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De Zorrilla a Zorrilla, para que la fiesta no pare
Aficionados blanquivioletas aguardaron desde las 22:30 a que bajara la marea del estadio para celebrar el ascenso
A las 22:25, bajo el reloj de la Plaza de Zorrilla, la poca gente que se concentraba por allí estaba más pendiente del móvil que de cualquier otra cosa. Buscaban corroborar de algún modo que ya estaba, que el ascenso era cosa hecha, que no había que esperar a otro partido. Familias con niños vestidos de blanquivioleta, o con la bufanda anudada al cochecito del bebé, anticipaban la fiesta que se preveía mientras la Policía Nacional comenzaba a tomar posiciones para prevenir.
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Las primeras escaramuzas de celebración las protagonizaron algunos grupos de adolescentes que llegaron a la Plaza con sus banderas de 'Somos de Primera'. Eso sí, al primer intento de encontrar una vía hacia la fuente se encontraron con la Policía al quite. Poca broma con esto, les vinieron a decir.
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A las 22:30 se escuchaban los primeros cánticos, cláxones a lo lejos y,de pronto, un alboroto incongruente para el aspecto que mostraba la plaza. Misterio resuelto, el cámara de la tele ha puesto el 'on' y no hay quien se resista al foco de la tele. «¿Querrás quedarte a ver la fiesta?», le pregunta un joven a su pareja con la esperanza, nada disimulada, de que la respuesta sea un sí, porque se antoja que el festejo va a ser grande.
Quien más quien menos ha tirado de lo que tenía por casa para acercarse con lo más blanquivioleta posible. Aunque en la selección de camisetas con nombres de jugadores célebres destaca un «Arilson» con el dorsal 4, por ejemplo.
Pasada una hora desde que se pitó el final aún prosigue la fiesta en el José Zorrilla, mientras la Plaza Zorrilla continúa con demasiado cemento, nada que ver seguramente con lo que ocurrirá al día siguiente, cuando sea la sede oficial de la celebración a falta del balcón del Ayuntamiento.
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«Hay poca gente, pero cuando baje todo el mogollón se llenará esto», cuenta un agente de la Policía Nacional por el walkie. Y empieza a asomar ese mogollón que se abre paso por el tráfico denso y feliz de bajada desde el estadio. Los cláxones acompañados de bufandeo por las ventanillas empiezan a contagiar a la Plaza Zorrilla del ambiente del José Zorrilla. Se viene la fiesta, está claro. Carlos Suárez, presidente del Real Valladolid, atiende en directo a las radios nacionales, que abren un huequito en la actualidad del Mundial para felicitar al nuevo equipo de Primera División. «Habrá nueve mil personas de los 11.700 abonados que tenemos, que tendrán abono gratis la próxima temporada, porque se hicieron socias en el periodo incentivado», recuerda. Por si había poco motivo para la fiesta, se podrá presumir de ver la Primera División 'por la patilla'.
¿Y la fiesta?, le pregunta el locutor. ¿Cómo dijo Joaquín, al menos hasta las cinco de la mañana?. Y el presidente suelta con sorna: «Como me ha dicho uno ahí abajo, vamos a tener fiesta hasta temprano».
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