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Alejo se encara con Amatucci. José C. Castillo
Gambetas largas

De bruces contra la cruda realidad

El Pucela se vuelve a perder en su propia incompetencia. Parece que llega, que asedia, pero no tiene capacidad para crear ocasiones y convertirlas. Las Palmas fue fiel a sus ideas y marcó cuando tenía que hacerlo

Viernes, 14 de noviembre 2025, 22:41

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Dos propuestas futbolísticas antagónicas

El fútbol de Las Palmas se sitúa en las antípodas del que propone el Real Valladolid. El toque contra el vacío. El sobeteo frente al ... quiero pero no puedo. El Pucela no tiene un patrón ofensivo definido. Y eso se nota en cada acción. Actúa a impulsos. Ahora encuentro un carril y aparece Federico. De repente Marcos André se viste de Juan Palomo y pasan cosas. Ayer pocas, por cierto. El conjunto amarillo elabora y manosea. El equipo de Almada vive de la presión y el robo rápido para enfilar la vertical. Cuando no se da la situación, la propuesta hace aguas porque nadie asume el reto de buscar algo diferente y porque falta calidad para encontrar algo más que una progresión, medio desdoble un encontronazo por dentro o una ocasión que se convierte en el remate vacío. Poco ritmo y la presión sin compás. Ahí, Las Palmas encontró oro.

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2

Marcos André pierde eficacia en el enganche

Almada repitió once. De nuevo Delgado en el vértice y André por detrás. Intento fallido. Ni el canterano estuvo a la altura, ni el brasileño rindió como vector del fútbol ofensivo. Su papel debe ser más determinante. Si tiene que conducir demasiado, el resultado se acuna en los brazos de la impotencia. El técnico le retiró del césped en el minuto 70, justo cuando más participaba. Las cosas del uruguayo, que alguna vez acierta y otras muchas se equivoca en la lectura, en el epílogo, el nudo y el desenlace. Esta vez metió a Arnu y colocó en su sitio a Chuki, al que entregó la posición de nueve en el descanso con el esperado fiasco sobre el verde, porque el vallisoletano pierde prestaciones cuando actúa desubicado.

3

La diferencia de calidad define el duelo

Es el denominador común de la temporada del Real Valladolid. No hay calidad para definir los partidos. Almada dice que ningún futbolista falla una ocasión voluntariamente. Faltaría más. La reflexión debe ir por otro sitio. La pregunta es clara. ¿Por qué el rival llega una vez y la enchufa, y el cuadro castellano necesita una pila de ocasiones para convertir una? El duelo ante Las Palmas edificó esta abrumadora diferencia entre los blanquivioleta y cualquier adversario que le tome el pulso. Federico tiró al muñeco después de una desmelenada carrera que terminó en el vértice del área pequeña del conjunto canario. Amath repitió por el perfil contrario. Entre ambas, Pejiño pisó la caja pucelana ante la atenta y a la vez relajada mirada de Torres y Tomeo. El zurdazo desnudó las vergüenzas de los centrales y humanizó a Guilherme, que no es infalible. Al Pucela le faltan ideas y calidad para aspirar a algo.

4

Almada rectifica a medias en el descanso

Las Palmas se limitó a ser Las Palmas para irse al descanso con el control del partido y la ventaja en el marcador. La superioridad en el centro del campo se hizo evidente cuando el cuadro canario superaba la descoordinada presión del Real Valladolid. Los aspavientos se multiplicaron entre los blanquivioleta, que no sabían si ir o parar, si seguir corriendo o encoger el dibujo para impedir la cuchillada por la espalda de los de Luis García. Almada quiso rectificar en el descanso y colocó a Chuki por Delgado. Varió a medias, porque el vallisoletano se pierde sin metros por delante para romper líneas y buscar una vida mejor, bien sea con un disparo o con un pase definitivo. Como nueve, ni una cosa ni la otra. El técnico uruguayo sigue regalando tiempo, espacio y prestaciones al rival. Y así resulta muy complicado plantar cara o ganar a un adversario con más calidad, mejor planteamiento y la mente más despejada.

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5

La conjura colectiva y la noche de hotel no cambian mucho

El Pucela se concentró en un hotel de lujo para pasar la noche del jueves y limpiar la mente. Todos juntos, sin distracciones. El club compartió mesa y diálogo con una muestra de la afición (habría que ver si es representativa o no), ante la que respondieron los capitanes, el copresidente (Solares) y el director deportivo (Orta). Un ejercicio de Fuenteovejuna en toda regla. El problema es que el fútbol no va de gestos, sino de eso, de fútbol. Y al Real Valladolid le falta mucho para ser un equipo fiable. El petardazo siempre está a la vuelta de cualquier duelo. Las Palmas solo tuvo que ser fiel a sus ideas. Juntos en defensa, bien colocados en el despliegue y eficacia en la vanguardia. Pura lógica. Al conjunto blanquivioleta le sobró precipitación y le faltó orden. Terminó asediando, pero de mentira. Muchas llegadas, la pelota de paseo de una banda a otra. Demasiados uys y pocas certezas. Una vez más, la inferioridad brotó de la pizarra.

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