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Aldecoa, con la camiseta del Real Valladolid, que defendió durante dos temporadas El Norte

Aldecoa, el fichaje más caro del Real Valladolid en la época del hambre

El club blanquivioleta pagó más de medio millón de pesetas en el año 1949 por el interior vasco

José Miguel Ortega

Sábado, 30 de septiembre 2023, 20:28

El Real Valladolid, pese al fichaje estrella de Helenio Herrera, se había salvado por los pelos del descenso en la temporada de su estreno entre ... los grandes, de modo que la directiva blanquivioleta estudió la propuesta que había planteado su secretario, Fernando Sanz San Antonio, para reforzar la plantilla empezando por contratar a Emilio Aldecoa, interior izquierdo del Atlético de Bilbao, que disputaba la titularidad en su equipo con Panizo.

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Emilio Aldecoa (Deusto, 1922) había sido uno de tantos niños vascos cuyas familias buscaron refugio en Inglaterra huyendo de la Guerra Civil española. Afincado en la pequeña localidad de Staffordshire, comenzó a trabajar con 15 años en una empresa eléctrica lo suficientemente importante como para tener su propio equipo de fútbol, en el que el «vasco» –así le llamaban sus compañeros– encontró un hueco para dejar patente su innato talento con un balón en los pies.

Tanto destacó Aldecoa que los informadores de los equipos grandes hicieron un seguimiento de sus progresos, hasta que el Wolwerhampton logró convencerle para fichar como profesional con apenas veinte años. Desde allí y ya con la II Guerra Mundial finalizada, pasó a las filas del Coventry City en donde brilló de tal manera que su fama llegó a oídos del At. Bilbao, que le hizo llegar una oferta tan interesante que el joven Emilio hizo las maletas sin pensarlo dos veces y regresó a su patria chica dispuesto a hacer realidad el sueño de jugar en el club de sus amores.

Paradójicamente, en Bilbao le llamaban el «inglés» no solo por los diez años que había pasado Inglaterra, sino también por el estilo de su juego que no iba a tener demasiadas complicaciones para encajar en el del conjunto de San Mamés. El problema fue que por entonces empezaba a fraguarse la mítica delantera –Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza– que tantos éxitos iba a reportar a los 'leones'. Al recién llegado le costaba ganarse la titularidad y solo cuando llegó como entrenador el británico Mr. Bagge disfrutó de una cierta continuidad que le sirvió para llegar a la selección nacional, disputando en mayo de 1948 un partido clasificatorio para el Mundial, frente a Irlanda.

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Hasta Valladolid llegaron los rumores de que Aldecoa no estaba contento en el 'Bocho' y entraron en contacto con él planteándole una oferta para cambiar la camiseta rojiblanca por la blanquivioleta. Una vez convencido el jugador había que llegar a un acuerdo con el Atlético –entonces Franco prohibió los extranjerismos, entre ellos el anglicismo de Athletic– y esta segunda parte del fichaje no resultó nada fácil.

Aunque inicialmente pidió un millón, las exigencias del club bilbaíno bajaron hasta un poco más de la mitad, una rebaja importante pero aún así mucho dinero para un Valladolid que solía estar siempre en números rojos. Medio millón largo de pesetas era una cantidad importante en aquellos tiempos del hambre y las cartillas de racionamiento, pero finalmente el presidente Juan Represa dio el visto bueno a la operación y Emilio Aldecoa se convirtió en el fichaje más caro que había realizado el Valladolid en sus 20 años de vida.

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En San Mamés había disputado Aldecoa 49 partidos oficiales con 9 tantos conseguidos, mientras que en Zorrilla los números del «inglés» mejoraron: 56 encuentros de Liga y Copa con 11 goles que llevaron su firma. Aquí fue titular indiscutible y dueño de la camiseta número 10 durante las dos temporadas que permaneció a orillas del Pisuerga, siendo uno de los siete jugadores blanquivioletas que fueron preseleccionados para el equipo nacional después de un gran triunfo sobre el At. Bilbao por 4-2.

Equipo que el Barcelona presentó en el viejo Zorrilla el 7 de octubre de 1951. De pie: Ramallets, Calvet, Escudero, Gonzalvo, Nicolau, Aldecoa y Mur (masajista). Agachados: Basora, César, Biosca, Segarra y Szegedy El Norte

Después vino el 'siete' del Atlético de Madrid y el seleccionador no contó con ninguno de los jugadores del Pucela, una lástima porque volver a la selección hubiera subido el caché de Aldecoa, que terminó fichando por los azulgranas.

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Pese a la indiscutible calidad de su juego, Aldecoa no consiguió ganar ningún título con los de San Mamés ni con los de Zorrilla, aunque llegó a disputar dos finales de Copa, una con cada equipo, y sin embargo con los de 'Las Corts' conquistó 3 Copas del Generalísimo, 2 Ligas, 1 Copa Latina y 1 Copa Eva Duarte. En su periodo barcelonista tuvo luces y sombras, siendo la segunda de sus tres temporadas la de mayor protagonismo, con 23 partidos, ya que después fue relegado ante el empuje y rendimiento de la inolvidable delantera azulgrana compuesta por Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón, inmortalizada por Serrat.

Ya veterano pasó sin dejar huella por el Sporting de Gijón y por el Girona, aunque en éste equipo sí lo hizo como entrenador, una faceta que también le trajo al Real Valladolid algún tiempo después, en la 1966-67, cuando su antiguo compañero Saso era presidente del club blanquivioleta y se encontró con el trágico imprevisto de la muerte del entrenador Pedro Torres sin haber comenzado el campeonato.

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Saso se acordó de Aldecoa, que estaba entrenando a un equipo inglés y mientras arreglaba su situación, Héctor Martín estuvo las tres primeras jornadas como interino hasta la llegada del 'inglés', que no solo no enderezó el rumbo del equipo, sino que en el colmo del infortunio sufrió la fractura de una pierna durante un entrenamiento y hubo de ser sustituido nuevamente por Héctor Martín, hombre de club que lo mismo servía para un roto que para un descosido.

Emilio Aldecoa, pese a su innata calidad como jugador que había triunfado en el futbol inglés, no llegó en el fútbol español tan lejos como se le suponía. En San Mamés' se encontró con Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, y en «Las Corts» con Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón, que le cerraron el paso, mientras que en Zorrilla, donde fue dueño de la camiseta número 10, solo estuvo dos temporadas. Eso sí, el Barcelona pagó más del medio millón de pesetas que le había costado al Valladolid.

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