Así se entrena el Real Valladolid en Santiago de Chile
El ambiente que se respira entre los jugadores es de cordialidad y cohesión
Rubén García
Especial desde Santiago de Chile
Martes, 22 de julio 2025, 22:53
No hay pausa en la hoja de ruta. El Real Valladolid comenzó oficialmente su pretemporada en Chile con un primer entrenamiento vespertino de casi dos ... horas el mismo día que aterrizó en Santiago. Apenas hubo tiempo para deshacer maletas.
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En la sesión matinal del martes, el equipo se dividió en grupos para ajustar cargas y continuar con la activación. Pero no todo es físico: el balón también es protagonista en los entrenamientos, y son varios los ejercicios donde el entrenador Guillermo Almada empieza a esbozar su toque personal sobre lo que quiere que hagan sus futbolistas en el terreno de juego.
Las sesiones, más allá de algún pequeño susto en forma de resbalón por el estado del césped, se están desarrollando sin inconvenientes. El ambiente que se respira entre los jugadores es de cordialidad y cohesión, aunque las exigencias del cuerpo técnico son notables y el esfuerzo diario empieza a dejar huella en las piernas.
Los entrenamientos tienen lugar dentro del recinto del estadio Monumental David Arellano, en los campos formativos donde cada día centenares de niños colocolinos dan sus primeras patadas. Pero al fondo de las instalaciones, lejos del bullicio infantil, se ejercitan los protagonistas de la meseta castellana con la cordillera de los Andes como telón de fondo. Una imagen imponente: picos nevados a escasos kilómetros del corazón urbano de Santiago.
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A la entrada de estos campos anexos, un muro tatuado con el escudo de Colo-Colo y el nombre del estadio ya advierte que se pisa un lugar donde el fútbol no se juega, se respira. Un santuario presidido por la estatua de David Arellano, junto a unas inscripciones que recuerdan las gestas más gloriosas de «su equipo».
Posiblemente otra placa se sumará a ese homenaje: en la calle María de Molina, en Valladolid, el Ayuntamiento proyecta instalar un recuerdo permanente al fundador de Colo-Colo, fallecido en la ciudad tras un partido en la ciudad. Un gesto sencillo pero simbólico, que sellaría una historia que une a dos clubes —y a dos tierras— a través del respeto, el esfuerzo... y el fútbol.
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