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El término derrota ha desaparecido del diccionario blanquivioleta. Pasan las jornadas, se suceden los rivales y el Real Valladolid hace acopio de puntos. Las victorias ... se empiezan a ver como algo consustancial a la calidad de un equipo confeccionado para ascender. Los empates saben a poco y causan anemia en el entorno. Han pasado dos meses y medio desde que el conjunto de José Rojo 'Pacheta' hincó la rodilla en Huesca (3-2), lastrado por unos primeros veinte minutos de pájara en los que encajó dos goles. Desde entonces, el Pucela ha mantenido el 'punch' para sumar puntos en cada encuentro. Son ya nueve las jornadas de Liga sin conjugar el verbo perder. En esta solidificación competitiva, el Real Valladolid ha presentado una candidatura clara al ascenso directo. Incluso a terminar como líder. Cuando cayó en El Alcoraz, contemplaba la cumbre a unos lejanos doce puntos, fruto del acelerón del Almería, luego gripado. Hoy ve al Eibar en cabeza de la tabla a solo cuatro puntos. Eso sí, ahora mismo hay cuatro equipos con el mismo objetivo de ascender por la vía rápida: el líder Eibar, el Almería, el Tenerife y el Real Valladolid. Eibarreses y pucelanos son los que más tiempo llevan sin lamentar derrotas, pero cada empate se puede pagar caro.
La reacción blanquivioleta tras la derrota de Huesca resultó modélica: el equipo de Pacheta encadenó cuatro victorias consecutivas, su mejor racha ganadora del campeonato. El Pucela despidió 2021 con sendas victorias ante el Real Oviedo en Zorrilla (2-1) y a domicilio frente a la Real Sociedad B (0-2). El estreno de 2022 llegó cargado de buenas noticias: dos triunfos como local ante el Leganés y el Burgos (ambos por 1-0). Las carambolas del calendario permitieron al Real Valladolid disputar dos partidos seguidos en Zorrilla... y ya se sabe que el equipo blanquivioleta ha fortificado su estadio. El 0-0 en La Romareda ante el Real Zaragoza se vio como un frenazo antes de agarrarse a la liana casera con un gol de Roque Mesa para tumbar al Sporting (1-0). Fuenlabrada ejerció como otro muro de contención (segundo empate a cero consecutivo a domicilio) y el Real Valladolid perdió altura. En las dos últimas citas, el Pucela ha sacado las lanzas para medirse a rivales igual de atrevidos en choques de ida y vuelta. Ante el Girona en Zorrilla, un penalti de El Yamiq echó por tierra una vibrante remontada para dejar en tablas un partidazo (2-2). En el reciente choque en Cartagena, el Pucela salió vencedor de otro intercambio de golpes con un 2-3 final que vivifica a la plantilla. Vista la exuberancia de los últimos marcadores, el récord de imbatibilidad de Jordi Masip (646 minutos con la portería incólume) parece perderse en la noche de los tiempos, aunque solo hace tres jornadas que lo instauró.
Los nueve partidos sin perder (seis victorias y tres empates) han dejado 21 puntos en el casillero blanquivioleta. La racha es magnífica y retrata la superación de un equipo pujante que vivió momentos de zozobra cuando sufrió tres derrotas consecutivas en septiembre que pusieron a prueba la fe en el proyecto. El desastre posterior en Lezama frente al Amorebieta (4-1) de inicios de noviembre se contempló como un accidente similar al de Burgos (3-1) y no pasó a mayores.
El Real Valladolid de Pacheta puede superar al Pucela de Miroslav Djukic en la estadística de partidos seguidos sin perder. En la campaña 2011-2012, la propulsión blanquivioleta le llevó a estar catorce encuentros sin conocer la derrota en el tramo final (incluida una racha de seis victorias) antes de caer en Zorrilla en la última jornada de la campaña regular de Segunda División y de afrontar un 'play-off' en el que acabó rubricando su ascenso a Primera. Previamente, esa misma campaña había estado otras doce jornadas sin perder. Aquel equipo de Djukic se acostumbró a largos periodos sin derrotas.
También en la pasada década, el Real Valladolid que entrenaba Joan Francesc Ferrer 'Rubi' hiló once partidos con puntos (seis victorias y cinco empates) al inicio del temporada 2014-2015, igualmente en Segunda División. Al final, jugó el 'play-off' de ascenso, pero quedó eliminado en primera ronda frente a Las Palmas.
Todos estos registros en categoría de plata palidecen ante los impresionantes números del 'Pucela de los récords' de José Luis Mendilibar en la temporada 2006-2007. Aquel equipo batió salvajemente un buen puñado de plusmarcas y el número de partidos seguidos sin perder fue una de ellas. Un total de 29 jornadas consecutivas se pasó el Real Valladolid de Mendi sin derrotas que lamentar, con una progresión meteórica que se inició en la novena jornada con un triunfo en Zorrilla ante el Elche (1-0, con gol del inolvidable Joseba Llorente) y que finalizó en la jornada 35ª ante el Real Murcia (1-1), partido que el Pucela tampoco perdió a pesar de que una semana antes había certificado el ascenso en Tenerife (0-2) y había vivido unos días de intensas celebraciones.
Hasta ese momento, el mejor registro de partidos sin perder del Real Valladolid en Segunda lo había fijado una campaña antes un equipo que no ha pasado a la historia: el que entrenó Marcos Alonso en el curso 2005-2006. Antes del despido del 'Pichón', el Pucela permaneció doce encuentros sin derrotas entre las jornadas quinta y decimosexta (cinco triunfos y siete empates).
Un Pucela histórico, el que logró el ascenso a Primera en la temporada 1992-1993 de la mano de Felipe Mesones, se embaló en los once últimos partidos de la competición, en los que no perdió, para celebrar la vuelta a la élite en Palamós (1-2, con doblete de Iván Rocha). Aquella misma temporada, el Real Valladolid estuvo otros diez partidos sin perder (marca que lograron entre José Luis Saso y Felipe Mesones en el banquillo).
En Primera División, el mejor registro del Real Valladolid en este apartado data de la campaña 1950-1951, con Juan Antonio Ipiña al frente del vestuario. En una plantilla plagada de nombres históricos (los hermanos Lesmes, Ortega, Lasala, José Luis Saso...), el Pucela empezó su tercer año en la élite a lo grande con siete victorias y dos empates en las primeras nueve jornadas. El equipo blanquivioleta acabó como sexto clasificado al término del curso.
A un partido de igualar aquella marca se quedó el Real Valladolid de la temporada 1995-1996, de la mano de otro mito blanquivioleta: Vicente Cantatore. Entre las jornadas 27ª y 36ª, tres triunfos ante Racing, Atlético de Madrid (a domicilio) y Sporting dejaron paso a cinco empates seguidos que permitieron al Pucela abandonar el último puesto de la tabla y salir incluso de la zona de promoción en una liga de 22 equipos. Finalmente, el Real Valladolid firmó su continuidad en la élite.
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