Borja Jiménez, un entrenador «moderno y ambicioso» hecho a sí mismo
Sin ser futbolista, el técnico abulense llegó a Primera con el Leganés a base de trabajo: «Es muy analítico con los rivales»; el domingo regresa con el Sporting a Valladolid, donde dirigió al filial
Iván García
Gijón
Jueves, 16 de octubre 2025, 13:07
Se podría decir de Borja Jiménez (Ávila, 1985) que la suya es la historia de un currante en el mundo del fútbol que se ha ganado a pulso cada trabajo que le ha llegado. Sin un pasado destacado como futbolista, el abulense comenzó en el equipo de su tierra su andadura en los banquillos, cuando solo tenía 28 años. Del Real Ávila, tras cuajar un destacado papel jugando 'play-off' se fue al filial del Real Valladolid. Así comenzaría una meteórica progresión que lo llevó a dirigir el curso pasado al Leganés en Primera tras liderar el ascenso. Este domingo regresa a Valladolid, a Zorrilla, allí donde bien pudo plasmar su firmar en verano para ocupar el banquillo que ahora ocupa Guillermo Almada.
Dos ascensos a Segunda, con Mirandés y Cartagena, y el campeonato de Segunda con los pepineros avalan la trayectoria de un técnico camaleónico, capaz de adaptarse a las cualidades de sus jugadores y hacer funcionar a todo tipo de equipos. «Muy analítico con los detalles y muy trabajador, de dedicarle muchas horas al fútbol después de los entrenamientos», explica a El Comercio uno de los pesos pesados del vestuario del Deportivo de La Coruña que coincidió con él. «Explica y analiza muy bien los rivales y los entrenamientos», apunta.
El club gallego, en Primera Federación entonces, se encomendó a Borja Jiménez en verano de 2021 para volver al fútbol profesional. Su director deportivo aquellos años era Carlos Rosende. «Es un entrenador que ha demostrado en diferentes contextos que sabe sacar rendimiento a todo tipo de equipos», defiende Rosende, quien considera a Borja Jiménez como «una persona preparada, un entrenador moderno y ambicioso» y que a su juicio «reúne todas las capacidades para entrenar al Sporting de Gijón. De su paso por el Dépor solo puedo hablar bien. Mi valoración como entrenador suya es alta».
Braulio, Cata, y su primera oportunidad en Valladolid
A Borja Jiménez, que se reencuentra este domingo con el Valladolid en un duelo muy especial (José Zorrilla, 16:15 horas), su primera gran oportunidad profesional le llegó hace una década. Había sembrado para ello en el Ávila, llegando a pelear en una promoción por el ascenso a Segunda B. Y, como recuerda el propio Borja Jiménez, «pasó algo que tampoco imaginaba, pero que lo cambió todo». Braulio Vázquez y Cata, entonces máximos responsables de la dirección deportiva del club pucelano, le tenían el ojo echado. Así, en el verano de 2015, le ofrecieron entrenar al cadete del Valladolid y, además, formar parte de la captación: «Mi decisión fue darme una temporada para ver qué pasaba. Un año para perseguir mi sueño». El domingo vuelve a la casilla de salida, enfrentándose al equipo que fue su lanzadera al fútbol profesional. El partido tiene una razonable dosis de morbo por ese pasado de Borja Jiménez en Valladolid. Pero, también, porque su nombre encabezó la lista de técnicos favoritos de Víctor Orta para capitanear el proyecto para recuperar la categoría de Primera tras el descenso.
Antídoto del Barça de Flick
Mediáticamente, el foco puso a Borja Jiménez en la diana el curso pasado con su 'Lega' en Primera. Su equipo peleó por encima de sus posibilidades con una de las plantillas más limitadas de la categoría. Especialmente meritorios fueron los planteamientos del abulense contra los equipos grandes. Le complicó la vida al Real Madrid, derrotó al Atlético y asaltó el Lluis Companys para ganar al Barça de Hansi Flick 0-1. Su Leganés, a día de hoy, sigue siendo el último que dejó a los culés sin marcar en el mes de diciembre. Algo que no han conseguido ni Real Madrid, PSG, Inter de Milan o Atlético, entre otros.
Futbolísitcamente, Borja Jiménez maneja diferentes esquemas y propuestas. Si bien en sus proyectos en Coruña, al frente del Cartagena o en Miranda de Ebro lo hacían por su fútbol ofensivo, en Butarque fue capaz de gestionar la escasez de talento y construir uno de los entramados defensivos más sólidos de Segunda, logrando un ascenso impensable a principio de la temporada 2023-24. En la temporada pasada, empleó varios esquemas: 3-4-3, 4-4-2, 4-3-3.
Su Leganés murió en la orilla, a un punto de la salvación y peleando hasta la última jornada. El equipo pepinero valoró hasta el último día su trabajo y por eso no destituyó a uno de los dos técnicos que consiguieron ascender al Leganés a Primera División. El anterior había sido, casualidades del destino, Asier Garitano, el último inquilino del banquillo el Sporting antes de su llegada a El Molinón el pasado día 7.
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