Si al final resulta que con siete chicos de la cantera el equipo nos ofreció los minutos más interesantes y las acciones más llamativas de ... calidad individual, el cuerpo técnico ya tiene una idea a la cual agarrarse para empezar a olvidarse de los 'fijos discontinuos' que con feroz tesón ha mantenido para empezar a pensar en la sangre nueva proveniente de la casa.
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Y sobre todo para salir de ese endemoniado bucle de ver bondad técnica donde no la hay y de buscar volumen donde se necesita calidad de juego.
Ante el Mirandés, tras tirar más de una hora de partido comprobando como nuestro centro del campo era una franja neutral de dominio forastero y donde nuestros tres volantes constituían material fungible para el Mirandés, el equipo, a través de las decisiones de su entrenador, retomó la idea del juego para que aquello resultase ya otra cosa.
Algo que comenzó cuando Almada dio entrada a Alani y que completó 22 minutos después con Chuki para revitalizar un medio campo blando hasta la extenuación y pobre de iniciativa hasta la saciedad.
Una obra terminada de concretar al meter a Ponceu como tercer volante y sacando a Federico a un costado para liberar el espacio del '10' y permitir una eficacia de la que el dominicano carecía.
«No se puede regalar sistemáticamente un tiempo precioso que, sin duda, vas a necesitar»
Ver asociarse a Alani, Chuki y Alejo por banda derecha fue un gustazo para los que nos encanta que volante y extremo combinen su juego.
Claro que, puestos a hablar de extremos por la derecha, bueno será recordar que Iván Alejo realizó ayer 15 centros en esa posición, justo en la que no sale de inicio, de los 47 que generó el equipo; centros de calidad propiciados desde la línea de fondo, o sea la de verdad, que es el lugar idóneo. Así pues, no entiendo tanto empeño en desgastar defensivamente a quien es tu mejor arma en esa demarcación.
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Es demasiada concesión regalar, sistemáticamente y partido tras partido, un tiempo precioso que vas a necesitar indefectiblemente y al que cuando quieres aprovechar, o bien estás en contra en el marcador o simplemente te faltan los minutos necesarios para que los que acaban de comparecer en el terreno, tengan ocasión de entrar en juego... o ambas cosas juntas como suele ocurrir.
Fue palmario ver como un Alani, centrada su posición por delante de los centrales, junto a un dinámico, caracterial y pletórico Chuki, volteaban aquello nada más aparecer juntos, al tiempo que Ponceau daba pinceladas técnicas de calidad que terminaron por desatascar aquello y metieron al equipo y al público en el partido.
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El Real Valladolid, con un importantísimo caudal de jugadores de casa junto a un entrenador que cree en esa tendencia, es mucho más fácil de manejar que lo que estamos viendo.
«Fue palmario ver como Alani y Chuki se adueñaron del medio campo, con un pletórico Alejo y los detalles de Ponceau»
El problema de su juego está detectado en la franja del medio campo, los cambios surgidos a diario mejoran lo inicial y una columna vertebral fija con Guilherme, Tomeo, Juric y Marcos André, más Alejo en su sitio, termina de poner en la vía fija de la competición al equipo. No es mucho pedir que se respete la idea de conservar lo que funciona en lugar de efectuar brindis al sol con lo reconocido como no fiable.
Hacía muchos años que este club, a través de su entrenador de turno, no daba las oportunidades que Guillermo Almada está otorgando a nuestros chicos; pero ¡ojo! hay que continuar en esa línea. Tres fijos, Guilherme, Alejo y Tomeo, de once en la alineación inicial, son los refuerzos conseguidos; el resto complementos sin más.
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En una competición tan larga y exigente como ésta, se necesita gente joven, ilusionada, con calidad y energía; y junto a ellos los veteranos necesarios para que crezcan y aguanten los vaivenes. Y junto a ello, que quien dirige tenga clara la idea del que suma y el que resta. Entonces, es cuando salen las cuentas.
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