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Carteles del Black Friday y decoración navideña en un establecimiento comercial de Segovia. Óscar Costa

Segovia

El 'Black Friday' y la Navidad agudizan la dificultad para encontrar empleados

El bajo desempleo complica encontrar personal para atender el comercio y la logística durante las campañas

Sábado, 29 de noviembre 2025, 07:48

Campañas como el Black Friday, que vive este fin de semana su gran epicentro, o la navideña elevan las demandas de personal en sectores como ... la logística o el comercio al por menor, los que más impulsan la actividad en estos días de consumo, casi ininterrumpido hasta bien entrado enero. Ante estos picos, hacen falta mozos de almacén, carretilleros, conductores o cajeros-dependientes para la atención al público. Se demandan decenas de miles en España y cuesta encontrarlos. En Segovia, con unos niveles bajos de desempleo, no es fácil dar con alguien que se sume a estos sectores. Una carestía que ha dilatado los procesos de búsqueda de personal de las empresas y rebajado sus compromisos productivos. Un problema con múltiples aristas que los empleadores explican por la falta de compromiso de los trabajadores, mientras los sindicatos apuntan a unas condiciones laborales que consideran mejorables.

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«Las empresas necesitan más perfiles cualificados para dar servicio a toda esa demanda», subraya la directora de oficina de la empresa de trabajo temporal Randstad en Segovia, Bustar Casado, la puerta de entrada más habitual a estos sectores para empaquetadores, mozos de almacén, carretilleros o repartidores. Cita estos puestos como los más demandados y la importancia cada vez mayor de las dotes comunicativas, sobre todo en los perfiles de cara al público. «Además de la experiencia y la disponibilidad, valoran cada vez más las competencias digitales; es fundamental, tanto para las tiendas como para los almacenes». Destaca el papel secundario de la provincia en lo logístico en comparación con otras. «No disponemos de grandes empresas logísticas, no tenemos ese peso industrial». Mientras las previsiones de su empresa para el Black Friday estiman 960 nuevas contrataciones en Valladolid o 750 en León, Segovia, con 250, es la sexta de Castilla y León, por delante de Zamora (210), Ávila (155) y Soria (110). Ese dato supone un aumento del 8,7% respecto a los 230 del año pasado.

Randstad se define como una oficina generalista que surte de personal a todo tipo de sectores, desde la alimentación al transporte a lo largo de la provincia. «Ahora mismo está siendo muy complicado, 2025 está siendo uno de los años más complejos en cuanto a reclutamiento de candidatos. Yo llevo en el sector 26 años y esto no se ha conocido nunca». Algo que explica por causas más estructurales como el polo que supone Madrid para llevarse a trabajadores «cualificados y menos cualificados» y una cuestión de «estilo de vida» que se traduce en una «falta de compromiso» y en una complicación en los perfiles. Más allá de que estas campañas evidencien más las carencias, Casado subraya que «el problema existe en todo el año» y es transversal en los sectores. Alimentación, uno de los que más trabajan, especialmente demandante de empleo temporal en estas fechas —por ejemplo, las grandes cárnicas de la provincia— plantea unas dificultades que también experimenta el resto, como el transporte o el idioma en la mano de obra extranjera. Pero también ventajas. «Dependiendo del convenio colectivo, todo resulta más atractivo o no. En el cárnico ha habido incrementos importantes, eso ayuda a que el reclutamiento sea más sencillo». Como los horarios. «Todas las empresas, me da igual el sector, se están adaptando cada vez más a las jornadas continuas».

Casado analiza esa falta de compromiso que detecta diariamente y se pregunta: «¿Es un cambio cultural? La gente no se implica para ir creciendo dentro de las empresas. Yo me lo pregunto muchas veces. ¿Realmente la gente busca una estabilidad? Ya no lo sé». Algo que observa independientemente de las edades. Ella defiende las condiciones laborales: «Yo también soy trabajadora, conozco las condiciones de mis temporales, qué salarios y qué horarios les están ofreciendo mis clientes, qué posibilidades de incorporación en plantilla tienen. Y podrían ser mayores, porque las opciones existen, pero la gente muchas veces no lo aprovecha». Con todo, sus empresas salen adelante. «No sé cómo lo hacen, pero al final se cubren las necesidades prácticamente al cien por cien».

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Cambian, eso sí, los tiempos. «Antes se cubría un puesto en horas; te llamaban a las nueve porque necesitaban a un chico y a las once lo tenías. Ahora los clientes saben que no es para mañana; al final se cubre, pero ellos tendrán que hacer sus gestiones productivas de otra manera hasta que llega el candidato». Eso afecta a los procesos de reclutamiento, pues hay menos candidatos. «Antes hacías un montón de entrevistas; ahora tengo tres y no puedo esperar porque eso me va a suponer otros dos días». En periodos de alta demanda como los actuales, los tiempos son aún más importantes. Y cuanto más cualificado es el perfil, más lento es. «Un mozo de almacén, sí, nosotros ya estamos haciendo una bolsa de candidatos para cubrir necesidades imprevistas de cara a Navidad. Pero un conductor con el carné C…»

Cuando el responsable de la Federación de Servicios de UGT, Javier Manso, va a una mesa con otros compañeros de Industria o Servicios Públicos, asume la bandera de la precariedad. «Parcialidad y temporalidad, ese sería el titular. Somos la cenicienta, los que peores condiciones tenemos. Hay que hacer atractivo el sector». Una mejora que va más allá de los sueldos y toca, por ejemplo, la conciliación, que se complica al empalmar varios turnos cortos, como ocurre en la limpieza. «Si fuese más atractivo, no tendrían problema para cubrir esas vacantes». Apunta, además, a un daño colateral por no lograrlo. «A los que están, les aumentan la carga de trabajo sin compensación de salario. Pero como la gente lleva toda la vida en la empresa, hace un esfuerzo extra para que salga el trabajo y el que gana es el empresario».

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La negociación del convenio de uno de los sectores más implicados, el del transporte, sirve a Manso de ejemplo a la hora de poner en valor el esfuerzo en sacarse los carnés de conducción. «Las condiciones y el salario no son acordes al esfuerzo que has hecho, en tiempo y en dinero. La responsabilidad que llevas, las jornadas maratonianas… Si la gente pide por internet en lugar de ir al comercio, ¿qué aumenta? El transporte. Cómo no se hagan atractivos ciertos sectores, nos quedamos sin trabajadores. Si todos estamos de acuerdo, hay que hacer un esfuerzo». Porque, subraya, los números dan. «Faltan por cubrir vacantes y sí que es verdad que hay gente en el mercado laboral, pero prefieren esperar o dedicarse a otras cosas».

María Martín. Óscar Costa

«La que viene con ganas tiene trabajo seguro»

María Martín ha acabado dando uso a sus estudios en Relaciones Públicas en un campo que no contemplaba cuando en la universidad. Tras su maternidad, se reenganchó al mercado laboral como dependienta de una tienda de ropa por mediación de una amiga: «Necesitamos a alguien». Ella acudió: «Llevé el currículo, me cogieron y desde entonces». Pone en valor ventajas como el horario continuo, ya sea de mañana o de tarde. «Y es un trabajo que te vas a casa y te olvidas, no te llevas los problemas». Aunque, subraya, tiene un punto físico. «Hacemos de todo. Almacén, cambiamos paredes, maniquís…» Y la social. «Te tiene que gustar el trato con la gente; si no, estás perdido. La mayoría de la gente es amable, pero siempre te acuerdas del que no lo es. Con los que son muy exigente hay que tener mucha paciencia». A sus 45 años ha visto mano de obra fallida. «No tengo claro por qué, pero es cierto que nos cuesta encontrar profesionales. Parece un trabajo sencillo y no lo es, tienes que estar pendiente de muchas cosas. Y hay veces que viene gente que no es válida». Pese a currículos que no andan cortos de estudios superiores en comercio. «Hay gente que viene con pocas ganas de trabajar. La que viene con ellas, tiene trabajo seguro».

Jesús Mateo. Óscar Costa

«Hay que ir corriendo todo el rato»

Durante cinco años, el despertador de Jesús Mateo sonaba a las 5:30 de la mañana para empezar a descargar camiones a las seis en una empresa de reparto y clasificarlos. «Paquetes grandes, pequeños, puertas, lavadoras, estanterías, todo lo que venga. Son muy poquitas horas y ese rato estás muy exigido. Hay que ir corriendo todo el rato». Tres horas largas de trabajo intenso que le permitían llegar a casa a las diez para desayunar, pero nunca le reportaron más de 700 euros al mes. Estudiaba el grado de Administración y Finanzas, vio la oferta en Infojobs, entró con la ETT y salió para empezar el lunes en una empresa de ferretería y bricolaje que le ha dado empleo indefinido a jornada completa. «Siempre me ha gustado la logística, lo veía entretenido, conocer cales, los pueblos, los códigos postales, pero es una carga de trabajo bastante fuerte y te machacas la espalda». Porque también echaba una mano a los chóferes a llenar las furgonetas. A sus 27 años, pese a su buena forma física como árbitro, tiene dolores recurrentes en los lumbares y no quería seguir el camino de otro mozo de almacén que recibió la baja definitiva con 32. «Es que me puede pasar a mí el día de mañana».

«Hay días buenos y malos, pero yo me lo disfruto»

David Cardozo dejó su vida como policía en Venezuela y llegó a Segovia como solicitante de asilo. Estudió el mercado laboral y vio ofertas de carretillero, así que estudió un curso de un mes a la espera de recibir la llamada. No tardó ni dos días. Tal era la demanda que recibió una oferta de empleo indefinido en la Real Fábrica de Cristales de La Granja sin acreditar ninguna experiencia previa. «Y me llamaron de otros sitios». Allí sigue tres años después mientras estudia un máster en logística. En lo que otros ven un retrayente, la alternancia de los turnos –dos días de mañana, dos de tarde, dos de noche y luego tres días libres–, él ve provecho. «Cuando uno viene de otro país, hay un proceso constante de citas y papeleos que no podría hacer en un horario de lunes a viernes. Y eso me da oportunidad para estudiar».A sus 49 años, piensa en un futuro como jefe de turno o encargado de almacén en un lugar con mecánicos de robótica, operaciones que embalan los cristales, los controladores de las líneas o los hornos del vidrio. Lo cuenta con pasión. «Hay días buenos, mejores y malos, como en todos lados, pero yo me lo disfruto». Sigue formándose para seguir haciéndolo desde otro papel y dejar descansar a su espalda. La sobrecarga de la carretilla pesa 3.500 kilos. «No hay amortiguador para eso. Normalmente vas marcha atrás porque llevas cuatro palés y no tienes vista hacia adelante, eso es lo que te perjudica el tema del cuello y la espalda». Lo cuida con ejercicio. «Siempre hay molestias, pero así lo minimizas entre un 70 y un 80%. Estoy cruzando ya los 50, hay que cuidarse».

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