Chuki, en el Alcoraz. Carlos Gil Roig
Gambetas largas

Chuki era la diferencia entre el cero y el uno

El canterano demuestra que no puede ser suplente. En Huesca jugó por obligación. La baja médica de Lachuer salvó el gaznate de Almada

Sábado, 6 de diciembre 2025, 19:05

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Chuki, una suplencia autodestructiva

No sé si la suplencia de Chuki la debería explicar Guillermo Almada o Víctor Orta. Lo digo por lo de su renovación. O, mejor dicho, ... por su no renovación. Lo que sea, pero que el técnico ponga por delante a Lachuer en el enganche es un sacrilegio. El vallisoletano demostró en Huesca que no puede volver a calentar almohadilla a no ser que sea por obligación. Y si no firma su continuidad, que busquen una venta en enero y utilicen los euros para contratar talento. Mientras tanto, si se queda hasta el final del curso y aunque se vaya gratis en junio, Chuki debe jugar. Es el único futbolista que aporta algo distinto. Controla, conduce, rompe líneas, asiste y marca. No hay nadie que tenga más instinto. No necesita una ocasión clara para embocar. Le basta con un quiebro y un disparo colocado. Almada le retiró en el 74. Qué diferencia. Mucho mejor ponerle de inicio y luego cambiarle, que arrinconarle en la función de aspirina. Hay dos versiones opuestas de un mismo equipo. Una es la que comanda Iván San José y la otra es la que dibuja el conjunto vacío cuando el canterano no participa.

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La lógica enseña el camino a Almada

La resurrección se amarró a la lógica. No hay que analizar estadísticas ni enroscar el bucle en el rizo. Basta con sentido común. El primer gol de Peter Federico le regaló una buena dosis de coherencia a Guillermo Almada. Es su asignatura pendiente. Con los extremos en su sitio, la definición llega sola. No apuesto mis algodonales a que el técnico retrocederá y situará a un zurdo en la izquierda y a un diestro en la derecha. Es una batalla perdida. Lo fue con Pezzolano y continúa con su paisano. Ahora bien, la realidad es que, si Chuki conduce un contragolpe y a su izquierda aparece un zurdo, lo más fácil es que la jugada termine en gol. Si hubiera sido al revés, con Federico en el lugar que prefiere el preparador uruguayo, la acción habría terminado en un quiebro hacia el interior, un embolique enrevesado y el defensa saliendo a hombros después de desbaratar el peligro. El fútbol, a veces, es mucho más fácil.

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Oh, casualidad, Federico marca en su sitio

Peter Federico descorchó la botella de su fútbol más achampanado. En ambas ocasiones anotó con la zurda. Nada que ver con las pifias anteriores, sobre todo la de Anoeta, en la que emborronó un remate claro con un golpeo insulso. En Huesca encontró su papel al contragolpe. En la primera diana remató por su banda natural. En la segunda, corrió como caballo desbocado, buscó la espalda de la zaga e hizo bueno el envío de Biuk, por fin con la siniestra en su banda menos confortable, para aplacar la inestabilidad emocional del Pucela. El maestro Yepes no para de repetirlo. Los futbolistas a contrapié restan vuelo y acortan la definición. No hay mucho más que añadir. Solo falta que Almada se dé cuenta y pruebe a poner a cada uno en su sitio. En Huesca puso la primera piedra. Que siga la fiesta.

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Latasa en modo gladiador, más trabajo que gol

A Latasa le faltó el gol. No es poco si hablamos de un delantero centro, pero cuando el nueve suple sus carencias ofensivas con trabajo y tesón, el equipo lo agradece porque pasa de ser el último puntapié para convertirse en el hilo conductor que permite la continuidad entre el patadón y la segunda jugada. El madrileño se partió la camiseta, literal, para bajarla y facilitar que Chuki pusiera la quinta marcha. Ahora solo falta que un día se desmelene, como Federico, y anote. En partidos como el de Huesca, con un rival muy limitado, todo es secundario si la segunda oleada remata la faena. Cuando esto no sucede, como en duelos precedentes, la crispación se multiplica y la frustración se apodera del vestuario. Lo suyo es que Latasa marque y el resto complete la obra. Así será más fácil que el corcho no se haga fuerte en el cañón de la escopeta.

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Menos posesión y más filo para salir del hoyo

El Pucela cimentó su triunfo en la eficacia. Quién lo diría. La victoria representa una demostración de las carencias y las virtudes del conjunto de Almada. La cualidad principal reside en Chuki. Es el futbolista que marca la pauta. En Huesca abrió la lata y la cerró con la asistencia a Federico. Más allá del vallisoletano, el Real Valladolid puso el filo por delante de la posesión. En ese espacio se encuentra mucho mejor el conjunto de Almada. Cuando tiene que construir con el balón cosido a la bota no encuentra argumentos. En el inicio del curso brilló con robos rápidos y transiciones eléctricas. Así ejecutó al cuadro aragonés. El problema volverá en Zorrilla si el técnico no consigue descifrar la ecuación y, sobre todo, si vuelve a sentar a Chuki. Si es decisión suya, mal. Si es de arriba, peor.

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