Las Clarisas, a la espera de «refuerzos» que permitan la continuidad

El Convento de las Clarisas de Ciudad Rodrigo está en «compás de espera y de refuerzos», comentan fuentes de la diócesis civitatense. Tras la salida, hace escasas fechas, de las tres últimas monjas que quedaban en la casa, se está a la espera de noticias sobre la que propia congregación pueda determinar.

Pero para llegar al momento actual hay que remontarse a finales del año pasado cuando dos profesas simples africanas, en concreto originarias de Kenia, regresaron a su país. En aquel momento, también una profesa solemne keniata marchó a un monasterio del sur de España, formado en su mayoría por monjas africanas.

A modo de aclaración, se podría resumir que después de seis o siete años en un convento, las novicias dan un paso más y se comprometen a cumplir una serie de votos religiosos de manera temporal, en el caso de las profesas simples, que los van renovando cada año. Cuando dan el paso definitivo, ya se habla de profesas solemnes.

Tras la marcha de estas monjas a otros lugares, en el convento mirobrigense permanecieron tres monjas clarisas de nacionalidad española, en concreto, una mayor y dos jóvenes; y otra postulante africana. El pasado mes de febrero, la monja africana ingresó en un monasterio de la Tercera Orden Franciscana, donde la mayoría de las hermanas son del mismo continente.

Las tres monjas clarisas restantes, «en compás de espera y de refuerzos por parte de otros monasterios con más vocaciones», informan fuentes de la diócesis, están conviviendo de manera temporal con otras monjas en tres monasterios de la Orden de Clarisas, sin que por ello se haya «cerrado el monasterio de Ciudad Rodrigo», fundado ya en vida de Santa Clara, según la tradición.

La previsión es que el Capítulo de la Orden de Clarisas se reúna en los próximos meses y tome una decisión al respecto. Según estas mismas fuentes, la Madre Presidenta que, junto al obispo de Ciudad Rodrigo, ha seguido personalmente todo el proceso, pedirá a la Orden refuerzos para dicho monasterio de la diócesis civitatense, «en orden a que pueda continuar su misión contemplativa con la misma normalidad de sus muchos siglos de existencia, casi 800 años».