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José Miguel Ortega
Viernes, 2 de mayo 2025, 13:42
El F.C. Barcelona se fundó el 29 de noviembre de 1899, aunque oficialmente no existió hasta el 5 de enero de 1903, que es cuando fue registrado. El impulsor de la creación del club azulgrana fue el suizo Hans Gamper, cuyo nombre se catalanizó para llamarlo Joan Gamper, más cercano y familiar.
Joan Gamper reunió a un grupo de amigos para exponerles su proyecto cuando ya el 'foot-ball' había tomado carta de naturaleza en diferentes zonas de España, Huelva, Vigo, Bilbao –donde llegaban marinos e ingenieros británicos por cuestiones laborales y en sus ratos libres corrían detrás de un balón- y también en Valladolid, donde desde hacía varios siglos existían los colegios de San Albano y San Ambrosio, de seminaristas católicos ingleses y escoceses, respectivamente y que, como ya he probado documentalmente, jugaban en sus fincas desde 1873.
Los prohombres que fundaron el Barça eran doce: 6 españoles, 3 suizos, 2 ingleses y 1 alemán, gente bien situada económicamente y convencida de que aquel juego de origen británico encerraba algo más que un espíritu deportivo, también ofrecía indudables oportunidades de negocio.
Después de unos años de asentamiento y de partidos amistosos en campas de tierra en las afueras de la ciudad, el F.C. Barcelona construyó en 1910 su primer estadio. Estaba en la calle Industria, que hoy se llama París, y desde el principio se vio que se quedaba pequeño para los 3.000 abonados que el club blaugrana tenía registrados. La capacidad inicial del viejo campo de la calle Industria apenas permitía acomodar a los socios, de modo que los aficionados que acudían con la localidad adquirida en taquilla para cada partido tuvieron que buscarse la vida a la hora de encontrar asiento.
Y eso ocurrió a raíz de la instalación de una tribuna de madera con dos plantas, en cuya parte superior se sentaban los que no querían estar de pie y además tener un campo de visión amplio y sin estorbos delante. La visión desde la calle, sin embargo, era la de una sucesión de los culos de aquellos espectadores que estaban tan satisfechos de haber encontrado una localidad de asiento en una zona en la que el resto estaba de pie.
Se hicieron muchas fotos de aquel panorama al menos curioso que se observaba desde la calle, en el exterior del estadio. Y a partir de entonces a los seguidores del F.C. Barcelona se les llamó 'culés', versión catalana de lo que el diccionario de la R.A.E. define como «el nombre aplicado a las nalgas de las personas, a las ancas de los animales o a la parte semejante de cualquier animal».
Lo de 'culés' era un apelativo coloquial, usado en la calle y en las tertulias de amigos, sin que saltase a las páginas de los periódicos y menos aún al resto de España. El Barça seguía creciendo en éxitos deportivos y en número de asociados, 12.000 en 1920, lo que forzó a los dirigentes a buscar otro terreno para construir un nuevo estadio más acorde con la demanda de los aficionados. Y nació el campo de Las Corts.
Emplazado en el barrio del mismo nombre, el flamante recinto se hizo realidad en un tiempo récord, con césped y gradas con capacidad para 30.000 espectadores que fueron 45.000 en una posterior ampliación. Todo marchaba viento en popa hasta que el 14 de junio de 1925 se produjo un grave incidente que colocó al club en el punto de mira del Régimen que entonces había en España: la dictadura de Primo de Rivera.
El F.C. Barcelona había previsto jugar un partido amistoso contra otro histórico del fútbol de la región, el C.E. Júpiter, a beneficio del Orfeón Catalán. El permiso fue denegado por la autoridad, a pesar de lo cual los organizadores siguieron adelante e invitaron a la banda de música de un buque británico atracado en el puerto para que interpretara los himnos inglés y español. El público escuchó con respeto y aplausos el 'God Save the King' pero recibió con silbidos y voces a la Marcha Real, mientras que la directiva se mantuvo sentada en el palco durante la interpretación, en una clara postura de insumisión.
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Los hechos llegaron a las autoridades y cerraron el campo durante seis meses, destituyendo de su cargo de presidente a Joan Gamper, que algún tiempo después, en 1930, se suicidó por la catastrófica situación financiera que padecía el club, directamente relacionada con el crack de Wall Street. Todas las ilusiones y los éxitos deportivos conseguidos a raíz de la inauguración del campo de Las Corts, entre ellos seis campeonatos catalanes, cuatro Copas de España y la primera Liga española (1928-29), se fueron al traste a consecuencia de aquel incidente de los himnos y del posterior suicidio de Gamper.
No solo la situación económica era delicada, sino también la deportiva ya que después de ganar la primera Liga fue cediendo posiciones y estuvo a punto de descender en la temporada 1933-34, pues se clasificó penúltimo, solo por encima del Arenas de Guecho.
Tras de la Guerra Civil, sin embargo, la situación económica y deportiva del Barça mejoró a pesar de que la línea política del nuevo Régimen no estaba en sintonía con la que el club blaugrana había mantenido desde su fundación hasta el estallido del conflicto armado.
En los tiempos actuales el F.C. Barcelona ha engrandecido su historia e incluso el curioso apelativo que hace más de un siglo se dedicó a los aficionados que se sentaban de espaldas a la calle Industria, se ha convertido en un término coloquial para referirse no solo a sus seguidores, sino al propio club. El Barça es el equipo 'culé' y los miles de seguidores que tiene, son los 'culés' esparcidos por el mundo.
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