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1
Álvaro Rubio sigue metiendo las alineaciones en la batidora. Mucho centrifugado y poca eficacia. Es como querer construir un puré con un tenedor pequeño. Todo ... grumos. Ayer apostó por Amallah, que ha actuado de inicio en dos de los últimos diez envites. Poco que añadir. Solo le faltó alistar a Kenedy. Anuar, esta vez por la derecha, y Chuki con galones en la media punta. Aznou sufrió en el lateral zurdo con Antony y Luis Pérez volvió con el castigo redimido. Su contribución al equipo en esta ocasión fue el trote y la miranda en el 1-0. Aidoo se come la marca y el andaluz llega tarde, una vez más. Es el retrato de una temporada espantosa. Los errores se enredan en un bucle que apenas suma 16 puntos y acumula registros negativos con poca vergüenza y menos profesionalidad.
2
El Real Valladolid está inventando, sin quererlo, el fútbol touch. En rugby, es el oval sin contacto, solo fijando con la mirada. La filigrana por encima del encontronazo. El conjunto castellano mantiene la pose, hace como que va, pero se queda en el intento. El Betis se contagió de la pausa y después de dibujar un rondo, se acomodó y se atoró entre las cuerdas mientras el Pucela se hacía con el centro del ring al final del primer periodo. Chuki marcó tras un despropósito verdiblanco que bien lo podría haber firmado el cuadro castellano. Es como si se hubieran cambiado los papeles por unos minutos. El empate estrechó la distancia en la marca, aunque el equipo castellano es tan débil que besa el césped con medio soplido. Las galopadas de Moro incomodaron a los de Pellegrini. Poco más. Al margen de estos conatos, el encuentro se dibujó entre el fútbol control del Betis y la ansiedad abúlica del Pucela. Con el 2-1 terminó la tímida resistencia y arrancó la goleada para certificar el descenso.
3
La primera entrega, sin saberlo, esculpió dos pasajes que resumen el pésimo curso blanquivioleta. El 1-0 desnudó la inoperancia absoluta de la zaga. Nada nuevo. El segundo, tal vez más gráfico, representa la escena del conformismo en el que se ha instalado, en todo su conjunto, la entidad castellana. Resulta que Moro ejecuta un chut mordido que llega por accidente a la cabeza de Latasa, que remata manso a las manos de Adrián. «Eso es, eso es», espeta Rubio desde la zona técnica. No me quiero imaginar la reacción si el Pucela consigue sumar una victoria. Festejar un testarazo blando, al medio, tras un disparo trompicado es algo parecido a celebrar un 4-2 en el Metropolitano. Este año quedan pocas cosas por ver, aunque conociendo la idiosincrasia del Pucela, es posible que el esperpento siga desarrollando su máximo esplendor en las cinco jornadas, ya en Segunda, que restan para el desenlace del curso.
4
La maniobra de despedir a Cocca para firmar la resurrección de Rubio al frente del primer equipo va camino de convertirse en la peor decisión de la historia del Real Valladolid. Los resultados tienen vida propia. No hace falta interpretar mucho. No hay batallas, todo son derrotas. De hecho, el Pucela no gana un partido desde enero. Casi nada. El caso es que en los momentos complicados siempre aparecía Anuar, el canterano que corre que se las pela y enamora a la afición porque es de los pocos que destila pasión y respeto por el escudo. Esta vez no aceptó la decisión del técnico de mandarle a la ducha en el ecuador del segundo acto. Primero gesticuló con desprecio sobre el verde y más tarde pateó el banquillo para exhibir su inconformismo. Es lo que le faltaba al riojano, que con tanto vaivén en las alineaciones ha conseguido desenchufar a prácticamente todos los jugadores, incluidos los más comprometidos.
5
Ronaldo anda enfrascado en la venta del club. Esperemos que concrete cuanto antes. Con el equipo en Segunda, tampoco merece la pena esperar mucho más. Lo mejor es que los nuevos empiecen a tomar decisiones y despidan a Catoira y compañía, además de limpiar el vestuario. En vertical. Desde la cima hasta la base. Sin miramientos. Vuelvo a Ronaldo. No digo que vaya a Zorrilla, porque a nadie le gusta que le estampen su incompetencia en la cara, pero podría haber reaparecido en el Villamarín. Al menos se habría llevado un puñado de chistes de Joaquín y el abrazo de Gordillo, un madridista de corazón. De los suyos. A Ronaldo no le gusta la crítica, se mueve mejor en la chanza. Que su equipo esté en Segunda, con los peores registros de su historia y un inmenso ridículo, nacional e internacional, es cosa de poco. La noticia positiva reside en que solo restan cinco jornadas de sufrimiento.
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