balón en el suelo y sacando el traje de ogro ante lo que debía ser un gol fácil de Megías.
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Así que el Nava llegó a uno a un desenlace aparentemente abierto que el Villa de Aranda aseguró con un ataque más calibrado que trazaba líneas en primera línea para David López o Pinillos. Ante ese aporte constante, bastaron un par de minutos malos para que se fuera el tren. Senovilla buscó más circulación con los dos centrales, pero su defensa estaba siendo superada. Y no por deméritos propios. Pinillos encontró a Rugonovs con un pase picado de espaldas maravilloso al que el letón, todo un bailarín, puso el lazo con una definición definitiva: +4 a falta de tres minutos. Lo celebró como merecía un pabellón que oposita al más ruidoso de la Asobal, la diferencia entre dos clubes con la misma pasión y humildad, pero una localidad tiene diez veces más habitantes que la otra.
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