El escudo pixela
Entiendo la postura de las partes, aunque discrepo de la matraca. Cualquier distracción solo ensucia lo verdaderamente importante, el ascenso
Juan Ángel Méndez
Miércoles, 29 de noviembre 2023, 19:56
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Juan Ángel Méndez
Miércoles, 29 de noviembre 2023, 19:56
La semana viene cargada. La Real Academia de la Lengua ha actualizado 4.381 términos y el Real Valladolid ha comunicado los entresijos del ansiado ( ... o no) referéndum sobre el escudo. Vamos a discernir el duelo que libran el club y una parte de la afición en clave RAE y sus últimos fichajes lingüísticos. La batalla arranca en el big data. No es que el Pucela sea un machirulo, sino que los amantes de la laureada y el multipantone no terminan de entender el perreo. Hay 4.000 fieles ajenos a la tecnociencia en riesgo de exclusión. No están registrados. Las peñas levantan la voz porque la abstención es como hacer balconing. Representan a unas 2.000 bufandas, algo más del 10% de las 22.000 que cincelan la masa social. El club intenta aminorar el chundachunda, pero los que se sienten con la mayoría no bajan los decibelios. Temen no llegar a los 10.976 síes. Me surge una duda. ¿Realmente es tan importante el escudo como para seguir dando la murga? Entiendo la postura de las partes, aunque discrepo de la matraca. Cualquier distracción solo ensucia lo verdaderamente importante, el ascenso.
El club se equivocó en el origen. El escudo pellizca la sensibilidad de los hinchas más férreos. Por eso, una consulta previa habría evitado estos lodos. Tampoco atina con el referéndum. No me refiero a los ingredientes que ha incluido, que algunos son ásperos como una regañá. Da igual lo que haga. Hay una parte que odia la bellota, pero sobre todo rechaza que les hayan dejado fuera del proceso, y no tiene pinta de que vayan a aceptar el resultado. Tampoco puede esconder que hace la cuestación, empujado por las voces críticas, no por principios. No consigue limpiar las cookies para resetear la mente de la tribuna más canchera.
La realidad es que la mayoría no reside en los que gritan en redes sociales, ni tampoco en los que han convertido al escudo en una cuestión de estado. El emblema ha cambiado casi una decena de veces en la historia del club y nunca hubo tanto trauma. MacGuffin de manual. El club ha accedido al referéndum, pero también es libre de marcar las normas (dentro de la legalidad). Está claro que no quiere pisar el pasado, aunque busque circunloquios para exhibir neutralidad. Cualquier fórmula habría desatado la ira. Ambas partes quieren esquivar el fracaso y se parapetan tras sus argumentos para no terminar haciendo aquaplaning.
La pobreza energética es no conseguir el ascenso. La pregunta del referéndum será capciosa, pero tampoco es tan difícil. Sí o no. Da igual la formulación. Si todo es tan evidente y la mayoría odia la bellota, ¿qué más da el interrogante? El banner del mail a abonados, la premura de tiempo (ni que hiciera falta un mes para votar), la digitalización, la abstención… Trampantojos que solo sirven para encender de nuevo la mecha y abrir una vez más la zanja. Soy del Pucela, me rodeo de gente del Pucela, siento al Pucela. Ni el club debe ser un supervillano, ni la franja crítica de la afición, la kriptonita que rompa la capa del Superman blanquivioleta que sigue intentando volar hacia Primera. El tema del escudo me pixela mogollón. Prefiero hablar de refuerzos y resultados.
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