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Imagen de archivo de una trabajadora de Correos en la ciudad de Segovia. Óscar Costa

Segovia

El «amor propio» de los carteros: «Voy corriendo a todos lados»

Una cartera de la capital relata cómo gestiona dos secciones a la vez en verano sacrificando el parón del desayuno y manteniendo la sonrisa

Lunes, 25 de agosto 2025, 08:52

En el día a día de los carteros, por mucho que sean funcionarios, que la falta de manos justifique los retrasos, la vocación manda sobre ... las circunstancias. «Aunque el jefe te diga que hagas lo que puedas en tu horario y hasta dónde se llegue, siempre te queda el amor propio», subraya una cartera de la capital, que trata de dejar los problemas en la oficina y poner una sonrisa, subir en ascensor al quinto para hacer la entrega en la puerta, llamar por teléfono a los ausentes u olvidarse de los veinte minutos del desayuno para sacar adelante la tarea. «¡Es que me gusta!»

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Los carteros de Segovia capital entran a las 7:30 horas, clasifican de forma conjunta el correo que trae el camión por la mañana por secciones y luego ya cada uno distribuye lo suyo hasta las 15:00. «Se basan en que ha bajado el correo, pero ha subido la paquetería y los certificados. Y las secciones, que antes eran de un kilómetro, ahora son de tres. La distancia también cuenta».

El paso de los años ha reducido las secciones, que llegaron a estar por encima de la treintena, a poco más de veinte, para cubrir el mismo espacio: la ciudad, Zamarramala y La Lastrilla. «Antes la sección que se quedaba cubierta se dividía entre tres o cuatro y cada uno llevaba un trocito, no te suponía un esfuerzo excesivo. Ahora no contratan agregados y cada cartero lleva dos secciones». Y hacen encaje de bolillos. «Un día repartes tu sección más lo urgente de la otra; al siguiente, la otra sección con lo urgente de la primera». Algo que se agudiza en verano, pero que viene de atrás. «Llevamos así desde el año pasado, es carga psicológica que tenemos. Lo comentábamos el otro día en una cena con los compañeros».

«Se basan en que durante el verano ha bajado el correo, pero ha subido la paquetería y los certificados»

Algo que se traslada a la rutina. «Quieren que des calidad y no puedes. Te para uno a hablar y estás intentando quitártelo del medio lo antes posible para seguir avanzando». Con todo, si puede no lo deja en el buzón y sube al piso que sea —siempre que haya ascensor—, pero reconoce que no tiene la motivación de antaño, en parte por las desigualdades que ve entre los diferentes turnos. «Yo voy corriendo a todos lados, pero luego ves a otros que para mover un pie tienen que pedir permiso al otro. Y como tú puedes, pues te piden un poquito más. Al final están penalizando a los que trabajamos», lamenta.

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Hay carteros de carro que hacen a pie secciones que el titular, de vacaciones, hace en moto. Ella hace unos doce kilómetros diarios con un carro de unos 30 o 40 kilos. Una tarea que provoca achaques en espalda, hombros o hernias, entre otras cosas. En ese contexto, apunta que la vocación también separa a los que son más proclives a pedirse la baja de los que lo evitan al máximo por ese amor propio. Y porque en la práctica se traduce en más trabajo para el resto. «Al final lo que consiguen es que se vaya creando mal ambiente entre nosotros. Y lo que se suele decir: divide y vencerás»

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